La ausencia de Chávez, un tema tabú en Venezuela
The Wall Street Journal Americas
CARACAS. – ¿Cuándo reaparecerá Hugo Chávez?
El domingo se cumplieron dos meses desde que el líder venezolano se instaló en Cuba para someterse a una operación por el cáncer que padece y cuyo tipo no se ha revelado. También se cumple un mes desde que se inició su nuevo período presidencial, que arrancó con el extraño espectáculo de una posesión de mando sin la presencia del mandatario. No se ha visto ni escuchado a Chávez, de 58 años, excepto por unos cuantos mensajes y decisiones políticas que supuestamente le ha confiado a su círculo íntimo para que transmita en Venezuela.
La prolongada ausencia de Chávez se hizo aún más evidente el viernes, cuando el gobierno tomó una importante decisión para abordar el alto gasto fiscal y la escasez de bienes básicos, como el azúcar y el aceite de cocina. Las autoridades anunciaron una devaluación del bolívar —que entraría en efecto, al menos de forma parcial, esta semana— de 4,30 por dólar a 6,30 por dólar.
Sin embargo, en momentos en que Venezuela lucha con lo que algunos economistas describieron como una inminente tormenta fiscal, marcada por una creciente inflación y estanterías de supermercados vacías, no hay señales de Chávez.
Los académicos dicen que no recuerdan un caso en el que el presidente haya desparecido por dos meses.
"Ni siquiera se me ocurre un precedente internacional para la ausencia de Chávez. Y nadie, ni siquiera en el resto de la región, dice nada", sostiene Christopher Sabatini, director senior de política de la organización Americas Society and Council of the Americas, con sede en Nueva York.
En la misma Venezuela, la ausencia de Chávez es un tema que todos se empeñan en ignorar. Sus simpatizantes dicen que el presidente está "luchando" para recuperar su salud y que sigue en funciones, y acusan a cualquiera que ponga en duda su regreso de golpista. Sus opositores, que no quieren ser criticados por atacar a un paciente de cáncer, también han evitado subrayar lo obvio: un palacio presidencial vacío.
Muchos analistas dicen que la devaluación de la moneda no ha logrado apaciguar los temores económicos y que es probable que dispare la inflación, posiblemente poniendo en peligro el control del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, o PSUV, si hiciera falta una nueva elección presidencial. Si los problemas de salud alejan a Chávez de la presidencia, la Constitución exige que se llamen a nuevas elecciones en un plazo de 30 días.
Incluso en medio de precios récord del petróleo, el gigante estatal Petróleos de Venezuela, o PDVSA, está perdiendo la batalla frente al gasto público, mientras sostiene la creciente deuda del gobierno. En la antesala de la reñida elección en octubre, Chávez repartió viviendas y electrodomésticos, al tiempo que mantuvo la gasolina más barata que el agua embotellada e implementó grandes incrementos en los sueldos y prestaciones del sector público.
Debido a que muchas de las empresas nacionalizadas, incluso PDVSA, han tenido un mal desempeño durante la gestión de Chávez, el ex oficial del ejército dependía enormemente de las importaciones para mantener sus promesas.
La generosidad de Chávez inundó la economía con el "bolívar fuerte", sin hacer nada para contener la inflación, que promedia una tasa anual de 23,4% desde 2003 y amenaza con superar 30% este año, según algunos economistas.
Con la devaluación, el gobierno espera reducir el creciente déficit presupuestario, que según algunas estimaciones se ubica entre 8% y 17% de la producción económica anual, y reactivar las importaciones al corregir una escasez de dólares causada por una paridad cambiaria fija sobrevalorada y acentuada por la ola de gasto público.
La idea es que los dólares que entren al país por las exportaciones de crudo ahora valgan más en la moneda local. Y que el suministro de dólares se estabilice y que evite que los importadores acudan al mercado negro, donde el bolívar se cotizaba a más de 18 por dólar.
La devaluación "nos permite alcanzar una mayor eficiencia y efectividad en el gasto público", dijo Ricardo Sanguino, presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, a la cadena de televisión Globovisión.
De todos modos, muchos se mantienen escépticos. Al decidir devaluar el bolívar, "el gobierno elige entre dos males, la inflación y la escasez, y ha optado por la inflación, que tiene un menor costo político", dijo Ángel García Banchs, director de la firma de consultoría Econométrica, en Caracas.
En Venezuela, fieles a Chávez se aferran a sus ideales. Defienden la "revolución bolivariana", si no es que al continuo dominio del PSUV, con la firma del presidente en un puñado de decretos y un par de cartas abiertas, supuestamente firmadas por Chávez, como prueba de que él sigue al mando.
"Han tratado de crear la ilusión de una presencia con esas cartas y decretos supuestamente firmados por el presidente. Pero esas no son pruebas", dice Milagros Socorro, una columnista premiada del diario de oposición El Nacional, de Caracas. "Su firma es exactamente la misma, aunque se supone que está muy enfermo. No sabemos nada y sospecho que las autoridades del gobierno no saben mucho más".
Chávez partió de Venezuela el 10 de diciembre y desde entonces ha estado enclaustrado en La Habana bajo la protección de su mentor y figura paterna, Fidel Castro, que asegura que recibe informes diarios del progreso del presidente venezolano. Chávez ha dicho que doctores en Cuba fueron los primeros en diagnosticar una formación cancerígena en su región pélvica en junio de 2011 y desde entonces ha realizado la mayor parte de su tratamiento médico en la isla comunista durante las dos reapariciones de la enfermedad.
Antes de irse de Venezuela para su cuarta operación para tratar el cáncer, del cual no se ha informado públicamente, Chávez ungió a su vicepresidente, Nicolás Maduro, como su favorito para ser el próximo presidente venezolano si se requirieran nuevas elecciones.
Expertos dicen que el PSUV ha elevado su presión sobre la oposición como una contraofensiva a cualquier comentario de vacío de poder, con Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, a la cabeza. El usual discurso agresivo se ha acentuado en las últimas semanas, empezando con una rencilla sobre qué lado tiene el derecho a usar una gorra con los colores de la bandera como símbolo. El candidato de la oposición, Henrique Capriles, la popularizó durante su infructuosa campaña electoral contra de Chávez el año pasado.
Los ánimos se caldearon aún más la semana pasada, cuando Cabello llamó al partido de Capriles, Primero Justicia, una mafia y afirmó que tenía pruebas de corrupción de varios diputados de esa bancada. Se abrió una investigación con algunos representantes del PSUV que pedían el arresto domiciliario de varios legisladores. En respuesta, uno de los diputados acusados denunció que Cabello había intentado chantajearlo para que cambiara de bando con la esperanza de aumentar la ventaja del partido en la asamblea. No hubo respuestas a llamadas a Cabello en busca de comentarios.
"El lenguaje utilizado en el sillón del gobierno se ha vuelto más acalorado y mucho más peligroso. Sirve como una plataforma para Maduro y Cabello para demostrar que tienen el poder en sus manos", dijo el diputado de la oposición Enrique Márquez. "Creo que hay un acuerdo tácito entre la oposición para darle al presidente un poco de tiempo para que regrese al país. Pero creo que el acuerdo está llegando a su fin"
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