México está de moda, salvo en México
CIUDAD DE MEXICO. – Durante una visita a México la
semana pasada, me sorprendió la sonrisa escéptica con que muchos
mexicanos reaccionan ante los artículos que están saliendo en la prensa
internacional vaticinando que México será la próxima estrella de la
economía global, y que ya ha llegado “el momento de México”.
Durante
las últimas semanas han salido una serie de artículos en algunos de los
principales medios internacionales anunciando que México eclipsará a
Brasil, y tal vez a India y China, como la nueva potencia del mundo
emergente.
La semana pasada, la prestigiosa revista Foreign Affairs publicó un articulo de portada bajo el título de “México Triunfa”. Poco antes, el 26 de enero, el New York Times había publicado un artículo de opinión titulado: “México: la nueva China”.
El Financial Times
de Gran Bretaña, publicó un extenso artículo en enero titulado:
“México: el Tigre Azteca”. A fines del año pasado, la revista británica
The Economist había publicado un
artículo titulado “El ascenso de México”, y yo había hecho mi humilde
contribución a este coro de optimismo con una columna del Miami Herald
titulada: “México con viento a favor”.
Hasta hace pocos meses,
casi todos los medios internacionales habían estado publicando titulares
escalofriantes sobre la violencia en México, y sobre los 60,000 muertos
en la guerra contra las drogas de los últimos seis años.
¿Cómo
se explica este súbito cambio en la imagen de México? Quizás México sea
el nuevo niño mimado de la prensa internacional no tanto por mérito
propio, sino porque Brasil, China e India están creciendo más
lentamente. La economía mexicana creció 4 por ciento el año pasado,
mientras que la de Brasil creció el 1 por ciento.
Además, los
periodistas muchas veces somos como pájaros sentados sobre un cable
telefónico: una vez que uno levanta vuelo, todos levantan vuelo.
En mi visita a México, encontré un escepticismo generalizado sobre el enamoramiento de la prensa internacional por México.
“Después
de tantos años de un crecimiento económico mediocre, sigue habiendo un
sentimiento de frustración”, me dijo el encuestador Ulises Beltrán,
director de la encuestadora BCG.
Según la última encuesta de
Beltrán, sólo el 46 por ciento de los mexicanos cree que los próximos
cinco años serán mejores, comparado con el 56 por ciento a principios
del 2006.
La confianza de la gente ha crecido un poco desde que
el presidente Enrique Peña Nieto asumió la presidencia en diciembre,
pero el 66 por ciento dice que la situación económica de México es
“regular” o “mala”.
Durante un panel en el que participé en Ciudad
de México la semana pasada, cuando le pregunté a un público de
alrededor de 500 personas si eran optimistas con respecto al futuro de
México, sólo la mitad de la gente levantó la mano. Y casi todos los
analistas políticos reaccionan con una mezcla de cautela y humor a los
pronósticos optimistas del extranjero.
Comentando sobre el titular del “México: Tigre Azteca” del Financial Times, el columnista Sergio Sarmiento, del diario Reforma,
escribió que “en el campo de la metáfora, no podemos olvidar que el
tigre es un animal que no existe en nuestro país. Quizás por ello nunca
podremos ser un tigre azteca”.
Mi opinión: México no es una “nueva
China” ni un “Tigre” de la economía mundial, al menos todavía no. Pero
no hay duda de que hay una constelación de factores positivos que actúan
a su favor, como no hemos visto en décadas.
La recuperación
económica de Estados Unidos ayudará a las exportaciones de México; la
probable reforma inmigratoria estadounidense legalizara a millones de
mexicanos que conseguirán empleos mejor pagos y enviarán miles de
millones de dólares adicionales a sus familiares en México, y el alza de
los salarios en China ya está haciendo que cada vez más empresas
multinacionales se muden de China a México.
Igualmente importante,
un pacto político firmado el 2 de diciembre entre los tres principales
partidos políticos de México podría materializar las muy postergadas
reformas educativa, energética y de telecomunicaciones que tanto
necesita el país.
La aprobación, la semana pasada, de una enmienda
constitucional que permitiría la evaluación de los maestros, junto con
el muy publicitado arresto de la todopoderosa líder del sindicato de
maestros Elba Esther Gordillo, podrían indicar que Peña Nieto está
seriamente decidido a impulsar estas reformas.
Pero para que “El ascenso de México” se convierta en realidad, los mexicanos tendrán que empezar a creerlo ellos mismos.
Hasta
hora, Peña Nieto ha hecho un buen trabajo de convencer a los
extranjeros de que México está en ascenso, pero ahora tendrá que hacer
lo mismo en casa, para que la autoestima de los mexicanos crezca, tal
como ha ocurrido en Perú y Colombia en los últimos años. Si los
mexicanos no están convencidos, “el momento de México” no durará
demasiado.
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