Las FFAA chavistas, el mercado invencible
Según el
presidente de la Asamblea Nacional venezolana la "Fuerza Armada es
bolivariana", revolucionaria, socialista y chavista "…no es más que
el pueblo en armas…". Más claro no podía ser al remarcar la
oposición entre el estatismo, el chavismo, y el mercado que es el
relacionamiento pacífico y voluntario, entre las personas, que acuerdan sus
trabajos y actividades a través de los precios y tarifas.
O sea que el
mercado y lo violento son opuestos. El estatismo es, precisamente, el uso del
monopolio estatal de la violencia para imponerse sobre el mercado, sobre lo que
se daría natural y espontáneamente. Es la imposición de la
"autoridad" coactiva –personajes artificiales, con privilegios y
vocación de dominación enfermiza– que naturalmente no se daría.
Tan amante de
la violencia es el chavismo que, sin Chávez, el Gobierno convocó a
movilizaciones por el "día de la rebelión", aniversario del
levantamiento armado contra el presidente Pérez, el 4 de febrero de 1992,
"rebelión popular" liderada por el ahora "presidente
constitucional" quien aseguró que "Sin 4 de febrero, yo no estaría
aquí", de modo que no queden dudas.
Ahora, si
mercado y violencia son incompatibles y, por tanto, voltear violentamente a un
estatismo resulta incoherente, ¿cómo se desmantela a los sistemas anti-
mercado, violentos? ¡Con mercado! Que es el "arma" más eficiente y
definitivamente invencible. Quién no sabe que el mercado es capaz de
desmantelar cualquier dictadura –leyó bien: capaz de desmantelar cualquier
dictadura– desconoce lo que es y, por ignorancia, propone soluciones militares
que fortalecen a los estatismos.
Y, sin dudas,
este es el motivo fundamental por el cual la libertad no progresa más en el
mundo porque, por ignorancia, los mismos que dicen defenderla la atacan y
destruyen. La II Guerra Mundial, por caso, se hizo supuestamente para terminar
con las tiranías (la de Hitler) y salió el tiro por la culata, la libertad
quedó muy perjudicada: se estableció la URSS, el peor estatismo, y el más
poderoso, de la historia que promovió guerras y movimientos guerrilleros, de
los cuales algunos todavía subsisten en forma armada o "pacífica"
como los gobernantes nicaragüenses y argentinos.
Los estatismos
se autodestruyen porque la violencia destruye todo hasta llegar a sí misma.
Entonces, basta con respetar al mercado y dejarlos a su propia suerte para que
se terminen. Si hoy subsisten es por las ayudas externas de quienes no respetan
al mercado: por ejemplo, organismos surgidos de los impuestos coactivamente
obtenidos de las personas –multiestatales– como el FMI, el Banco Mundial, etc.,
se dedican a financiar estatismos y lo mismo los organismos estatales de
"ayudas" internacionales. Hace pocos años, Benjamin Powell y Matt
Ryan mostraron cómo EEUU, y sus socios en la OECD, han contribuido con ayuda
"humanitaria" al sostenimiento de los 20 peores dictadores del
planeta que recibieron US$ 55.000 millones.
La lista de
medidas contrarias al mercado que ayudan al estatismo es larga. La militar
(ergo, estatal) "guerra contra las drogas" sirve para financiar
grupos terroristas como las FARC. Bloqueos, trabas aduaneras, impedimentos
migratorios de personas y bienes son todas medidas estatales que impiden que el
mercado se expanda y penetre dentro de los estatismos, como el cubano cuyo
pueblo vive aislado del mundo.
El autor es
miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el
Independent Institute, de Oakland, California.
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