Ciberguerra y ciencia ficción

Nominada al Oscar
por el mejor guión en ciencia ficción: El secretario de Defensa, Leon Panetta,
advirtió que “el próximo Pearl Harbor” podría consistir en un ataque
cibernético que hiciera “descarrilar trenes de pasajeros o cargados con
elementos químicos letales” y que existen “casos en los que los intrusos han
conseguido acceder a los sistemas de control” de diversas infraestructuras… La
película no es Star Wars VII. Es… ¡la administración Obama!
Según el Financial
Times, la Casa Blanca aprobaría una orden ejecutiva sobre seguridad cibernética
dadas las informaciones acerca de ataques informáticos chinos a medios de
comunicación – The New York Times, The Washington Post y The Wall Street
Journal– y otras empresas e infraestructuras del país. Aseguran, además, que la
guerra cibernética podría atacar al sistema financiero o a las redes de
transportes o de provisión de agua.
Personalmente,
la red mejoró mi seguridad. Las veces que he sufrido algún intento de fraude,
gracias a la web pude detectarlo, avisar al banco y frustrar el delito. Sin
intervención de la burocracia estatal, que hubiera complicado todo dando
oportunidad al delincuente. Twitter, por caso, habría sufrido el robo de datos
de 250,000 usuarios, y nadie se murió. Y ahora añadirían una verificación de
identidad de dos pasos, para mejorar la seguridad, donde el usuario que lo
prefiera debe introducir su contraseña y un código enviado a su correo o a su
teléfono cada vez que accede al servicio.
Hasta ahora,
sólo en una ocasión EEUU ha realizado una ofensiva informática, contra Irán,
que habría logrado bloquear el programa nuclear al introducir un virus
informático en sus sistemas, lo que demostraría que “la infraestructura se
puede destruir sin bombardearla ni enviar tropas”. No me consta que esto fuera
verdad, en cualquier caso, bastaría para esto un hacker pacifista.
Quizás una de
las claves de la cuestión es que las nuevas normas permitirían que las agencias
de espionaje (el Departamento de Seguridad Nacional, si es dentro de territorio
estadounidense), que les encanta espiar, accedan a redes informáticas
extranjeras con el objetivo de detectar posibles ataques. “Las reglas serán
altamente secretas, igual que los ataques con drones”, asegura el Times. Es que
la verdad solo ayuda al bien y perjudica al mal: de qué sirve un ejército
represor frente a una mosquita si esta pudiera anticipar sus movimientos.
Pero del otro
lado también dicen tonterías. Según Julian Assange, Facebook y Google “son
poderosos instrumentos de control… al poner en la red a todos sus amigos, sus
relaciones con ellos, parientes, relatando lo que están haciendo… Google sabe
esencialmente lo que uno está pensando y lo que pensó en el pasado… te conoce
más que tu madre”. Y qué si fuera cierto, solo los que tienen algo que esconder
deberían preocuparse.
Según The New
York Times, el Pentágono ha creado un nuevo mando cibernético y será de los
pocos sectores que aumente su presupuesto. Me parece que toda esta película se
resume en lo que han dicho los críticos más serios: que la ciber amenaza está
siendo exagerada por los contratistas y consultores que esperan
multimillonarias ganancias. Como cuando los políticos demagógicos hablan de
“justicia social” con tal de quedarse con los votos, el poder y los fondos que,
se suponía, iban a paliar la miseria.
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute, de Oakland, California.
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