Jefferson y la esclavitud

Por Guillermo
Arosemena Arosemena

El Expreso de Guayaquil

El
presidente Correa, en su réplica a Adam Namm al tratar de insinuar que Estados
Unidos no es adalid de libertades, afirmó que Thomas Jefferson era esclavista.
Quien ha estudiado la historia de ese país, conoce muy bien que Jefferson
siempre se opuso a la esclavitud y la llamó "depravación inmoral". Él
consideró que la esclavitud era la mayor amenaza a la sobrevivencia de la nueva
república y contraria a las leyes de la naturaleza, por tener todos los seres
humanos derecho a la libertad personal.

En
el enlace se encuentran todos los escritos y pensamiento de este prohombre. Jefferson
elaboró proyectos de leyes encaminadas a prohibir importar esclavos africanos y
posteriormente otras para acabar la esclavitud en ciertos estados. Jefferson,
en la época que vivió, tuvo ideas avanzadas respecto a la esclavitud, pero
consideró que la raza blanca era superior a la negra y pensaba que la
esclavitud no podía abolirse de la noche a la mañana en todos los Estados.

Jefferson
tuvo como concubina a Sally Hemings, esclava negra de su propiedad, quien le
dio seis hijos. Él murió en la pobreza, tuvo que vender su hacienda Monticello
para pagar deudas. Para ayudarlo económicamente, el Gobierno compró su
biblioteca y con ella creó la Biblioteca del Congreso, actualmente formada por
numerosos edificios; es monumental repositorio de información histórica de
Estados Unidos y resto de países; junto con la Biblioteca del Reino Unido son
las más grandes del mundo.

Hay
una contradicción entre el afán que tiene el Gobierno de educar al ecuatoriano
y la conducta que muestra en sus relaciones diplomáticas. Educación tiene que
ver con cultura y valores. El lenguaje usado en el manejo de nuestra diplomacia
no es de personas graduadas en universidades prestigiosas, parecería que los
estudios universitarios no han servido para manejarse adecuadamente en el
convivir entre personas civilizadas. Diplomacia tiene que ver con respetar la
opinión, no tener doble discurso, expresarse como hablan los diplomáticos, no
criolla ni despectivamente.