Mario Vargas Llosa: «Venezuela y Cuba son lastres para América Latina»
Libertad Digital, Madrid
El premio Nobel ha inaugurado este jueves en Madrid el Foro Atlántico, que en su quinta edición analiza los retos a los que se enfrenta Iberoamérica en el futuro. Ante la presencia de personalidades de todo el continente, Mario Vargas Llosa ha manifestado el optimismo general que le produce la actual situación de América Latina: «Si comparamos el estado de la libertad de expresión con el ideal, aún estamos lejos, pero si lo comparamos con el pasado hay que concluir que ha habido un indiscutible progreso», señaló. No obstante, este dictamen que hizo extensivo a los ámbitos políticos y social, «no significa que no haya lastres, sino que los hay muy profundos. En América Latina tenemos la dictadura más larga de la historia, además de fenómenos gravísimos como lo que ocurre en Venezuela», apuntó.
En lo tocante a las «sombras» que acechan al continente, Llosa llamó la atención sobre aquellas «democracias imperfectas, como Ecuador, Bolivia o Nicaragua» donde las libertades aún sufren graven atropellos. «Pero ya, paremos de contar», precisó. «En la mayoría de países las democracias son una realidad, imperfecta, pero por primera vez sentada sobre bases sólidas de profundos consensos». Sobre regiones como Venezuela o Cuba, el Premio Nobel consideró que «son los países donde más crítica es la situación, pero más viva está la esperanza. En ninguno hay conformismo ni resignación con el estado e las cosas», valoró.
Pero, según expuso, el reto más importante que afronta América Latina en materia de libertad de expresión es «tener claro dónde está la línea roja, la separación entre el derecho de crítica y lo que es una distorsión sesgada de estas libertades». Llosa destacó que, con la revolución tecnológica se han establecido «nuevo tipo de censuras» y a la vez, a modificado los cánones anteriores. «La libertad de expresión no puede ser irrestricta, no puede ser un libertinaje ni convertirse en una transgresión». «La contracara y la contrapartida indispensable es la legalidad», precisó. En su opinión «tener una idea más clara de cuáles son las fronteras que debemos defender en nombre de la genuina libertad de expresión y del genuino derecho de crítica» mejorará el estado de las libertades en todo el continente.
El «lastre» venezolano
La diputada de la Asamblea Nacional María Corina Machado ha puesto rostro a la delicada situación en la que se encuentran las libertades en la venezuela post Chávez. En su opinión, la agresión que, como ella, sufrida los diputados opositores a manos del chavismo en el Parlamento el pasado 30 de abril son «golpes que han fortalecido nuestro espíritu». «Su chantaje no nos hará bajar la cabeza», aseguró.
«Hoy en Venezuela hay un régimen ilegítimo, ilegal e incompentente», señaló, «porque desconoció la voluntad popular y se negó a llevar a cabo un recuento». Desde las elecciones que situaron en el poder a Nicolás Maduro, «se ha profundizado la ilegalidad y están reprimiendo aún más la voz de la disiencia», denunció.
Como ejemplos citó las protestas de los jóvenes universitarios que han sido reprimidas por la guardia nacional, o la dramática situación de los medios de comunicación en el país, con especial resonancia en el caso de Globovisión. «Desde el 14 al 30 de abril Nicolás Maduro salió en la televisión 65 horas, todos los medios radiofónicos y televisivos estaban obligados», recordó. Según explicó, tras los comicios presidenciales, «la persecución política ha sido quizás de las más terribles», dijo, en referencia a las decaraciones del presidente el día posterior «en las que puso en práctica la Operación Limpieza, para identificar a todos los funcionarios públicos que consideraba traidores a la patria porque habían votado a Capriles«. Machado recordó que Maduro «llegó al extremo de decir que tenía los nombres y las cédulas de identidad de venezolanos que habían votado en su contra».
El desabastecimiento que sufre el país caribeño es, para Machado, la «verdadera muestra de incompentencia de un país petrolero que importa gasolina de EEUU y compara armas para guerra pero donde no se puede conseguir papel higiénico ni leche». La violencia que asola el país, o la «cesión de soberanía a Cuba» fueron otros de los ejemplos citados por la diputada, que consideró que «no son problemas casuales, son intencionales. Venezuela intenta hacer al individuo dependeniente del Estado, para eliminar los espacios de libertad». Prohibiciones como las aprobadas contra los biberones son las «monstruosas formas» ponen de manifiesto que el Gobierno quiere incluso meterse «entre el pecho de la madre y la boca del bebé», señaló Machado. «¿Si eso no es autoritarismo, cómo se llama lo que hoy vivimos?», se preguntó.
Por su parte, el periodista mexicano Sergio Sarmiento incidió en el trato que el resto de países de América Latina -al margen del ALBA- dispensan al Gobierno de Venezuela. Recordó lo ocurrido con el presidente Peña Nieto, cuando se negó públicamente a recibir al opositor Henrique Capriles porque «ya había reconocido a Maduro». «Pero no es el único ejemplo», apuntó. «Cuando el presidente chino visitó México, dio una indicación muy clara de por qué se había distanciado del anterior gobierno de Enrique Calderón. Porque había recibido al Dalai Lama», apuntó. La postura de Peña Nieto, que se apresuró a prometer que México jamás volvería a recibir al líder espirtual fue considerada por el periodista como «simplemente inaceptable».
La libertad de expresión y el narcotráfico
No obstante, el principal problema del país de Sarmiento para la libertad de expresión continúa siendo la violencia ejercida contra los periodistas por parte del narcotráfico. «Seguimos en el número 7 de la lista de países más peligrosos del mundo, y ahora la confrontación no es con el Estado, sino con los señores del narcotráfico», manifestó. Recordando a las decenas de periodistas asesinados en los últimos años en México, Sarmiento comparó la situación con la de otros países en los que la violencia es cotidiana, como Honduras, Guatemala o el Salvador.
El periodista se declaró contrario a la Procaduría especial de su país, que pretende proteger los derechos de la profesión. «El problema no son sólo los periodistas», manifestó, «yo creo que para que los periodistas veamos protegidos nuestros derechos debermos tener los mismos derechos qu todos los demás». Sarmiento añadió que «el problema que está viviendo México es un problema de seguridad, que afecta a todos los ciudadanos con más de 27.000 homicidios dolosos» recordó.
¿País de caudillos o de instituciones?
A pesar de la bonanza económica experimentada en los últimos años, «entre los 30 países que lideran el índice de desarrollo Humano de la ONU no hay ninguno latinoamericano», hizo notar el escritor cubano Alberto Montaner, que consideró que en Latinoamérica las luces son aún «coyunturales» y las sombras «estructurales».
En su opinión, hay una causa clara: «Desde su fundación, estos países no hemos resuelto el problema esencial: la seguridad institucional» y no se solventará «mientras sigamos discutiendo cuál es el modelo de Estado, pensando que un día un caudillo iluminado lleno de buenas intenciones solucionará todos los problemas». Montaner, quien considera que esto «se trata de un fenómeno psicológico que no hemos podido superar: el caudillismo como modo de salir de la crisis», citó los ejemplos cubanos, pero también peronistas o del PRI mexicano. «Esto también es el fenómeno de los partidos políticos hegemónicos que funcionan como sustitutivos del caudillo».
En su opinión, la bonanza económica que experimenta América Latina nunca dará unos frutos duraderos y situará a dichos países en la cima de índices como del de Naciones Unidas, mientras continúe «el desencuentro entre la sociedad y el Estado». El escritor citó como ejemplos el nutrido apoyo popular que tuvieron golpes como el de Perú o Venezuela en 1992, evidenciando la insatisfacción de la sociedad con el Estado y el descrédito de los poderes. «Es el efecto terrible del mito revolucionario, la idea de que la solución de los problemas no está en las instituciones sino en una revolución que un día se llevará a cabo», explicó.
«Mientras no lleguemos al punto en el que no discutamos el modelo de estado, hasta que ese debate no disminuya de una manera clara, nos vamos a encontrar con que las sombras van a ser siempre mayores que las luces. Y vamos a continuar en el furgón de cola de Occidente», pronosticó, aludiendo al Nobel Douglass North. «Detrás de cada éxito económico debe haber una solidez institucional».
La «dejación» de Brasil
Por su parte, el periodista peruano Álvaro Vargas-LLosa puso el acento en la actitud que los países latinoamericanos ajenos al ALBA han desarrollado en oposición al «socialismo del siglo XXI». En su opinión, países como Brasil, Chile, Uruguay o Perú «integrantes de una izquierda moderna que apostaba por la modernización» han permitido que Venezuela, Bolivia o Nicaragua marquen el rumbo.
«Su política exterior ha contradicho lo que hacían en sus países», señaló. En esta dicotomía, «si había un país que debía exportar el socialismo moderno y derrotar al socialismo que representaba el pasado era Brasil, pero abdicó de esa responsabilidad», explicó. “ Así es como se da la gran paradoja de que una minoría de países pasaron a controlar los organismos hemisféricos como UNASUR, dejando que países minoritarios jueguen un papel desproporcionadamente mayoritario”.
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