Breve resumen de la fauna izquierdista
Si eres de izquierda… ubícate!!!
¿No
les parece sospechoso que todo el mundo quiera ser de izquierda? Hasta el
cocinero Gastón Acurio dice que "ser de izquierda es un deber moral".
No
sé pero algo pasa que la gente cree que ser de izquierda es la posición
correcta, cool, fina. Parece que las mamás ya no les dicen a sus hijos que sean
buenos chicos sino que sean de izquierda. Más o menos esta es la idea que
parece primar en un gran sector de nuestra sociedad. Entonces resulta que en la
izquierda encontramos una galería de lunáticos que van desde Abimael Guzmán
hasta las candorosas niñas que marchan por causas nobles y justas que ellas
misma no entienden ni conocen bien.
Me parece que la izquierda es como
un manicomio en donde cada quien padece su propio trastorno mental. En nuestra
izquierda hay de todo. Así que para tratar de ubicarnos en ese terreno hemos
hecho una especie de guía. Puede servirle a la gente que dice ser de izquierda
para ubicarse en alguna de estas categorías, aunque algunas ya se están
extinguiendo:
a)
La izquierda romántica y cojuda.- Creen que si sienten pena por los pobres ya
son de izquierda; si les preocupan los animales, el planeta o el medio ambiente
entonces tienen que ser de izquierda. Si están a favor de la justicia, los
derechos, la igualdad, en contra de la discriminación y creen que la política
debe consistir en ayudar a los más pobres, entonces ya ni hablar,
definitivamente sienten que deben ser de izquierda. La verdad es que a estos no
les gusta ni les interesa la política pero se declaran de izquierda.
Son
amantes de los pensamientos dulces y las frases cursis en el Facebook o como
logo final de su e-mail…. Creen que pueden resolver el problema del hambre en
el mundo con un concierto, una caminata, una maratón, una bicicleteada o un
apagón.
Les
encanta marchar con sus polos especialmente diseñados para la ocasión de la
protesta. Son pacifistas inocentones que creen en el arrepentimiento de los
terroristas y que la violencia fue por causa de la pobreza.
Están
convencidos de que Jesucristo fue de izquierda y que el Evangelio es una
doctrina de izquierda. En esta categoría está nuestro bienamado chef Gastón
Acurio.
b)
La izquierda caviar y snob.- Son aquellos que creen que la izquierda es una
pose intelectual, que declararse de izquierda les otorga caché y los convierte
en "progresistas". Conocidos también como "progres", están
en contra de toda sombra y gesto de discriminación social y viven atentos a
todo acto sospechoso de discriminación para montar una telenovela de varios
días.
Son
limeños blanquiñosos, originalmente miraflorinos, hoy expandidos por Surco y La
Molina, conocen la sierra por turismo y a los cholos por foto, pero escriben
libros enteros acerca del cholo.
Apoyan
todas las causas que signifiquen odio al sistema.
Son
apitucados, hijitos e hijitas de papá y mamá, niños bien, estudiantes
cumplidores y casi todos profesionales de buena universidad, ricachones
intelectualoides con sentimientos de culpa y traumas sociales, que tratan de
expiar sus pecados veniales mediante la prédica social, generalmente a través
de artículos en sus columnas o entregados al activismo social.
Hay
una buena cantidad de gays en este sector y, por supuesto, encabezan y
promueven a los LGTB, que también son de izquierda.
En
general los caviares son de buenos gustos y de buena vida, habitúes de los
cafés más fichos de Lima. Aparecen siempre firmando cuanto manifiesto haya a
favor de alguna causa justa.
Muchos
han ejercido alguna función pública o están permanentemente dispuestos a
ofrecerse como ministros. Mientras tanto, adoptan el papel de tribunos, dueños
de la conciencia social del país desde la comodidad de su oficina, escritorio,
buffete o buró. Algunos son consumados blogueros o tuitean obsesivamente desde
sus Blackberrys.
c)
La izquierda ignorante y placera.- Estos ni siquiera saben a qué lado está la
izquierda. Socialmente son el reverso de los caviares. Pertenecen a una sufrida
clase media, emergente y rencorosa y se han creído todos los cuentos de los
agitadores políticos marxistas.
Creen
que el hecho de ser trabajadores asalariados los hace seres explotados y, por
ende, de izquierda, y que para ejercer su derecho al reclamo tienen que militar
en la izquierda radical.
Son
la clientela predilecta de los predicadores marxistas. Desconfían de los
caviares porque no los entienden ni los leen. Prefieren creerle a los
agitadores sociales que los llenan de consignas y de mentiras, guiándolos por
el camino de la subversión. Sueñan con llegar a la política mediante la acción
sindical.
Su
manera de hacerse notar es apelando a la violencia. Conciben que su única
posibilidad de reivindicación es la lucha callejera y cuanto más violenta
mejor.
Son
pendencieros, manipuladores, oportunistas y corruptos, saltimbanquis,
tránsfugas, mataperros y trepadores, capaces de cualquier fechoría cojuda por
ganarse alguito.
A
falta de argumentos y de versación intelectual, prefieren las acciones
directas. Se manejan a base de consignas, clichés y fórmulas conceptuales que
les sirven como todo sustento de raciocinio.
d)
La izquierda intelectual.- Víctimas de su época. Educados en la escuela
marxista, dominante en todas las ciencias sociales durante el siglo XX.
Preocupados por explicar la realidad nacional desde la perspectiva del
materialismo histórico, la mayoría de ellos cayó en la tentación de apegarse al
simplismo de las fórmulas marxistas, propias de la Era Industrial del siglo
XIX, cuando el Perú nunca tuvo una Era Industrial.
Concibieron
el escenario político nacional como si se tratara de una novela de Ian
Flemming, manejada por los oscuros intereses de un Poder Mundial, cuyos
torcidos y caprichosos designios son los únicos causantes de la situación de
pobreza y postergación de los indios, y del Perú en general. Con esta tesis
alimentaron a través de sus libros y teorías el ambiente académico.
Sirvieron
como referentes para algunos gobiernos, especialmente el de Velasco Alvarado, y
para toda la generación de izquierda de los 70 y 80 incluyendo Sendero
Luminoso. Hoy se mantienen calladitos, pero de cuando en cuando aparecen con
sus pergaminos desenrollados para dictar cátedra, como cuando intentaron servir
de asesores a Ollanta Humala o cuando escriben algún artículo que resalta como
el medallón de la abuela en el fondo del baúl.
e)
La izquierda delirante.- Dementes alienados con la ideología marxista.
Alucinados que no conciben más realidad que la que leen en sus textos
doctrinarios. Viven todavía detrás de la cortina de hierro. Están cargados de
odio de clase. Repiten como loros sus doctrinas políticas que memorizan como
una oración.
Se
organizan en agrupaciones que conservan un rígido esquema, incluyendo
uniformes, consignas, himnos y rituales donde predomina un abominable color
rojo. Consideran que todos los demás están equivocados, que son pecadores,
infieles y dignos de castigo.
En
su empeño por conseguir el pensamiento marxista más puro, llegan a dividirse en
facciones incontables, acusándose mutuamente de revisionistas o
desviacionistas. Su símbolo sigue siendo la hoz y el martillo, y sus banderas
todavía muestran a Marx y al Che. Flamean sus banderas rojas indiferentes al
fracaso mundial del comunismo.
Están
dispuestos a revivir las guerrillas y el terrorismo fanático. Han parido
organizaciones electoreras para capturar algunos feudos por la vía electoral.
Suelen
salir de sus cavernas con sus banderas rojas cada vez que se presenta la
ocasión, como cuando la izquierda convoca a sus insufribles marchas.
f)
La izquierda asolapada.- Extremistas del ayer, fracasados, arrepentidos y
frustrados, que hoy viven disfrazados de defensores de algo. Son oenegientos,
derechohumanistas, ambientalistas y otros ismos de moda.
Incluso
son ahora expertos senderólogos que se prestan como opinantes ante los medios.
Sobrevivientes del cataclismo mundial de la izquierda, luego de la caída del
Muro de Berlín, hoy reptan camuflados en una nueva actividad aparentemente no
política. Ocultan su pasado como si fuera un tatuaje de la hoz y el martillo en
la palma de la mano donde reciben sus cheques.
Algunos
llegaron tarde a la política y se quedaron con las ganas, pues el comunismo
mundial se derrumbó antes de que pudieran hacerse famosos. Ahora se consuelan
defendiendo a la dictadura cubana y simpatizando con todos los extremistas
mundiales, desde Noam Chokmsky hasta Naomi Klein. Difunden los ideales
bolivarianos de Hugo Chávez y las ideas de Paul Krugman. Han transformado el
activismo político en activismo social a través de lo que llaman candorosamente
"la sociedad civil".
Hacen
política sin caer en la política porque se disfrazan de académicos opinantes.
Su emblema puede ser una flor, un planeta, un sol radiante. Sus organizaciones
tienen nombres de nido, como "mundo feliz".
Están
atentos a lo que ocurre con los presos por terrorismo y claman venganza contra
los militares y fujimoristas, pero siempre bajo la mascarada de los derechos
humanos y la reconciliación nacional.
Utilice
esta guía para ubicar a cualquier izquierdista que salga por ahí con sus
escritos o consignas. Si usted se siente de izquierda, ya puede elegir a qué
clase pertenece. Lo mejor sería exorcizar a la sociedad peruana. Por lo menos
vacune a sus hijos contra la fiebre de estupidez izquierdista. Los libros son
una buena cura.
- 23 de julio, 2015
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