¿Quién le devuelve a los argentinos una década perdida?
Diez
años con términos de intercambio increíblemente favorables y una presión
tributaria récord. ¿El resultado? Déficit fiscal, un laberinto de subsidios
cruzados, una infraestructura decaída al punto tal que los barcos se hunden
solos, tormentas que se cobran vidas en la capital de la provincia más
importante del país, provincia que ni siquiera fue capaz de contabilizar los
fallecidos en su propio territorio.
Diez
años que se caracterizan por un consumo de capital inocultable, y no por
inversiones dignas del tan defendido crecimiento a tasas chinas. ¿A dónde
fueron a parar las maravillas del relato? ¿Dónde están las grandes obras y
logros que serán recordados en la historia del país? No es difícil, en cambio,
encontrar ejemplos de expropiaciones y fracasos administrativos como los de
Aerolíneas Argentinas e YPF.
Diez
años de destrucción institucional, al punto tal que Argentina es comparada con
gobiernos como el Venezolano, y con instituciones más próximas a las de panes
como Cuba, Corea del Norte o Irán y bastante lejos de las instituciones de los
países Europeos que tanto paladar encuentran en el relato kirchnerista. Basta
ver la pobre actuación del equipo económico durante las últimas semanas para
ver lo bajo que se ha caído en cuanto a seriedad e instrucción de quienes
tienen a cargo la economía del país. Desde la presidente del Banco Central que
niega la relación entre expansión monetaria e inflación (que es lo mismo que
negar la ley de demanda y oferta en el dinero), Kicillof que tiene fe renovada
en el control de precios dado que ahora existe Excel (como si ese hubiese sido
el problema a lo largo de toda la historia económica) hasta un ministro de
economía que pierde su entereza cuando se le pregunta por lo que todo ministro
de economía debe estar siempre preocupado: la tasa de inflación.
Diez
años de sospechas de corrupción que hacen ver a los casos de la década del 90
como cambio chico de bolsillo. Tan poco interés muestra el gobierno por los
contribuyentes y fondos públicos que no sólo no se remueven a los responsables,
lo cual sería un acto automático en un país que valora las instituciones en los
hechos, y no sólo palabras muertas, sino que ni siquiera es capaz de ofrecer
explicaciones para dar respuesta a la opinión pública.
¿Cómo
se respalda a un gobierno que defiende las irrisorias cifras del Indec, que
prohíbe a sus votante ahorrar en las divisas que deseen mientras ellos
directamente la pesan en bolsos? ¿Cómo defender a un gobierno que ignora la
Constitución Nacional, que tiene una inflación récord, que no ajusta las
jubilaciones atendiendo los fallos de la Corte Suprema? En resumen, ¿cómo
respaldar a un gobierno que por más democrático que se diga en la práctica es
inocultablemente autoritario?
Estos
10 años de Kirchnerismo deberían servir para reflexionar sobre los efectos a
largo plazo de hacer la vista gorda a los políticos que violentan las instituciones,
que no es otra cosa que las garantías individuales, tanto de la mayoría como de
la minoría. Deberían servir también a la clase política en general por no
cumplir su rol de poner freno a los abusos de poder de quien es gobierno de
turno en tiempo y forma. ¿Quién le devuelve a los Argentinos estos 10 años
cargados de rencor y divisiones? ¿Quién le devuelve a los Argentinos las
oportunidades perdidas de estos 10 años?
- 23 de julio, 2015
- 25 de noviembre, 2013
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