La parábola del asteroide
Cada cierto tiempo los astrónomos encienden
nuestra imaginación anunciando que un asteroide rozará la Tierra. Hace
dos años, coincidiendo con el estreno de la película Melancolía,
en la que los protagonistas aguardan la llegada de una estrella que
podría provocar el Apocalipsis en el planeta, se informó de que un
asteroide se aproximaba. Su paso por nuestra galaxia apenas se sintió en
medio de los acontecimientos terrenales que cada día nos sobresaltan.
De
nuevo nos avisan de que una roca se acercará el viernes 15 de febrero y
se aproximará más que ninguna otra vez, pegada al aliento de nuestras
dudas existenciales. El asteroide, que ha sido bautizado como 2012 DA
14, tiene el tamaño de un edificio de oficinas y pasará cerca de
nosotros a una velocidad mayor que la de una bala. El ojo humano no
percibirá el momento en que la estrella coincida con nuestros destinos,
pero tal vez sintamos el ligero temblor del objeto que viaja sin rumbo
conocido, tan extraviado en el espacio sideral como nuestro propio
planeta. Descolgados y sin saber a ciencia cierta el propósito de esta
danza interplanetaria.
Los científicos aseguran que no hay por qué
preocuparse en esta ocasión porque la estrella pasará de largo. Sin
embargo, advierten, en el futuro sí podría darse el choque de dos
planetas. El nuestro y cualquier estrella vagabunda que acabe incrustada
en algún punto de la Tierra, convertida en una bola de fuego sobre
nuestras ciudades o campos. Los astrónomos nos dicen que podría pasar un
día de estos, sólo que no ocurrirá este 15 de febrero, cuando los
curiosos del mundo contemplen el fenómeno desde la ventana de sus
telescopios o simplemente bajo el cielo estrellado, a la espera del
escurridizo cometa que continuará su camino errante.
Fue hace un
año cuando un astrónomo español detectó la trayectoria del asteroide
2012 DA14. Desde entonces la comunidad científica ha estado esperando
este momento y ahora los mortales comunes nos sumamos a la expectación
que causa este visitante efímero como el mítico cometa Halley. Nos
dejamos fascinar por los mapas y animaciones de la NASA que ilustran la
inquietante cercanía del enorme cuerpo que tan sólo nos acariciará como
un suspiro. Una vez más nos salvamos de un cataclismo cósmico. Un choque
de planetas como los que tantas veces hemos visto en películas de
ciencia ficción. Sencillamente el 2012 DA 14 proseguirá su viaje a
ninguna parte y nosotros el nuestro, que también es incierto y se siente
minúsculo en la inmensidad de este hueco negro donde permanecemos
colgados como un imperceptible adorno de navidad.
Cuando los
científicos nos avisan de la proximidad de una estrella cuyo imprevisto
cambio de dirección podría hacer estallar la soledad de nuestro planeta,
no puedo evitar pensar en la trama de Melancolía,
ese singular filme de Lars von Trier que empleaba la metáfora de la
amenaza de un planeta para abordar el abismo de la tristeza. La visita
del huidizo 2012 DA 14 es la parábola de nuestra propia mortalidad. El
próximo 15 de febrero por un instante nos sentiremos menos solos.
© Firmas Press
- 23 de julio, 2015
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- 29 de febrero, 2016
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