Estados Unidos, Irán y Latinoamérica
El Departamento de Estado de Estados Unidos dijo
esta semana que reevaluará un informe reciente en el que minimizó los
vínculos de Irán con el terrorismo en Latinoamérica, pero no hay
indicios de que veamos un cambio inmediato en la política estadounidense
en este tema.
A juzgar por lo que me dicen funcionarios
estadounidenses de alto nivel, el gobierno del presidente Obama seguirá
tratando de no dramatizar excesivamente el asunto, aun cuando hay
creciente presión del Congreso para denunciar las actividades de Irán en
Latinoamérica.
En una carta al senador republicano Mark Kirk,
fechada el 1º de agosto, el Departamento de Estado dijo que le ha pedido
a las agencias de inteligencia que indaguen nuevamente sobre las
actividades de Irán en la región, a la luz del informe de 500 páginas
del fiscal argentino Alberto Nisman, el principal investigador del
atentado de 1994 contra el centro judío AMIA de Buenos Aires. Ese ataque
dejó 85 muertos y alrededor de 300 heridos.
“Le dijimos al
senador Kirk que el informe de Nisman fue publicado demasiado tarde para
ser tomado en cuenta en nuestra última evaluación, pero que lo
revisaríamos con nuestros colegas de la comunidad de inteligencia”, me
dijo el miércoles Roberta Jacobson, directora de Asuntos del Hemisferio
Occidental del Departamento de Estado. “Ahora ya lo hicimos, aunque no
quiere decir que nuestra evaluación vaya a cambiar”.
Jacobson agregó que “constantemente monitoreamos agresivamente todas las fuentes de información”.
En
su informe de 500 páginas publicado en mayo, Nisman decía que el
régimen iraní se está infiltrando en varios países latinoamericanos, y
está construyendo centros clandestinos de inteligencia no sólo en Cuba,
Venezuela, Bolivia, y Nicaragua, sino también países como Brasil,
Paraguay, Uruguay, Chile, Colombia, Guyana, Trinidad y Tobago y Surinam.
Estos
centros de inteligencia están destinados a “patrocinar, estimular y
ejecutar ataques terroristas” y a exportar la revolución islámica, según
el fiscal.
Fuentes diplomáticas agregan que Irán está
expandiendo sus vehículos de propaganda incluso en Puerto Rico, donde
una emisora de televisión emite el canal de propaganda iraní Hispan TV.
En
2006, Nisman pidió a Interpol la captura de ocho altos funcionarios
iraníes vinculados con el ataque terrorista de 1994 en Argentina. El
nuevo presidente iraní Hasan Rouhani no está entre los ocho, aunque fue
mencionado en la investigación de Nisman por un testigo, quien dijo que
Rouhani era el secretario del poderoso Consejo Supremo de Seguridad
Nacional en el momento del atentado.
En una entrevista reciente,
Nisman me dijo respecto de Rouhani que “hasta el momento, no existe en
el expediente ningún elemento que nos permita sostener su vinculación
con el atentado”.
Hace dos meses, varios legisladores
estadounidenses criticaron duramente un informe del Departamento de
Estado, segun el cual “la influencia de Iran en América latina y el
Caribe está disminuyendo”. Los legisladores dijeron que el informe se
basó solamente en informes públicos de actividades gubernamentales, y no
contempló lo suficiente las actividades encubiertas.
Asimismo,
Kirk y otros legisladores están exigiendo una postura más dura contra la
presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, cuyo gobierno
firmó un memorando con Irán para crear una comisión argentino-iraní que
supuestamente investigaría el atentado de 1994. Dicho acuerdo es visto
casi unánimemente en Washington como un intento de aniquilar la
investigación de Nisman.
El mes pasado, Nisman fue invitado a
testificar en el Congreso de Estados Unidos sobre la influencia de Irán
en Latinoamérica, pero no pudo asistir porque el gobierno argentino le
negó la autorización.
Algunos analistas dicen que, al final del
día, es probable que el Departamento de Estado reevalúe su reciente
informe según el cual la influencia de Irán en la region está decayendo.
“Seguramente
van a estudiar el informe de Nisman, y van a encontrar la forma
políticamente correcta de corregir su informe anterior”, me dijo Mark
Dubowitz, director de la Fundación para la Defensa de las Democracias,
un centro de estudios de Washington.
Mi opinión: Es probable que
el gobierno de Obama espere a recibir señales de cuáles serán las
políticas del nuevo presidente de Irán antes de convertir el rol de Irán
en la América latina en un tema de primera plana.
Pero eso podría
cambiar en los próximos meses, producto de la presión del Congreso,y
del reciente comportamiento de Irán. En los dos últimos años, la
justicia de Estados Unidos acusó a Irán de haber intentado asesinar al
embajador saudita en Washington, y el régimen fascista iraní ha sido
vinculado a atentados terroristas contra diplomáticos israelíes en
Bulgaria, India, Georgia y Tailandia.
Si Rouhani resulta ser tan
malo como su antecesor Mahmoud Ahmadinejad, y estoy entre quienes temen
que así será, es probable que el gobierno de Obama lea el informe de
Nisman con especial atencion, y que cambie su estimación anterior, tal
como debería hacerlo.
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