Correa busca un triunfo contundente para afianzar su guerra contra la prensa
QUITO. – Al poco tiempo de asumir, en 2007, los marcó como el enemigo. "Bestias salvajes", les asestó. "Vamos a tomar medidas porque esto es un abuso", advirtió.
Fue la primera embestida de la larga guerra
que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, mantiene contra los
medios de comunicación privados, una ofensiva que se profundizará por
cuatro años más si gana las elecciones de pasado mañana.
El propio Correa sostuvo en un discurso de campaña,
hace un mes, que si es reelegido seguirá "defendiendo al pueblo contra
la prensa que desinforma y manipula".
Tendrá, además, una nueva y poderosa arma si su
partido, Alianza País, logra la mayoría parlamentaria en los comicios:
una ley de comunicación, que los principales medios privados advierten
como una amenaza a la pluralidad democrática.
Uno de los puntos más controvertidos de la ley, cuya
aprobación se ha demorado casi tres años en la Asamblea Nacional, es la
creación de un Consejo Nacional de Comunicación con potestad para
sancionar sobre los contenidos difundidos por la prensa. El oficialismo
quiere que el gobierno tenga representantes en ese cuerpo, lo que genera
suspicacias.
Pero la "ley mordaza", como la calificaron los medios,
es sólo una de las tácticas de la estrategia comunicacional de Correa,
que incluye el hostigamiento a los periodistas, la incautación de medios
privados y la creación de un multimedio público.
Tan abarcativa es la estrategia que el Comité de
Protección de Periodistas situó ayer a Ecuador en la lista de los países
con mayor número de ataques a la prensa en 2012. La organización dijo
que, en el país, el clima de libertad de expresión está "en severa
caída".
"Correa ha creado un cuasi monopolio gubernamental, con
cuatro diarios, cuatro cadenas de televisión y la utilización abusiva
de cadenas nacionales, llegando a manejar más del 75% de la audiencia de
televisión", explicó a LA NACION Jaime Mantilla, presidente de la
Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y director del diario
ecuatoriano Hoy, que, al igual que el resto de los medios impresos, no
podrá publicar hoy los cierres de campaña para no influenciar al
electorado.
Los ecuatorianos han visto 1365 cadenas nacionales
desde que el presidente asumió, en 2007, de acuerdo con la ONG
Fundamedios, una cifra que sólo supera el presidente venezolano, Hugo
Chávez.
"¡Gracias a Dios tenemos el cable! Correa interrumpe
los programas a cada rato con esas odiosas cadenas", dijo Pedro
Espinosa, de 35 años, mientras caminaba por las calles de Quito.
El presidente tiene también su propio espacio
televisivo, Enlace ciudadano, que además de ser transmitido en cadena
todos los sábados por la mañana durante tres horas se repite varias
veces en los canales de televisión incautados por el Estado, Gama y TC.
"Insulto ciudadano lo llamamos acá. Es una vergüenza,
el señor prepotente [Correa] se la pasa agrediendo", opinó Rita Valdez,
una abogada de 42 años.
Uno de los segmentos más cuestionados de Enlace
ciudadano es el dedicado a los medios, "La libertad de expresión ya es
de todos", donde el presidente desmiente noticias e insulta a
periodistas.
"Sicarios de tinta", "vírgenes", "reporteros majaderos [necios]" son sólo algunos de sus adjetivos preferidos.
Correa dejó en claro, además, que con su autoridad no
se juega. Esto lo sabe el diario El Universo, al que el presidente
demandó por 40 millones de dólares por supuestas injurias. También los
periodistas Christian Zurita y Juan Carlos Calderón, demandados por 10
millones de dólares por el libro El gran hermano , sobre los contratos ilegales de su hermano, Fabricio Correa, con el Estado.
Todos fueron perdonados por el presidente hace un año.
"Hay perdón, pero no olvido", aseveró el mandatario, en una clara
advertencia para el resto de los medios.
"Correa quiere eliminar el pensamiento crítico y evitar
la rendición de cuentas. Son requerimientos de su gobierno autoritario
de corte populista", sostuvo Diego Cornejo, presidente de la Asociación
Ecuatoriana de Editores de Periódicos (Aedep).
Según el periodista, la situación de la prensa
independiente se agravaría si Correa lograra la mayoría en la Asamblea
Nacional y se aprueba la ley de medios, porque "se instaurará un sistema
de censura previa de contenidos, controlados directamente por el
Ejecutivo".
Para el legislador opositor Paco Moncayo -candidato a
la reelección por el partido Ruptura 25-, "la ley responde más a un odio
irracional del presidente contra los medios de comunicación que a una
política justa". En la vereda de enfrente, Mauro Andino, de Alianza
País, y presidente de la Comisión de Comunicación del la Asamblea,
defendió el proyecto. "Esta ley garantiza el derecho a la libertad de
expresión porque democratiza el acceso a los medios, que en un 95% están
en manos privadas", dijo a LA NACION.
Al igual que la ley que impulsó el kirchnerismo, el
proyecto de Correa divide las licencias en tres partes: un 33% para los
medios privados, un 33% para el sector público y un 34% para los medios
comunitarios.
Las encuestas indican que Correa ganará en primera vuelta, pero no está tan claro si logrará la mayoría en la Asamblea.
La prensa está expectante y también los ecuatorianos.
"Hay un artículo [el 79] que obligaría a los canales de
cable a transmitir la cadena nacional. Es lo único que nos faltaba: el
hombre está en todos lados y va por más", resumió Jaime Urguiles, un
empleado de 50 años..
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