Un culto a la naturaleza
Un
artesano de renombre mundial me explicó que, para crear rosas, desarmaba una
flor real, la copiaba pétalo a pétalo y luego la armaba… Pero, enfatizó, no
hay artista en el mundo que copie tanta belleza… la mejor obra de arte,
infinitamente mejor, es lo natural.
Idili
Lizcano estudió filosofía, metafísica (la esencia de la naturaleza).
"Admiro a los presocráticos… entendieron la fusión del hombre con la
naturaleza", dice. La metafísica más difundida, debido a la Iglesia Católica,
es la aristotélico-tomista que afirma que el universo está ordenado (la
naturaleza tiene un orden espontáneo: el sol sale a horas preestablecidas,
etc.), que existe un orden (creado por Dios). El hombre es parte y, al ser
sociable, configura un orden natural social que, desde la economía, es el
mercado natural. Y lo que contraría ese orden es violencia que, precisamente,
es una fuerza extrínseca que desvía el desarrollo espontáneo.
Lizcano
fundó Alquimia hace 28 años para hacer alta cosmética con elementos naturales,
en más de 20 lugares como Hong Kong, Praga, Malasia, EEUU y pronto París,
Singapur y China, con fieles como Penélope Cruz. No pretende convertir plomo en
oro, sino "demostrar que se puede crear riqueza desde la naturaleza,
amándola y respetándola". Ahora la empresa factura más de € 5 millones.
Hacer riqueza desde lo natural es la única manera porque, en la medida en que
violemos al cosmos, lo estamos destruyendo.
En
el mercado natural la única forma de ganar dinero es sirviendo a los
consumidores, de modo que compren el producto. Pero cuando se introduce
violencia, por ejemplo, con policía aduanera que les elimina la competencia
extranjera a los empresarios amigos, se perjudica directamente al consumidor
que no puede obtener productos importados y se instituye el que sea más
negocio, para el empresario, hacerse amigo del funcionario que dirime la
violencia, antes que servir al mercado.
Con
la particularidad de que la violencia siempre, por muchas "leyes" que
la respalden, finalmente, queda dirimida arbitrariamente (egoístamente,
soberbiamente) por la persona que "empuña el arma", que decide si la
aplica, con qué criterio y en qué medida. Por el contrario, "La verdadera
riqueza es aquella que crece cuando se comparte" afirma Lizcano. Es que en
el mercado natural se gana solo compartiendo. Todas las transacciones son de
mutuo acuerdo: cada uno recibe lo que prefiere, el vendedor el dinero y el
comprador se queda con la mercadería.
El
fundador de la exitosa Alquimia asegura que "Ahora lo natural… está de
moda… El dinero… no es el objetivo sino el premio de un trabajo bien
hecho… la vida no es ganar dinero, es ser feliz", así "Tenemos
que… volver a lo real y lo natural, a una economía de la felicidad… nos
hemos apartado de la ley natural, que se rige por la generosidad… La
prosperidad y la riqueza son fruto de la generosidad. Y hoy reinan la ambición,
el egoísmo neurótico, el afán de poder y la codicia… un empresario neurótico
y amargado no es bueno… tenemos que conseguir empresas humanizadas".
Lizcano
cree que "Tenemos que recuperar una visión sagrada, mágica de la vida.
Hemos creado una sociedad donde no hay belleza… La naturaleza enseña que el
liderazgo tiene que ser como ella… No entiendo los liderazgos verticales.
Creo en líderes positivos… bondadosos, nobles y generosos".
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute, de Oakland, California.
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
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