La escasez de productos básicos vuelve a afligir a los venezolanos
CARACAS-Un día cualquiera, decenas de personas merodean
en los pasillos traseros del mercado de Quinta Crespo tratando de
obtener un codiciado polvo blanco. Los distribuidores lo venden
furtivamente a precios inflados, sin perder de vista a los efectivos de
la Guardia Nacional en patrulla, que los pueden arrestar.
Pero lo que se está intercambiando no es una sustancia
ilegal, sino harina de maíz, utilizada para preparar la icónica arepa
venezolana.
Venezuela está sufriendo la mayor crisis de
abastecimiento de alimentos y bienes de consumo en casi cuatro años, y
comprar harina y otros artículos básicos como carne, azúcar, aceite de
cocina y papel higiénico se ha convertido en una auténtica odisea. Hasta
cuesta hallar medicamentos como los inhaladores contra el asma.
Los líderes empresariales dicen que la explicación es
simple: los controles cambiarios adoptados en 2003 para impedir las
fugas de capital también complicaron la importación de bienes, mientras
que la fijación de precios máximos, medida expandida a finales de 2011,
no cubre los costos de producción.
Los economistas aseguran que la escasez causada por
estos factores fue exacerbada por el gasto excesivo durante la campaña
de reelección del presidente Hugo Chávez el año pasado.
El desabastecimiento se ha transformado en el desafío
más reciente del gobierno, en un momento en que enfrenta la
incertidumbre política provocada por la ausencia de más de seis semanas
de Chávez, quien se recupera de un cáncer en Cuba.
El índice de escasez del banco central, que mide el
porcentaje de productos ausentes de las estanterías, saltó 16,3% en
diciembre para alcanzar su nivel más alto desde mayo de 2008 debido a
controles de precios que eran demasiado bajos, sugieren varios
economistas. "Aquí tienes que conocer a alguien, conocer a la gente
adecuada, para conseguir lo que uno quiere", dijo Antonio González, un
trabajador de 22 años en una panadería que hace poco buscaba provisiones
en Quinta Crespo.
Pese a los letreros de neón en las tiendas que anuncian
que el azúcar y la harina están agotados, González asegura que algunos
venden a clientes preferentes dispuestos a pagar entre 30% y 90% por
encima de los niveles regulados por el Estado.
Es improbable que los ingredientes se destinen a
productos de precios controlados, como los panes que cuestan 3 bolívares
(unos 70 centavos de dólar). Lo más factible es que sean utilizados en
productos no regulados como panecillos rellenos de queso o jamón, que
pueden costar más de 20 bolívares.
Numerosas panaderías en la localidad más acomodada de
Chacao han impuesto límites de dos baguettes por persona. Muchos
supermercados recuerdan a los clientes que pueden adquirir un máximo de
dos paquetes de aceite para cocinar o harina de maíz, productos cuyos
precios están regulados. Las largas colas para comprar los bienes
racionados son frecuentes.
Empresas Polar, la mayor envasadora y distribuidora de
alimentos de Venezuela, señaló en un reciente informe que el costo de
comprar maíz blanco, una de las materias primas que utiliza en su
popular harina de marca P.A.N, estaba 50% por encima de los precios
máximos fijados por el gobierno.
El gobierno reconoce la reciente ola de escasez, la que
atribuye a una inusual alza en el consumo de alimentos en enero, así
como a acaparadores y especuladores, a quienes acusa de tratar de
desestabilizar su proyecto socialista.
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