Congelamiento de precios en Argentina: ¿Qué pasará el día 61?
Supuestamente
el congelamiento de precios impuesto por el gobierno es por 60 días, así que
ahora todos se preguntan qué ocurrirá el día 61. Anticipo la respuesta y el que
tenga ganas que lea la fundamentación que sigue. El día 61 no se levantará el
congelamiento. En todo caso se profundizará.
¿Por
qué continuará el congelamiento de precios? En primer lugar porque está en el
espíritu del gobierno regular la economía. A cada distorsión que genera el
gobierno, le responde con otra regulación distorsiva más agresiva. En segundo
lugar por la dinámica del modelo económico. En 60 días ni por casualidad van a
poner orden fiscal y disciplina monetaria, así que la presión inflacionaria
“contenida” con el congelamiento será tan grande que no se animarán a
descongelar cuando llegue el día 61.
Veamos
el espíritu regulatorio del gobierno. A mediados de 2005 Lavagna ya había
intervenido en los precios de los lácteos y Página 12 anunciaba medidas
parecidas para las carnes rojas https://bit.ly/Yw9SO3.
Recuerdo a Néstor Kirchner diciendo que los productores ganaderos no iban a
lucrar con el hambre del pueblo argentino y por eso limitaban las exportaciones
de carne. Hoy hacer un asado cuesta una fortuna.
A
los controles sobre lácteos, carnes y trigo le siguieron otros como el caso de
los pollos. Ya no recuerdo si fue Felisa Miceli o algún otro que se sentó en el
sillón de ministro de Economía, que dijo que el gobierno no controlaba precios
sino que controlaba rentabilidad de las empresas. Luego vino Moreno y empezó
con los aprietes y más controles y llegamos ahora con este congelamiento de
precios.
Con
las importaciones hicieron lo mismo. Empezaron con las declaraciones juradas de
necesidades de importación, nombre ridículo si los hay porque nadie jura no
tener necesidad de importar, después establecieron otra regulación más y,
finalmente, las importaciones terminaron dependiendo del humor con que se levanta
Moreno cada día.
El
cepo cambiario tuvo una trayectoria similar. Comenzaron con el pedido de
autorización a la AFIP. El argumento era que la AFIP tenía que revisar la
capacidad contributiva del comprador para justificar la compra de dólares. Otra
ridiculez porque la AFIP no puede controlar el ejercicio en curso y, además,
solo tiene información de la capacidad contributiva del ejercicio anterior que
no necesariamente tiene que ser igual al que está en curso. En el ejercicio
anterior el comprador de dólares podía no tener capacidad de compra, pero en el
que está en curso sí. Pero bueno, para qué gastar tiempo en explicar lo
inexplicable. Lo concreto es que los controles para la compra de dólares fueron
cada vez más estrictos hasta que prohibieron totalmente la moneda
norteamericana y todas las otras porque, según Kicillof, los dólares son para
invertir y no para darse lujos. Luego se supo que el secretario veranea en el
exterior.
Los
ejemplos anteriores solo pretenden mostrar que lejos de ir levantando las
regulaciones o de establecerlas transitoriamente, el gobierno las transforma en
permanentes y las hace cada vez más duras. Es decir, no retrocede en los
disparates. Los confirma y los acentúa. La razón para acentuar los controles es
que nunca corrige los problemas de fondo. Solo trata de disimularlos con
regulaciones, prohibiciones y controles. Al no resolver los problemas de fondo,
siempre tiene que terminar regulando con mayor intensidad para seguir
escondiendo los resultados económicos.
Ahora
bien, veamos la dinámica. El BCRA sigue expandiendo dinero a un ritmo del 35 al
40 por ciento anual. Esa expansión monetaria es, en gran medida, resultado del
déficit fiscal. Decía antes que difícilmente en 60 días el gobierno vaya a
poner orden fiscal y disciplina monetaria, más bien incrementará el gasto y la
emisión para financiar su populismo de cara a las elecciones.
Al
seguir emitiendo, Moreno tendrá que controlar no solo los precios de los
supermercados, sino también los de las empresas que abastecen a los
supermercados. El razonamiento es muy sencillo. Si el supermercado vende un
producto a $ 10 y luego tiene que pagar $ 15 por reponerlo, pierde su capital
de trabajo. De manera que los supermercadistas le dirán a Moreno que controle a
los que les venden los productos.
Moreno,
creyéndose todo poderoso, llamará a las empresas que producen los bienes que
les venden a los supermercados y les dirá que también les congela los precios.
Pero, por ejemplo, el que produce lácteos le dirá a Moreno: mirá, a mí me aumentó
el transporte y los envases para fraccionar la leche. Andá a hablar con el del
transporte y los envases. Entonces Moreno irá a hablar con el que transporta
los lácteos y le dirá que le congela los precios. Pero el transportista le
dirá: a mí me aumentó el seguro, los repuestos del camión y la nafta. Entonces
Moreno irá a hablar con las compañías de seguro, la de repuestos para camiones,
con las petroleras, con Moyano, si es que lo atiende, y con el que fabrica el
sachet para vender la leche. Y éste último le dirá: mirá esto es un plástico
derivado del petróleo, andá a hablar con Mahmud Ahmadineyad, el presidente de
Irán por el tema del precio del petróleo. Probablemente Moreno frene ahí porque
ese tema lo está tratando Timerman en su magistral tratado por el atentado a la
AMIA.
En
definitiva, dado que el déficit fiscal continuará por el populismo del
gobierno, es inevitable que el Central siga generando inflación. Como Moreno
cree que los precios suben cuando en realidad la moneda se desvaloriza, tendrá
que congelar todos los precios de la economía. Si tiene éxito en congelar todo,
paraliza la producción y genera un fenomenal desabastecimiento porque nadie
querrá perder su capital de trabajo. Si no tiene éxito, la inflación seguirá su
curso, unos precios subirán más que otros e igual habrá desabastecimiento y
racionamiento de productos.
Por
eso, llegado el día 61, lo más probable es que lo veamos a Moreno luchando
contra todos los sectores productivos para congelar los precios, estableciendo
más regulaciones. Además, si el día 61 liberara los precios, las remarcaciones
serían fenomenales para hacer un colchón antes que el gobierno vuelva a
congelar los precios.
En
síntesis, el día 61 vamos a ver una economía más regulada, ahogada la
producción, con desabastecimiento de productos y mucho, pero mucho malhumor
social y dudo que vayamos a ver un descongelamiento de precios, porque eso
sería la racionalidad económica, algo que no forma parte del modelo
Nac&Pop.
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