La próxima fuga de cerebros
El plan de reforma migratoria del presidente
Barack Obama incluye un gran aumento de visas para estudiantes
extranjeros que se gradúen en ciencias e ingeniería, que planteará un
enorme desafío para China, India y Latinoamérica: los países emergentes
tendrán que ponerse las pilas para retener a sus mejores cerebros, o
sufrirán la mayor fuga de cerebros de la historia reciente.
La
competencia global para atraer talentos ya ha comenzado. Canadá,
Australia, Singapur, Brasil y Chile han aprobado recientemente medidas
para a atraer científicos, ingenieros y emprendedores de alta
tecnología. Ahora, si Estados Unidos —la economía más grande del mundo—
se suma a la carrera, la competencia global por profesionales altamente
calificados será feroz.
Así como ocurrió después de la segunda
Guerra Mundial, cuando el gobierno estadounidense atrajo a Albert
Einstein y a otros científicos europeos de primer nivel, Estados Unidos
se convertirá en un imán para una nueva generación de los mejores
cerebros del mundo.
Según un proyecto de ley bipartidista conocido
como el Acta de Inmigración-Innovación, Estados Unidos eliminaría las
restricciones a las visas de trabajadores graduados en Ciencias,
Tecnología, Ingeniería y Matemática en universidades estadounidenses, y
duplicaría el cupo de visas para inmigrantes altamente calificados,
incluyendo enfermeras y programadores de computación.
El proyecto
de ley, que probablemente pase a formar parte del plan de inmigración de
Obama, tiene muy buenas posibilidades de ser aprobado en el Congreso.
Ambos partidos coinciden en la necesidad de aumentar drásticamente el
número de visas de científicos e ingenieros extranjeros para ayudar a
que la economía estadounidense se haga más competitiva.
“Este es
realmente un gran paso adelante”, me dijo Vivek Wadhwa, un conocido gurú
de la innovación de Singularity University, y autor del reciente libro
El éxodo de inmigrantes, que afirma que
Estados Unidos se está perjudicando al no permitir que los graduados
extranjeros de sus universidades se queden en el país.
Hoy día,
casi todas las visas de Estados Unidos se conceden en base a los
vínculos familiares, y no a la profesión de los postulantes. En Estados
Unidos, sólo el 7 por ciento de las visas son otorgadas en base a las
capacidades profesionales, comparado con el 25 por ciento en Canadá, el
42 por ciento en Australia, el 58 por ciento en Inglaterra, el 80 por
ciento en Suiza y el 81 por ciento en Corea del Sur, según un estudio
reciente de la Sociedad Para una Nueva Economía Americana.
Según
el nuevo proyecto de ley de Estados Unidos, el número de visas para
extranjeros altamente capacitados aumentaría de las actuales 140,000
anuales a unas 280,000.
“La competencia por inmigrantes
calificados se está intensificando cada vez más”, me dijo Wadhwa.
“Antes, cuando la economía mundial dependía de las manufacturas, uno
necesitaba trabajadores. Ahora que la economía mundial depende de la
tecnología y la innovación, uno necesita científicos e ingenieros
calificados”.
Si Estados Unidos empieza a importar más científicos
e ingenieros, no sólo aumentará su primacía en el registro de patentes
internacionales, sino que también reducirá la necesidad de sus
multinacionales de instalarse en China, India y Latinoamérica, agregó.
Entonces,
¿qué deberían hacer los países latinoamericanos? Casi todos los
expertos coinciden en que los países de la región tendrán que producir
más y mejores científicos e ingenieros, y proporcionar un mejor clima de
negocios a sus sectores tecnológicos, para no quedarse atrás.
En
este momento, sólo alrededor del 14 por ciento de los estudiantes
latinoamericanos estudian ciencias e ingeniería, y no hay ninguna
universidad latinoamericana que figure en los principales lugares de las
mejores 150 universidades del mundo.
Además, pocos países de la
región – con excepciones, incluyendo a Chile y Brasil – dan grandes
incentivos impositivos o financiación para nuevas industrias
tecnológicas.
Chile, por ejemplo, ha lanzado la agencia Start-Up
Chile, que le da $40,000, oficinas gratuitas y visas de trabajo a los
emprendedores extranjeros con buenos proyectos, especialmente en alta
tecnología.
Mi opinión: Si los países latinoamericanos actúan con
inteligencia y se insertan en la nueva economía global del conocimiento –
por ejemplo, aumentando sus convenios de titulación conjunta con
universidades extranjeras, ofreciendo mejores condiciones de trabajo a
sus graduados en el exterior, y creando un clima de negocios más
amistoso hacia los inversores en alta tecnología – podrían beneficiarse
de la creciente competencia mundial por el talento.
Podrían
convertir lo que antes se llamaba “fuga de cerebros” en una “circulación
de cerebros”, tal como lo han hecho exitosamente China, India, Taiwan,
Corea del Sur y otros países.
Estos últimos se beneficiaron al
enviar a decenas de miles de sus mejores estudiantes a Estados Unidos, y
luego recibirlos de regreso en calidad de inversionistas, funcionarios
públicos o profesores universitarios.
Pero si los países
latinoamericanos se quedan con los brazos cruzados, probablemente
veremos la mayor fuga de cerebros de los últimos tiempos.
- 28 de diciembre, 2009
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