A propósito de Chávez: la vida es vida
Como
católico, me ensañaron que Dios es infinitamente misericordioso y debemos
imitarlo, perdona absolutamente todo, y debemos perdonar lo mismo. Deseo,
entonces, que Hugo Chávez "vaya al cielo". En cuanto al hombre
público vale decir que seguramente, más tarde o más temprano, del mismo modo en
que lentamente Perón va desapareciendo, será olvidado –sobre todo en esta era
"cibernética" donde cuenta la Web y todo pasa rapidísimo- porque está
probado que, afortunadamente, el hombre tiene una memoria selectiva que olvida
lo malo y recuerda lo bueno.
Un
líder que "dirigió" un país en base a regulaciones y todo tipo de
imposiciones forzadas, basadas en el monopolio de la violencia (en la
violencia) que se arroga el Estado, es algo malo que merece olvidarse.
"Obviamente, Cristina (Kirchner) está muy angustiada", aseguró el
embajador argentino en Venezuela. Dejando de lado el comprensible dolor de los
familiares por la pérdida física, lo cierto es que la angustia no es ni
comprensible ni sana.
"El
sufrimiento no es necesario" escribió con razón Claudio María Domínguez.
"Naciste en una cultura que te enseñó a sufrir… Estas enseñanzas
provinieron de la mente-ego que desea que vivas en permanente conflicto, que la
vida te duela, que veas todo muy complicado y difícil". Esta cultura
basada en la violencia, y su monopolio que se arroga el Estado, para imponer
una "organización social", impone aquello que el o los líderes
políticos deciden -bien intencionados o no- que es "bueno" para la
sociedad aunque no lo quiera, por eso lo imponen vía poder policial, como el
pago de impuestos.
Estas
imposiciones llegan a extremos como las autoridades de Arabia Saudita que
pretendían ejecutar a siete jóvenes por robos, cuya decapitación y crucifixión
finalmente fue suspendida. Este año, en este país, ya se ejecutaron 17 personas
y en 2012 fueron decapitados 76. En tanto Cuba arrestó a 504 opositores en
febrero, 140 más que en enero. En los últimos meses, más de veinte reclusos
fallecieron debido a las malas condiciones en las cárceles de Cuba.
Es
un gran engaño aquello de que el sufrimiento fortalece. "El sufrimiento no
tiene sentido, nunca,… pues no es la voluntad de la Vida, de Dios… sino del
ego, de una falsa idea acerca de que es necesario sufrir para crecer…
disponemos de una mente divina y presente para elegir vivir amorosamente en vez
de vivir permanentemente en conflicto", remata Domínguez. Lo que contrasta
con la permanente conflictividad de los políticos y su incasable búsqueda de
enemigos y chivos expiatorios.
En
una obra cumbre del cristianismo, "Las
Tres Edades de la Vida Interior", R. Garrigou–Lagrange, O.P.,
dice: "el primer hombre, por su pecado (…) nos transmitió una naturaleza
caída, privada de la gracia y herida. Sin caer en las exageraciones de los
jansenistas, preciso es reconocer (…) que venimos al mundo con la voluntad
alejada de Dios", pero nunca la de Dios alejada de la nuestra. Y aclara que
el jansenismo es una deformación pesimista de la idea cristiana exagerando la
idea del pecado original "hasta el extremo de decir… que el hombre
durante toda su vida debe hacer penitencia…". El Catecismo católico (n.
420) no deja dudas: "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia".
Que
no queden dudas, la vida es para gozarse y festejarse permanentemente,
cualquier otra cosa es un engaño y de muy mal gusto.
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute, de Oakland, California.
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