Chile y la ‘revolución’ de la movilidad social
Libertad Digital, Madrid
En los últimos 25 años Chile ha logrado un progreso notable,
muy por encima del experimentado por el resto de los países de América
Latina. El logro más significativo del modelo chileno ha sido la
inclusión social y económica de grandes capas de la población antes
marginadas del desarrollo. El ingreso per cápita de los chilenos se ha
triplicado en ese lapso y gracias a ello un país de pobres se ha
transformado en un país de clase media. Esta revolución de la movilidad
social es la mayor, y tal vez la única, acontecida en la historia de
Chile.
El modelo chileno basa su notable éxito en lo que ha sido un amplio acuerdo en torno a cuatro pilares fundamentales: instituciones decentes, estabilidad macroeconómica, economía de mercado abierta y Estado subsidiario.
El crecimiento económico vino de la mano del acceso de un número cada
vez mayor de chilenos a la educación y de unos mayores ingresos para
los sectores vulnerables. Ello hizo que la clase media creciera y
provocó una movilidad social nunca antes vista en la historia del país.
Según un informe del Banco Mundial,
entre el 2003 y 2009 cerca del 60% de la población chilena experimentó
un ascenso social. Los factores más relevantes que explicarían el
aumento de la clase media serían el crecimiento económico, la creación de puestos de trabajo y, en forma mucho menor, las políticas redistributivas. Logros alcanzados se deben a que se ha avanzado hacia una sociedad meritocrática centrada en el trabajo y el esfuerzo personal, no en las dádivas del Estado.
Chile posee hoy los más altos índices de desarrollo humano
de América Latina: una esperanza de vida de 79,1 años; una tasa de
alfabetización del 96,7%; una mortalidad infantil de 7,4 por mil… y la
pobreza se redujo del 45,1% en 1987 al 14,1 en 2011. Al ritmo actual,
es decir, si el crecimiento se mantiene en tasas de superiores al 5%
anual, Chile podría convertirse en 2018 en el primer país de América
Latina en alcanzar un PIB per cápita de 22.000 dólares al año (ahora
tiene 19.000), con lo que se convertiría en el primer país de la región
con ingresos por habitante propios de un país desarrollado.
Por todo ello, sería altamente irresponsable cuestionar los valores
básicos de esta sociedad libre, que ha permitido que millones de
personas disfruten de una vida que sus abuelos ni podrían haber soñado.
Las claves, como dice el senador Jovino Novoa, son "el mérito personal como principal motor de progreso y la educación y el trabajo como principales instrumentos de movilidad social".
A fines de este año Chile elegirá un nuevo presidente.
El futuro va a depender de la canalización del éxito obtenido. Sería
fatal que el país quedara en manos de una izquierda que vuelva a airear
su socialismo de antaño –el resentimiento de la lucha de clases–; una
izquierda que en estos últimos años no ha perdonado a la derecha el
haberla derrotado en las urnas después de veinte años en el poder.
Es de esperar que también la crisis de los países del sur de Europa,
en especial la española, sirva de advertencia para Chile y para los
chilenos, para que no se dejen embaucar con argumentos populistas y
varitas mágicas en manos de caudill@s que prometen que se puede vivir mejor con menos esfuerzo.
- 28 de diciembre, 2009
- 10 de abril, 2013
- 8 de junio, 2015
- 4 de septiembre, 2015
Artículo de blog relacionados
Por Brian Fincheltub El Republicano Liberal Más que por sinceridad, en un acto...
4 de marzo, 2014El País, Madrid Irán y Venezuela no podrían ser países más diferentes. Piadosos...
22 de junio, 2009La Segunda Santiago.– En un primer momento, los expertos de la industria estimaron...
2 de octubre, 2009- 17 de octubre, 2008