La OEA y la marihuana
Los presidentes latinoamericanos que respaldan la
despenalización de la marihuana ganaron una gran victoria diplomática
cuando la Organización de Estados Americanos (OEA) dio a conocer un
informe pocos días atrás en el que incluye esa medida como una de varias
opciones para reducir el narcotráfico y la violencia en la región.
El
informe de la OEA, de 400 páginas y titulado “El problema de la droga
en las Américas” había sido encargado por los países latinoamericanos en
la Cumbre de las Américas del año pasado, celebrada en Cartagena.
Aunque
el reporte no hace recomendaciones concretas, incluye explícitamente la
despenalización de la marihuana entre los posibles escenarios que se
pueden dar en Latinoamérica en el futuro próximo. En otras palabras,
pone esa opción sobre la mesa, en lo que probablemente sea la primera
vez que una organización internacional considera la despenalización del
consumo de marihuana como una estrategia válida.
El informe pide
“mayor flexibilidad” en las políticas anti-drogas, y señala que “hay
tendencias que tienden a la despenalización o legalización de la
producción, la venta y el uso de la marihuana”. Y agrega que “tarde o
temprano, habrá que tomar decisiones en esta área”.
Por el
contrario, el informe dice que la despenalización o legalización de
otras drogas mas duras, tales como la cocaína, no sería una buena idea.
La marihuana no es más dañina que el alcohol o el tabaco, explica, pero
no es el caso de la cocaína y otras drogas.
En una entrevista, el
secretario general de la OEA José Miguel Insulza me dijo que el informe
tan solo presenta escenarios, y "trata de no inclinarse por ninguna
variante".
Pero añadió que existe un acuerdo generalizado entre
los expertos que participaron en el estudio en que hay que tratar a las
drogas ilícitas como un problema de salud y no como un problema de orden
público o delictivo, un argumento clave de los defensores de la
despenalización.
“Si una persona está enferma, no se la manda a la
cárcel”, me dijo Insulza. “Tiene que tener un tratamiento especial.
Tienen que tratarlo como una persona que tiene una grave adicción, que
tiene que superar".
El informe de la OEA sale a la luz después de
que varios presidentes latinoamericanos, incluyendo a los de Colombia,
Guatemala, México y Uruguay, han pedido cambios en la “guerra contra las
drogas” respaldada por Estados Unidos en las últimas décadas, que ha
dejado una secuela de decenas de miles de muertes en los últimos años.
Esos pedidos se han intensificado desde que los estados de Colorado y
Washington aprobaron el año pasado el uso recreativo de la marihuana.
Varios
ex presidentes, tales como Fernando Henrique Cardoso de Brasil, César
Gaviria de Colombia, Ricardo Lagos de Chile y Ernesto Zedillo de México
—miembros de la Comisión Global sobre Política de Drogas, un grupo no
gubernamental — celebraron el contenido del informe de la OEA.
En
una entrevista aparte, Gaviria me dijo que aunque el informe de la OEA
no apoya abiertamente la despenalización o legalización de la droga,
“acabó con el tabú de que no se puede hablar sobre estos temas" y
"legitimó el debate".
El informe de la OEA —que, dicho de paso, es
tan enredado y está tan mal escrito que resulta difícil quedarse con un
muchas ideas claras después de leerlo— se debatirá en la Asamblea
General de la OEA que se celebrará en Guatemala en junio.
El
estudio podría poner en marcha un proceso diplomático que podría llevar a
revisiones en las convenciones de las Naciones Unidas que declaran
ilegales a varias drogas. La Asamblea General de la ONU tiene programada
una Sesión Especial sobre Drogas en 2016.
Mi opinión: No estoy
seguro de que, por ahora, la legalización de todas las drogas sea una
gran idea en Latinoamérica. Eso haría que muchos gobiernos que ya son
corruptos pasen a controlar una industria de miles de millones de
dólares, y que se corrompan aún más.
La legalización puede
funcionar en Holanda, o en otros países con instituciones fuertes, pero
no sé si sería lo más recomendable en Guatemala, Honduras y otros países
con instituciones débiles. Me temo una legalización generalizada podría
llevarnos a terminar peor de lo que estamos.
Pero despenalizar el
consumo de marihuana podría ser un paso conveniente. En vez de mandar a
la cárcel a los fumadores, llenando las cárceles con jóvenes que allí
son reclutados por criminales, podríamos usar esos fondos para lanzar
campañas masivas para que la gente no consuma drogas.
En ese
sentido, el informe de la OEA es un paso en la dirección correcta. La
"guerra contra las drogas” de Estados Unidos no está funcionando —a tal
punto, que el propio gobierno del presidente Obama ha dejado de emplear
esa expresión— y hay que buscar nuevas alternativas, cautelosamente,
para ver si funcionan.
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