Un mercado sin fronteras para la educación universitaria
"Nada tiene más potencial para transformar la educación superior que
los MOOCs, cursos masivos en línea, plataformas que han sido
desarrolladas por universidades como Stanford y MIT, y compañías como
Coursera y Udacity" sostiene Thomas Friedman, columnista del New York Times.
Los MOOCs (massive open online courses) han roto el paradigma de la
universidad tal como lo conocíamos. La industria de la educación
universitaria ha comenzado a parecerse a otros sectores donde lo global y
transnacional es la norma. Mientras por siglos la educación fue tratada
como un bien doméstico, no transable, hoy se ha vuelto un bien
comercializable a través de países y regiones. La educación online o
virtual existe hace mucho tiempo en América Latina, con el Instituto
Tecnológico de Monterrey como uno de los principales líderes, además del
Instituto SENA o la Universidad Nacional en Colombia, y la Universidad
de Brasilia o la Luterana en Brasil. Pero el surgimiento de los MOOCs,
de la mano de las principales universidades del mundo, ha contribuido a
darles legitimidad y credibilidad a las carreras y títulos.
Algunos analistas sostienen que estamos ante un "momento Napster" en
la industria, haciendo alusión a cómo aquella compañía transformó en su
momento la manera en que la música era distribuida y compartida,
impactando para siempre a la industria de la música. Pero otros dicen
que este es más bien un "momento Netflix", aludiendo a que las
Universidades están todavía en control de su contenido, mientras lo que
se encuentra en pleno cambio es la forma en que llegan a sus clientes.
No queda claro todavía cómo terminarán de moldearse los MOOCs, cuál
será el modelo que asegure su sustentabilidad económica, cómo se
acreditarán las carreras, pero con seguridad traerá mayor competencia a
la industria, menores precios y una oferta más variada.
Pero tal vez la novedad más llamativa es que llevará a la industria a
un modelo que no tendrá fronteras ni en la producción ni el consumo.
Hasta ahora la educación como bien transable lograba un alcance muy
reducido, atado a la necesidad entre otros de movilizarse físicamente a
otra ciudad o país para poder consumirla. Los recientes MOOCs están
resquebrajando esta realidad.
En América Latina, las cifras de graduación universitaria siguen
siendo bajas, donde los estudiantes provienen de una población que solo
el 50% de los alumnos se gradúan de secundaria.
Las tasas de graduación universitaria más altas corresponden hoy a
países desarrollados, donde más de 30 jóvenes cada 100 en edad para
graduarse han obtenido un título universitario. En Argentina
son menos de 14 jóvenes cada 100, un número inferior al de Panamá,
Brasil, México, Chile y Cuba. Será difícil expandirlo si no se incorpora
tecnología en el sector.
Estos cambios no sólo están transformando el mercado de la educación
universitaria sino que también impactarán en el rol de los profesores,
dándoles oportunidad de llegar a muchos más alumnos. Tal fue el caso de Udacity,
fundada por Sebastian Thrun, profesor de Stanford que al verse impedido
de expandir sus cursos fuera de los créditos de la universidad decidió
crear y lanzar su propia plataforma de enseñanza virtual para ponerla al
alcance global de manera gratuita, con miles de estudiantes basados en
más de 15 países.
Los MOOCs en Estados Unidos están enseñando
a más de 2.4 millones de alumnos en más de 200 cursos de 33
universidades, americanas e internacionales. Los más destacados son Coursera, una alianza que hoy alcanza a más de una veintena de universidades, EdX, lanzada en conjunto por la Universidad de Harvard y el MIT, y Udacity.
Como siempre en la incorporación de tecnología a la educación, Brasil ha tomado la delantera en la región, con ejemplos como Veduca,
con mas de un millón de estudiantes, y una capitalización de $740,000
liderada por Mountain do Brazil y otros 500 start-up brasileros que se
sumaron también a esta innovación.
Si bien el formato final que adquirirán los MOOCs está todavía por
definirse, ya han generado una gran contribución a la educación. Por un
lado, estimulando el debate público sobre la necesidad de introducir
tecnología y cambiar el modelo de la universidad tradicional. Por otro,
obligando a las universidades que quieran preservar su sustentabilidad, a
adoptar una estrategia online y enfocarse en incorporar estas nuevas
tecnologías.
- 23 de julio, 2015
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