Cinco escenarios en Venezuela
Casi todas las encuestas revelan que el
presidente interino venezolano Nicolás Maduro probablemente gane las
elecciones del domingo gracias a un proceso electoral injusto en el que
el gobierno controla gran parte de la programación televisiva, pero —aun
cuando gane— el futuro de Maduro es sombrío.
Si la mayoría de las
encuestas están en lo cierto y Maduro gana, a pesar de que el candidato
opositor Henrique Capriles está remontando en lo sondeos de opinión
pública, todo dependerá del margen con que gane el candidato
gubernamental, y de si Capriles admite su derrota. Esta vez, puede que
no lo haga.
A juzgar por lo que me han dicho venezolanos bien
informados, hay cinco escenarios principales de lo que puede ocurrir
después de la elección del domingo para elegir al sucesor del fallecido
presidente Hugo Chávez. Aquí van, sin orden de preferencia:
–
Primer escenario: Una clara victoria de Maduro, y seis años de gobierno
madurista. Maduro, el heredero designado por Chávez, gana por más del 10
por ciento de los votos, y gobierna con cierta legitimidad de origen.
Su
victoria concluyente no le deja a Capriles más opción que conceder, y
las quejas del candidato derrotado sobre un proceso electoral
fraudulento —en el que el gobierno no sólo ha controlado casi todos los
medios, sino que también ha comprado votos e intimidado a la oposición—
suenan como excusas de un perdedor.
Globovisión, la última cadena
televisiva crítica del gobierno, es silenciada después de su reciente
venta a empresarios cortesanos del gobierno. Venezuela se convierte
progresivamente una dictadura electa.
Segundo escenario: Una clara victoria de Maduro, seguida por el caos a mediano plazo.
Maduro gana por más del 10 por ciento de los votos, pero su gobierno
implosiona durante los próximos dos años por una combinación de la
inflación más alta de Latinoamérica, la incapacidad de mantener los
subsidios estatales con el estancamiento de los precios del petróleo, y
las divisiones internas de la corruptocracia chavista.
Hay
protestas en las calles, y los militares se niegan a disparar contra los
manifestantes pese a la reciente afirmación del ministro de defensa
Diego Molero de que el ejército es “anti-imperialista, socialista y
chavista”. Grupos paramilitares atacan a los manifestantes, provocando
una reacción internacional y obligando al gobierno a convocar a
elecciones adelantadas.
Tercer escenario: Una victoria no tan
clara de Maduro, seguida por un período de calma antes de la tormenta.
Maduro gana por el 5 por ciento de los votos, y Capriles se queda
callado, negándose a admitir su derrota.
Cuba, que micro-maneja a
Maduro y quiere estabilidad en Venezuela a toda costa para poder seguir
recibiendo sus subsidios petroleros, recomienda a Maduro reanudar su
diálogo con Estados Unidos para normalizar la situación interna.
Pero
a medida que la economía venezolana se derrumba, Maduro necesita un
chivo expiatorio, y resucita sus teorías conspirativas de que Estados
Unidos inoculó el cáncer a Chávez, y que Washington quiere matarlo.
Venezuela entra en un período de inestabilidad, en el que Maduro convoca
elecciones anticipadas.
Cuarto escenario: Una muy cuestionable
victoria de Maduro por un 2 por ciento de los votos, que Capriles
denuncia inmediatamente como fraudulenta.
Maduro declara su
victoria el domingo, pero los opositores salen a las calles para
protestar por lo que consideran una elección robada. El hecho de que el
gobierno no ha permitido la presencia de observadores internacionales de
la Organización de Estados Americanos o la Unión Europea – sólo
"visitantes’’ de la UNA SUR, que tienden a simpatizar con el gobierno—
provoca aún más dudas sobre los resultados electorales.
Maduro
reprime a los manifestantes, pero las escenas de violencia provocan una
gradual pérdida de legitimidad del gobierno, que acelera la implosión
del régimen.
Quinto escenario: Gana Capriles, y el gobierno de Maduro no tiene más remedio que aceptar su derrota.
Tal como ocurrió en Nicaragua en 1990, cuando la oposición derrotó
inesperadamente al régimen sandinista que ganaba en las encuestas, un
victorioso Capriles asume el poder.
Pero, con casi todas las
otras instituciones gubernamentales en manos de chavistas y obligado a
tomar medidas impopulares de austeridad, Capriles se ve obligado a
formar un gobierno de coalición.
Mi opinión: No me sorprendería si
vemos el tercer o cuarto escenario en Venezuela, o sea una clara
victoria de Maduro con un período de calma antes de la tormenta, o una
victoria no tan clara de Maduro que marque el principio del fin de la
fiesta petro-populista de los años chavistas.
En cualquier caso,
si gana, Maduro deberá enfrentar un futuro sombrío. Heredará una
economía que se cae en pedazos, cortesía del despilfarro y la
incompetencia que han dejado a Venezuela aún más petro-dependiente,
menos industrializada y con peores niveles educativos que antes, pese a
haberse beneficiado de la mayor bonanza petrolera de la historia
reciente.
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