Que el presidente Obama desoiga a Reagan
Es
llamativo cómo, con tanto potencial nuclear, EEUU no puede terminar con una
banda de zarrapastrosos talibanes. Buscarán cualquier excusa, los amigos del
armamentismo insistirán en cualquier argumento inverosímil, desconociendo que
la realidad de la vida dice que son mucho más fuertes las fuerzas morales que
las armas nucleares que no pueden terminar, ni siquiera, con una banda de
terroristas cuasi analfabetos.
Pero
hablando de guerras, en lo que va de 2013, en Venezuela se produjeron más de
3.400 homicidios, superando a muchos conflictos militares. ¿Cuál es la chispa
para semejante incendio? Analizando los países por índices de "libertad
económica" se observa que, en general, los más libres (según la Heritage
Foundation, 1 Hong Kong, 2 Singapur, 3 Australia…) son los que menos
homicidios tienen, mientras que los menos libres (174 Venezuela) son los que
más asesinatos tienen que soportar (Hong Kong 0.2 cada cien mil habitantes por
año, Singapur 0.3, Australia 1 y Venezuela 45.1).
Es
lógico porque, la falta de libertad significa que el Estado, haciendo uso del
monopolio de la violencia que se arroga, impone regulaciones sobre el mercado,
la sociedad, que impulsan más violencia. Por aquel principio metafísico, según
el cual, toda acción produce una reacción igual. Aunque el hombre, haciendo uso
de su razón (por eso se distingue) puede advertir que ciertas reacciones no son
buenas y evitarlas. De aquí que la violencia estatal no siempre es respondida
del mismo modo, aunque siempre destruye.
Leyes
coactivas como las del salario mínimo (y otras), impiden que trabajen los que
menos ganarían provocando desocupación, mientras que los impuestos coactivos,
que se derivan hacia abajo como aumento de precios o baja de salarios, provocan
miseria. Y cuando la miseria es grande, grande es la tentación a buscar dinero
en el delito. Como en Venezuela. Así, la solución no es aumentar las fuerzas de
represión lo que, al contrario, aumentaría el gasto y, por tanto, los impuestos
y la miseria. La solución pasa porque el gobierno derive menos violencia sobre
el mercado en forma de regulaciones coactivas.
Pero
en los países "libres" también se cuece violencia. El representante
Doug Lamborn (R-CO), copresidente del Grupo de Defensa Antimisiles, se inspira
en Reagan que argumentaba que un escudo defensivo como el IDE (una combinación
de sistemas con base tanto en tierra como en el espacio) ciertamente libraría
al mundo de los misiles nucleares. Obama ha incrementado la defensa antimisiles
a la vez que recortaba el programa Standard Missile-3.
Para
los cazadores de brujas como Jordan Harms, "Incluso después de la caída de
la URSS, los enemigos de EEUU siguen actuando… como tan bien expresó Reagan,
‘Mantenemos la paz mediante nuestra fortaleza; la debilidad sólo invita a la
agresión'". Esta es una cruda manifestación de primitivismo racionalista y
materialismo que no cree que las fuerzas morales son, realmente, mucho más
poderosas que las armas.
Estos
nostálgicos de la violencia no entienden que, al igual que en el mercado
interno, en el plano internacional la solución es la misma: desregular el
mercado internacional empezando por borrar fronteras y aduanas que impiden la
libre inmigración y la entremezcla entre pueblos. Y que, por el contrario, el
gasto militar que se solventa con impuestos, solo trae miseria.
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute, de Oakland, California.
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