Agobiadas por la inflación, las familias argentinas vuelven al mayorista
Café, aceite, lamparitas, papel higiénico y algunos
paquetes cerrados. El carro, del tamaño de una cuna, le queda holgado a
la compra familiar de Luisa, que hace unos seis meses cambió el
supermercado por este galpón ubicado en el Abasto. Llenar las alacenas
una vez al mes le permite un ahorro que, dice, supera cualquier
promoción de los minoristas.
La mujer que hacía las compras con su marido el
miércoles por la mañana en el mayorista Vital, ilustra una tendencia
creciente: las familias compran al por mayor para cuidar su economía. En
retrospectiva, se trata de una costumbre argentina que vuelve con los
ajustes domésticos. La causa, esta vez, es la inflación.
El presidente de la Cámara Argentina de Distribuidores y
Autoservicios Mayoristas, Alberto Guida, reconoció "el aumento de
clientes minoristas", pero indicó que "aún representa un volumen bajo en
el negocio mayorista".
En Vital, señaló el gerente general Eduardo Pochinki,
"las ventas a consumidores finales están creciendo cada año; cada vez
son más los que hacen compras de volumen, mucho más inteligentes, ya que
el ahorro oscila entre 15 y 25 por ciento".
Las familias que cambian su hábitat natural de compras
se stockean en estas góndolas altísimas, y vuelven al súper,
especialmente, por alimentos frescos. "En general, este tipo de
consumidores destina la primera compra del mes al mayorista y continúa
con reposiciones en cadenas minoristas", agregó Pochinki.
Atentos a la afluencia de nuevos clientes, los grandes
centros de venta fortalecieron su estrategia minorista, con una mejora
en la oferta de productos fraccionados. "Desde hace unos meses se
permite comprar casi todo fraccionado. Si antes la gente que compraba
para su casa era un 10% entre los comerciantes, ahora es la mitad; lo
que pasa es que en volumen y facturación siempre gana el mayorista",
explicó Maximiliano, un repositor de lácteos de larga data en el
mayorista de calle Gallo.
A diferencia de los supermercados, los mayoristas no
ofrecen porcentajes de descuentos con bancos, y, en general, sólo
permiten pagos en efectivo o débito, lo que impide licuar el gasto en
cuotas por el efecto de la inflación. Tampoco se ofrece allí la lista
completa de 500 productos congelados. Aunque no son del todo ajenos:
"Les pedimos a los proveedores de 250 productos que vendemos de esa
lista tener esa misma alternativa", explicó Guida.
Pese a las diferencias, a clientes como Adriana, que
compra en el Maxiconsumo de Villa del Parque, la cuenta siempre les
resulta menor. "Conviene, especialmente, comprar productos de almacén y
limpieza", dijo la mujer, mientras tomaba un aceite que recordó haber
pagado el doble en el súper de la esquina de su casa. En ese mayorista,
el fraccionamiento se instauró hace algunos meses, detalló un encargado.
Para los consumidores finales, los precios suman IVA y un 4% adicional;
es decir, pagan 25% más que los mayoristas. Las compras familiares, sin
embargo, combinan productos sueltos con cajas y packs que, al pasar por
la caja, sólo suman el IVA.
Las amas de casa que resignan la estética y el colorido
de los supermercados, compensan el desarraigo con la satisfacción de
los precios. Pueden, por ejemplo, comprar una caja de 40 alfajores
Guaymallén para el recreo de los chicos por $ 37,70. O tres paquetes de
galletitas Criollitas de 100 gramos por $ 5,49. El mismo, figura en la
lista de congelados en Carrefour a $ 3,49 y $ 3,74 por unidad, en zona
sur y zona norte, respectivamente. Lo mismo ocurre con el desodorante
Axe, un ejemplo de perfumería, que cuesta alrededor de $ 12 en el
mayorista, y entre $ 15,5 y $ 16,7 en la nómina fijada por Guillermo
Moreno. Los pañales, que justifican cantidad, también tienen grandes
márgenes: el paquete de Pampers "juegos y sueños", de 36 unidades,
cuesta de $ 56 a $ 60 en las sucursales de WalMart, y $ 47, en
Maxiconsumo. Papel higiénico, fideos, latas de arvejas, atún y otras
conservas, harinas y tetra bricks de puré de tomate, son los infaltables
en los carros familiares.
Según el Indec, los precios mayoristas treparon 4% de
enero a abril, 1% por encima del IPC minorista. Pero también aquí el
índice es lejano a la realidad. Como en las otras tiendas, las leches
con vitamina B9 ya coparon en las heladeras parte del espacio de las
versiones económica
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