¿La maldición de los recursos naturales?
Con
manifiestas excepciones América Latina ha venido consolidando, durante esta
última década, un modelo de exportaciones primarias. De acuerdo a un informe
del Banco Mundial de septiembre de 2010, más del 90% de los ciudadanos de la
región proviene de países exportadores de recursos naturales (lo cual incluye a
México en tanto exportador petrolero), más del 97% del PIB regional se origina
en tales países, 52% de las exportaciones regionales en 2008 derivaron de tales
productos y los siete mayores exportadores de los mismos obtuvieron ese año una
cifra récord cercana a los 400 millardos de dólares.
La situación anterior ha sido objeto de mucha polémica en la región. Algunos la
ven como una maldición mientras otros la visualizan como una oportunidad de
desarrollo. De lado y lado hay argumentos de peso. Dentro del primer grupo
están quienes afirman que ello se traduce en economías rentistas que estimulan
el facilismo y la dejadez. En el segundo se encuentran quienes insisten en que
la complejidad o el valor agregado derivados de los llamados
"commodities" no deben ser desestimados, argumentándose que su
desarrollo y comercialización internacional requieren de procesos complejos.
Este último planteamiento entra en consonancia con lo referido por el BM:
"Existe evidencia parcial pero muy consistente de que los países de
América Latina no sólo se están moviendo hacia productos de mayor sofisticación
y valor agregado en el área de los recursos naturales sino a la vez
desarrollando importantes enjambres y cadenas productivas en este sector"
(Latin America and the Caribbean's Long Term Growth: Made in China,
septiembre 2011).
El
primer grupo señala, a la vez, que los países con alta dependencia en los
recursos naturales ven aumentar el valor de sus monedas, lo cual encarece el
costo de exportación de sus manufacturas. Es la llamada "enfermedad
holandesa" la cual conduce a la desaparición creciente de la base
industrial, creando una espiral de dependencia en ascenso en relación a los
productos primarios. El resultado final serían economías que quedan a merced de
la alta volatilidad que caracteriza a este último sector. A ello el segundo
grupo responde diciendo que la dependencia en los recursos naturales
simplemente refleja una distribución internacional del trabajo basada en
ventajas comparativas. Si en base a ellas una economía crece, alcanza una
balanza comercial favorable, acumula importantes reservas internacionales y
brinda a sus consumidores el beneficio de importaciones de menores precios, los
beneficios superan ampliamente al costo derivado de la contracción del sector
industrial. De hecho, ésta fue la estrategia seguida por Chile con resultados
que constituyen la envidia de toda América Latina.
La
polarización existente en torno a este tema ha conducido incluso a que el BM y
la Cepal mantengan posiciones encontradas. Para el primero ha sido gracias a
los recursos naturales que América Latina ha podido enfrentar con tanta
fortaleza la crisis económica internacional. Para el segundo, en cambio, ello
nos está haciendo regresar a patrones de comercio internacional propios del
siglo diecinueve.
- 28 de marzo, 2016
- 23 de julio, 2015
- 5 de noviembre, 2015
Artículo de blog relacionados
Por Verónica Spross Siglo XXI La carestía de la vida es preocupante porque...
16 de abril, 2008El Nuevo Herald La sacudida se sintió en ambas orillas del Atlántico. La...
29 de mayo, 2016Por Juan David Escobar Valencia El Colombiano Además de su grado en Derecho...
11 de octubre, 2007- 17 de septiembre, 2008