Ciudadanos de segunda
Los republicanos de la Cámara de Representantes
no parecen entenderlo: después de haber recibido una tremenda paliza de
los votantes hispanos en las elecciones de 2012, ahora quieren crear una
sub-clase de 11 millones de personas –en su mayoría latinos–, al
negarles a los inmigrantes indocumentados una vía hacia la ciudadanía.
El
martes, durante una audiencia sobre inmigración del Comité Judicial de
la Cámara Baja, el presidente del comité, Robert W. Goodlatte
(R-Virginia), sugirió que la propuesta del presidente Obama y de la
mayoría de los demócratas para conceder a los indocumentados un camino
hacia la legalidad es una idea “extrema”.
Goodlatte y otros
republicanos anti-inmigración de la Cámara Baja propusieron lo que ellos
describen como una postura intermedia: dar a los indocumentados un
estatus legal temporal, pero sin posibilidad de hacerse ciudadanos.
Aunque
todavía no se saben los detalles de los varios proyectos de ley de
reforma migratoria que se están redactando en el congreso, en líneas
generales hay tres posiciones acerca de qué se debe hacer con los
alrededor de 11 millones de inmigrantes indocumentados:
– Varios
republicanos de la Cámara Baja, como Goodlatte, apoyan una reforma
inmigratoria que le daría a los indocumentados un estatus legal
provisorio, que podrían renovar indefinidamente, pero que no incluiría
una vía de acceso a la residencia permanente, y a la ciudadanía.
–
Varios republicanos del Senado, incluyendo al senador Marco Rubio
(R-Florida) apoyarían una reforma inmigratoria que les conceda a los
indocumentados una “eventual” vía a la residencia permanente y la
ciudadanía, pero después de que se refuercen los controles fronterizos y
siempre y cuando los indocumentados cumplan una serie de requisitos.
Entre estos últimos, los indocumentados tendrían que ponerse últimos en
la fila de los que desde el exterior ya han pedido la tarjeta verde para
poder inmigrar legalmente.
– Obama y la mayoría de los
legisladores demócratas de ambas cámaras proponen darles a los
indocumentados una vía directa a la residencia permanente y la
ciudadanía si pasan la verificación de antecedentes, pagan una multa,
aprenden inglés, y esperan en la fila detrás de aquellos que intentan
inmigrar legalmente.
Según los grupos que apoyan una reforma
migratoria integral, el plan de Obama permitiría que la mayoría de los
11 millones de indocumentados acceder a la ciudadanía en alrededor de 12
años, mientras que con el plan de Rubio se tardarían 25 años.
Frank
Sharry, director de America’s Voice, un grupo pro-inmigración, dice que
la propuesta de los congresistas republicanos de negar una vía a la
ciudadanía es “una pésima idea”.
“En la historia norteamericana ya
tuvimos un ejemplo de lo que significa negar la ciudadanía: se llamó
esclavitud”, me dijo Sharry. “Eso es malo para Estados Unidos, malo para
nuestra cohesión social, malo para nuestra democracia”.
Quienes
critican a los congresistas republicanos dicen que generar una sub-clase
de residentes temporarios institucionalizaría los abusos laborales y
otras injusticias hacia los inmigrantes. Asimismo, una sub-clase de
indocumentados sin esperanzas de poder acceder a la ciudadanía alienaría
a millones de personas y elevaría la tensión social.
Francia,
que tiene millones de inmigrantes musulmanes sin acceso a la ciudadanía
francesa, ha sufrido en los últimos años violentos disturbios de parte
de jóvenes sin arraigo ni esperanzas.
“Cuando se impide que la
gente se integre a la sociedad, como en Francia, el país se encamina
hacia una sociedad bifurcada”, me dijo Ali Noorani, director del
National Inmigration Forum, otro grupo pro-inmigración. “Eso debilita a
los países a largo plazo”.
Los congresistas republicanos que se
oponen a un camino hacia la ciudadanía sostienen que su propuesta de un
estatus legal temporario y renovable es mucho mejor que lo que hay
actualmente, que es millones de gente viviendo en la ilegalidad.
Mi
opinión: Es cierto que la nueva postura de los congresistas
republicanos sobre la inmigración es una clara mejora respecto de la
posición anti-inmigratoria, anti-hispana y casi racista que muchos de
ellos defendieron durante la campaña electoral de 2012.
Pero crear
una sub-clase de no-ciudadanos no soluciona la crisis inmigratoria de
Estados Unidos: lo único que hace es patear el problema para adelante.
La
verdadera razón de los congresistas republicanos como Goodlatte para
oponerse a una vía a la ciudadanía es que – como quedo demostrado en las
elecciones de noviembre, en que el 73 por ciento de los hispanos votó
por los demócratas– la mayoría de los futuros ciudadanos votarían a los
demócratas.
Negar una vía a la ciudadanía para los indocumentados
solo postergará el problema, porque en diez o quince anos, los 11
millones de residentes temporales exigirán su derecho a votar, y a tener
plenos derechos.
Negarles ese derecho de por vida y desde ahora
no solo hará poco para ayudarles a los republicanos a recuperar el voto
latino, sino que sería moralmente cuestionable, y es una receta para
aumentar las tensiones sociales en el país.
- 28 de diciembre, 2009
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