Lo que no cuentan de Hugo Chávez
La muerte del Hugo Chávez humano ha dado paso al nacimiento del Hugo
Chávez mítico: una versión falaz e insolente del dictador bolivariano,
despojada de sus atrocidades y abarrotada de supuestas virtudes que lo
ubican, como todo mito de esta naturaleza, en el pagano altar de los
ídolos políticos.
El poder simbólico de la muerte es de inimaginable vigor en las
sociedades humanas. La muerte nos fascina, nos sensibiliza, sacude eso
llamado empatía que nos permite ponernos en el lugar del otro, como
rezan algunas teorías sociales y psicológicas. Paradójicamente, la
muerte muchas veces nos acerca a quien ya no tiene existencia terrenal
y, precisamente por esto, contribuye a la emergencia de los mitos
políticos.
La muerte tiene el poder de borrar historias y crear historietas.
Sepultar hechos y construir fantasías. Otorgar plenarias indulgencias y
amordazar visiones alternativas. En definitiva, censurar verdades y
alentar mentiras. Todo ello, en presunto “honor” del difunto, por
supuesto. Ejemplos argentinos en la historia reciente sobran. Ernesto Che
Guevara, de asiduo fusilador a exponente de la “lucha por los Derechos
Humanos”. Néstor Kirchner, de corrupto matón multimillonario a fetiche
“nacional y popular”. Ambos viven hoy, pero en remeras de algunos
fanáticos. La muerte evidentemente todo lo puede.
¿Pero quién murió realmente el pasado 6 de marzo de 2013 (descontando
que ésta haya sido la verdadera fecha de su muerte)? La pregunta es
válida, en tanto y en cuanto el nacimiento del Chávez mítico no tardará
en pervertir la verdad histórica del bolivariano dictador.
En términos políticos, murió un caudillo profundamente
antidemocrático que, fracasado en su intentona golpista del 4 de febrero
de 1992 contra el presidente democrático Carlos Andrés Pérez (intentona
que dejó un saldo de más de 20 muertos y decenas de heridos), entendió
que la democracia debía ser destruida desde adentro. En 1999, habiendo
obtenido el poder mediante formas democráticas, Hugo Chávez activó
entonces su plan para fagocitar la democracia desde su interior,
socavando la independencia de poderes; destituyendo caprichosamente a
incontables jueces y colocando a dedo a otros que le fueran funcionales;
controlando celosamente la Asamblea General; obstaculizando el actuar
de la oposición; violentando la libertad de expresión a niveles
insoportables, y destruyendo instituciones vitales para el
funcionamiento sano de toda democracia.
Así las cosas, aquel cuyo poder tuvo un origen democrático, en su
ejercicio se volvió un dictador, pues reunió en su persona la suma del
poder público y pronto se convirtió, además, en un enemigo declarado de
los Derechos Humanos. Cabe mencionar que Hugo Chávez fue denunciado nada
menos que por la Human Right Watch (Informe 2008) y por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en su informe de 2009
subrayó que el dictador Chávez “criminaliza a los defensores de los
Derechos Humanos, judicializa la protesta social pacífica y persigue
penalmente a los disidentes políticos”. La dictadura chavista, que acabó
retirándose de la CIDH en la OEA, no se privó de tener sus numerosos
presos políticos y sus exiliados. Un caso interesante es el del político
opositor Alejandro Peña Esclusa, quien padeciendo cáncer fue
encarcelado a partir de un sucio trabajo de los grupos de inteligencia
de Hugo en 2010. Esta terrible enfermedad que soportaba el preso
político, naturalmente empeoró en prisión, y las presiones de organismos
de Derechos Humanos sólo obtenían indiferencia por parte del chavismo
que gozaba de la situación.
A este veloz recorrido por el legado político de Hugo Chávez, debemos
agregar que su gobierno ha sido considerado el más corrupto de toda
América Latina por el prestigioso ranking que hacen los expertos de
Transparencia Internacional. Es de conocimiento público la fortuna que
han hecho los políticos del “socialismo del Siglo XXI” y sus amigos
(conocidos como “boliburgueses”), incluyendo al mismísimo difunto y a su
familia por supuesto. La Venezuela bolivariana también ocupa el último
puesto del Índice de Desarrollo Democrático de América Latina (2012),
que si bien no incluye a Cuba en su ponderación, habla a las claras del
proceso dictatorial que introdujo Hugo Chávez en el país de Bolívar, a
pesar de su origen electoral.
En términos económicos, murió un pésimo administrador que, más
preocupado por repartir prebendas y desarrollar su sistema clientelar,
descuidó una inédita posibilidad que tuvo Venezuela de modificar su
ineficiente estructura económica. Esta posibilidad estuvo dada por la
exponencial alza del precio internacional del petróleo, que es
prácticamente lo único que exportan los venezolanos. El día que Chávez
ganó las elecciones, el barril de petróleo costaba 9 dólares; en 2011 ya
estaba en 160 dólares. Estamos hablando de un incremento de casi el
1800% de aquello que representa el 96% del ingreso por exportaciones del
país. En 14 años de gobierno chavista, se estima que ingresaron 980.000
millones de dólares por petróleo (de los cuales varios millones se
usaron para financiar la dictadura castrista y organizaciones
terroristas como las FARC) gracias a factores que nada tienen que ver
con la habilidad en el manejo de la economía, sino con una coyuntura
internacional dada. Si aquel número no le dice mucho, considere que
Estados Unidos destinó en su Plan Marshall para la recuperación de 18
países, la suma de 12.741 millones de dólares.
Sin embargo, y a pesar de este inédito viento de cola, Venezuela
continúa desindustrializada, en permanente crisis energética, importando
prácticamente todo de afuera, y padeciendo una inflación que está entre
las más destructivas del mundo casi llegando al 30%.
En los últimos años han cerrado más de 107.000 empresas, que
constituyen un 15% del total. Y es que la libertad económica en
Venezuela ha sido coartada casi al extremo. El último informe anual de
Libertad Económica en el Mundo, del prestigioso Fraser Institute, señala
que los venezolanos tienen el país menos libre de las 144 naciones
computadas. En el Índice 2013 de Libertad Económica de la Heritage
Foundation, Venezuela aparece en el puesto 174 sobre 176 países
considerados. Junto a Cuba, el país de Hugo Chávez es el de menor
seguridad jurídica de todo el continente y, por lo tanto, el peor para
invertir.
En términos sociales finalmente, murió un belicista que, mientras
militarizaba a la población, introducía la discordia y la división
social. Arguyendo descabelladas hipótesis de conflicto como una “guerra
asimétrica” contra los Estados Unidos, Hugo Chávez armó y entrenó a más
de 25.000 milicianos irregulares en una suerte de escuadrón de la muerte
llamado “Guardia Territorial”. Además, conformó los “Movimientos
Bolivarianos Revolucionarios” que, con una impronta casi guerrillera,
controlan los barrios al estilo de los “Comandos de Defensa de la
Revolución” de Fidel Castro. Todo esto, sin contar la reserva militar de
500.000 civiles dispuestos a enfrentarse contra “el imperialismo”
(conflicto armado que sólo estaba en las esquizofrénicas neuronas del
dictador bolivariano) que anunció allá por 2005, o la militarización de
niños en las llamadas “guerrillas comunicacionales”.
Semejante militarización irregular, división social y fanatismo
político, hacen hoy de Venezuela uno de los países más inseguros del
mundo, con una tasa de 73 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Murió Hugo Chávez. Recordémoslo como verdaderamente fue:
políticamente, un enemigo de la democracia que consiguió destruirla
desde su interior; económicamente, un pésimo administrador con suerte
que desperdició una posibilidad inédita de desarrollar a Venezuela; y
socialmente, un militarista desquiciado que quiso pergeñar un Estado
policíaco en permanente paranoia, y acabó fragmentando a toda una
sociedad que ahora, sin el caudillo, armada y fanatizada, espera por
tiempos más violentos aún.
Agustín Laje es autor del libro “Los mitos setentistas” y co-autor de “Plumas Democráticas”.
- 23 de enero, 2009
- 21 de septiembre, 2015
- 29 de diciembre, 2024
Artículo de blog relacionados
Por Eli Bravo El Universal Estas elecciones gringas son diferentes a las dos...
25 de octubre, 2008- 9 de septiembre, 2010
CNN Expansión 1 - General Motors Ranking en las 500 de Fortune: 9...
17 de julio, 2008El Nuevo Herald Culminó un ciclo en Chile. La victoria de Sebastián Piñera,...
22 de enero, 2010