Carter y la crisis política venezolana
Cuando entrevisté al ex presidente Jimmy Carter
sobre varios temas de actualidad hace unos días, me interesaba muy
especialmente saber qué diría sobre la crisis política de Venezuela en
torno de las elecciones del 14 de abril.
En el pasado, Carter —cuyo
Centro Carter es conocido, entre otras cosas, por sus misiones
internacionales de observación electoral — ha despertado la furia de los
opositores venezolanos por haber convalidado varias elecciones
oficialmente ganadas por el fallecido presidente y ex oficial golpista
Hugo Chávez.
¿Que dirá Carter sobre los resultados de las
elecciones venezolanas de abril, que según el resultado oficial del
Consejo Nacional Electoral de Venezuela fueron ganadas por el sucesor de
Chávez, Nicolás Maduro?, me preguntaba. ¿Le dará algún crédito al
candidato opositor Henrique Capriles, quien afirma que le robaron la
elección?
El gobierno venezolano no permitió observadores
internacionales independientes en las elecciones. Sólo permitió
“acompañantes” electorales, o sea turistas electorales miembros de
grupos regionales amigos, que llegaron pocos días antes de la votación.
(Hay
una gran diferencia: mientras las misiones de observación monitorean
todo el proceso electoral durante meses, incluyendo la cantidad de
tiempo televisivo otorgado a los candidatos, los “acompañantes”
electoral invitados por Venezuela solo llegaron para el acto de la
votación.)
Después de las elecciones, el Consejo Nacional
Electoral, controlado por el gobierno, anunció que Maduro había ganado
por el 1.5 por ciento de los votos. Capriles denunció grandes
irregularidades, y afirmó que si se eliminaban los votos fraudulentos,
ganó por 400,000 votos.
Cuando le pregunté si el proceso electoral
venezolano fue limpio, Carter afirmó que “la parte de la votación” fue
“libre y justa”."
“Venezuela probablemente tiene el sistema de
votación más excelente que yo haya conocido”, dijo Carter en la
entrevista, que será emitida completa por CNN en español el domingo a
las 9 p.m., refiriéndose a las máquinas de votación de pantalla táctil y
a los votos impresos.
“Por lo que sé, Maduro logró un 1.5 por
ciento más de votos que su rival Capriles, y eso ha sido corroborado por
el recuento de las boletas impresas”, afirmó.
Pero Carter agregó
que “la Comisión (Nacional Electoral) aún no ha abordado por completo”
las denuncias de Capriles referidas a los presuntos nombres falsos o de
gente muerta que aparecen en los padrones, la intimidación de votantes,
el uso cuestionable de las máquinas de huellas digitales y otras
irregularidades.
“Mi opinión personal es que el Consejo Nacional
Electoral debería investigar las alegaciones de Capriles para ver si son
justificadas o no”, dijo Carter. “Mientras tanto, se asume que Maduro
es presidente, sujeto a la decisión final del Consejo Nacional
Electoral”.
Luego agregó que “No sé cuál será el resultado final,
pero me gustaría que Maduro tendiera un puente hacia el otro 50 por
ciento o algo así de la población de Venezuela y les dijera: ‘Ustedes
son parte de mi administración, de mi gobierno’”.
Cuando le
pregunté si las reglas electorales eran justas, Carter me dijo que
Maduro tenía más fondos de campaña y había gozado de “una tremenda
ventaja” de tiempo televisivo durante la campaña. Maduro continuó la
costumbre de Chávez de obligar a las emisoras de televisión a que
“emitieran sus largos discursos cuando sus rivales estaban privados de
ese derecho”, dijo.
Habría que darle fondos de campaña públicos a
todos los candidatos, y tiempos televisivos comparables. “La igualdad
de tiempo de acceso a la televisión y radio públicas y privadas serían
un muy buen paso”, señaló.
Mi opinión: Debo confesar que tengo una
simpatía personal hacia Carter, porque cuando yo era un estudiante
opositor a la dictadura militar de derecha en Argentina a fines de los
años setenta, él fue el primer presidente de Estados Unidos que se
pronunció a favor de los activistas pro democracia y las víctimas de los
derechos humanos.
Pero me intriga que en los últimos años no haya
apoyado con la misma determinación a los activistas pro-democracia y
las víctimas de los abusos de poder en Venezuela y otros países en que
una nueva camada de presidentes autoritarios que, una vez electos
democráticamente, usurpan poderes casi absolutos y realizan elecciones
amañadas.
¿Es justo decir que “la parte de la votación” fue “libre
y justa”, cuando las irregularidades denunciadas por la oposición no
han sido investigadas? ¿Es justo separar la “parte de la votación” del
resto del proceso electoral, cuando el presidente tiene una ventaja de
tiempo televisivo de más de 10 a 1?
Y si la elección fue limpia, ¿por qué Venezuela no permitió observadores internacionales creíbles?
Para
su crédito, Carter está exigiendo que se haga una investigación de las
denuncias de Capriles, y que Maduro le tienda puentes a la oposición.
Sólo le sugeriría que si va a decir que “la parte de la votación” fue
“libre y justa”, debería decir también, sin tapujos, que “el proceso
electoral” fue “parcializado e injusto”.
- 28 de diciembre, 2009
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