Entrevista a Guy Sorman
Como economista
"shumpeteriano" como se define, califica a las crisis como normales,
dentro del proceso de innovación en el que está basado el capitalismo. "Si
las innovaciones no funcionan, sobrevienen crisis". Son parte del sistema.
Sorman no tiene inconvenientes en reconocer errores de la profesión y hasta de
criticar a Paul Krugman y a Joseph Stiglitz. "Los economistas honestos
nunca hacen una predicción", sostiene.
Periodista: Usted suele decir que
cada vez que desembarca en Ezeiza, no sabe con qué país se va a encontrar. ¿Con
qué se encontró ahora?
Guy Sorman: Cuando llego siempre la gente en la
Argentina está con exceso de algo. Pero esta vez hay un exceso de excesos. Y se
habla de totalitarismo, del fin de la república. Creo que es una
sobrerreacción; puedo estar equivocado, pero por primera vez escuché un
vocabulario de una suerte de guerra civil. No sé si está basado en la realidad
o si es sólo una percepción, pero el nivel de agresividad es nuevo. También me
sorprendió que la organización de la oposición esté peor que nunca. Muy
dividida. No es un análisis muy profundo. Es sólo mi percepción.
P.: Está en línea con otra de las
frases de su último libro, que si la Argentina fuera mujer, no sería esposa,
sino amante.
G.S.: Es que con
una esposa usted puede tener una vida predecible, organizada. Con una amante,
todo es exceso, desorganización y nada es predecible. Entonces creo que la
Argentina es exactamente, utilizando una metáfora, una amante. Es impredecible,
un poco histérica y no se puede predecir. No se puede organizar nunca. O decir
que estarán juntos para siempre.
P.: ¿Ve otros amantes en el mundo?
G.S.: La Argentina es la única. Con un
amante el mundo está OK. La Argentina tiene lo mejor y lo peor. Buenos Aires es
una gran ciudad, ahora tienen al Papa. Lo peor es lo desorganizado de la vida
política, la ausencia del respeto a las leyes, la economía inestable, todos
buscando un rápido retorno de la inversión, nadie hace una inversión esperando
un retorno a 5 o 10 años. Es como una amante. Cuando le da dinero, se compra
joyas. Se gastará todo lo que se le dé. La naturaleza ha dado a la Argentina
una gran cantidad de recursos, pero siempre se está pensando en gastarlos al
día siguiente. La soja es atractiva porque tiene un retorno inmediato.
P.: ¿Diría que la soja es una
maldición?
G.S.: Sí, en cierta manera. Es como el
petróleo en Arabia Saudita y el gas en Rusia. Trae altos y rápidos retornos en
la inversión y se es dependiente totalmente del mercado mundial. Todo lo que
pase en los mercados internacionales, si China e India se desaceleran que es lo
que está pasando ahora, puede tener a los precios de la soja divididos por dos.
El típico caso de los recursos naturales. Trae dinero al país pero al mismo
tiempo es extremadamente peligroso porque lo limita, no hay diversificación;
por ello en el largo plazo puede ser un desastre, claro.
P: Habló del papa Francisco. ¿Qué
análisis hace de su designación? Hay un giro en el Vaticano? ¿Una
modernización?
G.S.: Modernización no sé si es la
palabra correcta. Creo que hay un cambio en el centro de gravedad en el
Vaticano. El centro de la Iglesia Católica no es más Europa. El centro de
gravedad es Latinoamérica y África si se mira al mapa del catolicismo. El papa
es la expresión de dónde los católicos están. La Iglesia está cambiando y el
papa es un espejo del cambio de la Iglesia. También el cambio es en el mensaje
de la pobreza que puede ser percibido como modernización pero, para mí, más
allá de los distintos significados que pueda tener la palabra, es un cambio
hacia dónde los católicos están. Es significativo que el primer viaje que haga
el papa sea a Brasil, porque Brasil es la tierra de la conquista. La Iglesia
Católica casi desaparece en Brasil porque la Iglesia Evangelista la ha
superado.
P: ¿Para Ud. es marketing?
G.S.: Es difícil aplicar a cualquier
iglesia palabras que surgen de otros terrenos. Todo depende de si usted es
creyente o no. Si no lo es, puede decir que es marketing. O puede decir que es
por motivos geopolíticos. Pero si es creyente, es porque Dios lo decidió. No
soy creyente pero no trato de proyectar nunca en la Iglesia Católica u otras
iglesias mi propio pensamiento y mi propio vocabulario. No diría nunca
márketing o motivos geopolíticos porque es una falta de respeto a la gente que
tiene diferentes pensamientos.
P: Yendo a Europa, ¿puede decirse
que quedó todo atrás ya?
G.S.: La crisis terminó. El término crisis
europea es confuso. ¿Es el euro, la eurozona, o la situación de algunos países?
Si se divide en esas tres áreas, respecto a la primera de ellas, el euro nunca
estuvo tan fuerte como ahora. La crisis lo hizo. Es más estable y predecible
que el dólar. El BCE tiene como meta la estabilidad de precios. En EE.UU., la
Reserva Federal utiliza precios estables y pleno empleo. Respecto al segundo
punto, estamos más cerca de una federación política que nunca. Esto es una
consecuencia involuntaria de la crisis. Lo que tenemos y aun no hemos resuelto
es la deuda pública en ciertos países como Grecia, Chipre, España, Italia y
quizás Francia,. Lo bueno es que hay consenso en lo que hay que hacer. Hay que
reducir gastos, reformar el sistema de bienestar para recuperar el crecimiento
y el pleno empleo. En Francia tenemos el único gobierno socialista de Europa y
reconoce también que hay que reducir gastos. Hay una revolución intelectual.
Europa es este contraste.
P: ¿No observa que hay un cambio
quizás permanente de que los países emergentes ganan mas peso en la economía
mundial?
G.S.: No. Para mí y
para cualquiera, que los países emergentes hayan tenido hasta ahora esta
performance es una fuente de satisfacción. En primer lugar hay millones de
personas que salieron de la pobreza. Se pensaba que iban a estar en la pobreza
para siempre. Otro buena noticia y es mas ideológica es que se están
recuperando gracias al libre mercado y libre comercio. Para mí es un sueño
hecho realidad. Pero en Brasil hay una tendencia a dar pasos hacia atrás. El
gasto público está creciendo rápidamente; hay una cierta clase de populismo que
aún está ahí; la nueva presidente está menos orientada al mercado y es más
populista que Lula. Y se ve en el crecimiento de Brasil que se está
desacelerando. Lo mismo sucede en India, Pareciera que los líderes en estos
países no entendieron lo que hicieron bien. Estoy muy preocupado por Brasil e
India. Lo mismo China que está en punto de quiebre para ver si va a una
economía innovadora o no. EE.UU. está totalmente recuperado. Mejor que nunca.
Este siglo será americano.
P: ¿No piensa que la profesión de
economista, quizás fruto de las crisis, se devaluó en los últimos años? ¿O que
hay una tendencia a predecir eventos, cual si fueran gurúes o adivinos?
G.S.: Los economistas honestos nunca
hacen una predicción. Lo que podemos predecir es que si una estrategia
económica es realmente mala, tendrá malos resultados. Podemos predecir que si
se cierran fronteras, se destruye a la propiedad privada o se imprime dinero,
los resultados no serán grandes. Años atrás, en la Argentina y en Brasil decían
que cerrar fronteras era bueno para la economía. Es como un medico cuando habla
de los efectos de beber o fumar. Lo que pase en los mercados, no lo sabemos y
no podemos predecirlo. La profesión está trabajando bien. Tiene personas en el
medio como Krugman o Stiglitz que no se sabe si son expertos o economistas,
Para mi dejaron la profesión económica y están en otro terreno. Periodistas con
Premio Nobel quizás. Krugman ya no es considerado un economista. Es un
columnista.
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