La verdad sobre el caso “Avispa”: ¿Cinco héroes o cinco espías?
El espionaje que la Dirección de Inteligencia (DI) cubana ha realizado
dentro de Estados Unidos no persigue detener las actividades de
supuestos terroristas, como falsamente se afirma a través de la intensa
campaña internacional que tiene lugar desde La Habana por la liberación
de los cinco espías.
El verdadero objetivo es dañar -en toda la dimensión
que le sea posible- la seguridad nacional de Estados Unidos y prolongar
la permanencia en el poder de la jerarquía castrista.
Ver video: La red Avispa en contra de la seguridad de los EE.UU.
Tuve la certeza de este propósito desde los días en
que comenzó mi preparación para venir como agente encubierto a Estados
Unidos, a finales de 1991. Estados Unidos es considerado por el régimen
como su principal enemigo. De los americanos esperan los mayores retos y
contra ellos dirigen sus máximos esfuerzos. De ahí, la particular
importancia que dan al trabajo de penetración e influencia en las
esferas de gobierno, militar, académica, medios de prensa y
organizaciones sociales. Ana Belén Montes, la espía sembrada por Cuba en
la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa, y el matrimonio
de Kendall y Gwendolyn Myers, quienes por 30 años pasaron secretos del
Departamento de Estado a La Habana, dan fe del empeño del régimen en
vulnerar la seguridad nacional estadounidense.
Desde que a principios de los años 90 inició sus
actividades en el sur de la Florida, la denominada “Red Avispa” dirigió
esencialmente sus esfuerzos en esa dirección. La penetración del Comando
Sur, mediante la “Operación Surco”, fue la máxima prioridad planteada
por el general de brigada Eduardo Delgado Rodríguez, jefe de la
Dirección de Inteligencia, aún antes de que el Comando Sur fuera
trasladado para Miami, en 1997.
A mediados de 1996, el matrimonio compuesto por los
agentes Joseph Santos y Amarylis Silveiro -quienes asumieron su
culpabilidad y colaboraron con las autoridades estadounidenses- comenzó
la realización de un levantamiento operativo del área donde se alzarían
las edificaciones del Comando Sur. Las órdenes y la supervisión
correspondían al oficial ilegal Hugo Soto. Ambos agentes habían sido
originalmente preparados para trabajar contra la Estación Aeronaval de
Roosevelt Roads, en Puerto Rico, antes de recibir instrucciones de
reubicarse en la ciudad de Miami, debido al cierre de aquella
instalación.
Vigilando el Comando Sur
Un segundo matrimonio compuesto por los agentes
George y Marisol Gari se incorporó al estudio de la situación operativa
del área donde se ubicaría el Comando Sur. Con posterioridad se sumó el
agente Juan Emilio Aboy, quien había intentado previamente sin éxito,
ingresar a la Marina de Guerra de los Estados Unidos. Aboy fue
sorpresivamente deportado a Cuba en el 2005.
El oficial ilegal, Ramón Labañino, especializado en
la penetración de objetivos militares, fue asignado para dirigir este
empeño desde finales de 1996. Labañino ya había operado contra el
Comando Sur en Panamá durante la segunda mitad de los 80.
A mediados de 1993, en su paso hacia Tampa, Florida,
Labañino cumplió una misión contra la base de la fuerza aérea de
Barksdale, Louisiana, sede de la 2da Ala de Bombarderos del tipo B-52 y
donde entonces radicaba el Centro de Mando de Retaguardia del ya
inexistente Comando Aéreo Estratégico. Fue a la base de Barksdale adonde
fue llevado el presidente George W. Bush al producirse los ataques
terroristas del 9/11 y desde allí emitió sus primeros mensajes a la
nación ante la tragedia que conmovía a la nación americana.
Entre 1993 y finales de 1996 Labañino se mantuvo
operando contra la base de la fuerza aérea de Mac Dill, en Tampa,
Florida, donde se controla y dirige todo el tráfico aéreo militar de
Estados Unidos hacia y desde el Caribe, Centro y Suramérica. Además, en
Mac Dill entonces radicaban el Comando de Operaciones Especiales y el
Comando Central, mando que tuvo la dirección de las operaciones Escudo y
Tormenta del Desierto en el Golfo Pérsico a principios de la década del
90.
La directiva de trabajo que la Dirección de
Inteligencia le asignó a Labañino decía textualmente: “El objetivo
principal es lograr la penetración del Estado Mayor del Comando Sur, el
cual comienza a funcionar en la nueva construcción radicada en Miami a
partir de septiembre de 1997”.
A pesar de todos los esfuerzos que fueron realizados
no pudieron lograr sus propósitos y fueron apresados el 12 de
septiembre de 1998.
Otro de los principales objetivos a penetrar por
esta red de espionaje fue la Estación Aeronaval de Key West. La
Dirección de Inteligencia decidió asignar la tarea al agente Antonio
Guerrero, quien por ser ciudadano americano no confrontaría mayores
inconvenientes para lograrlo. Guerrero cumplió antes una breve estancia
en Panamá, donde integró la red de ilegales entre 1991 y 1992,
acumulando experiencias en el trabajo contra el Comando Sur. Se radicó
en Key West a principios de 1993 con la orden de penetrar la Estación
Aeronaval. Operó bajo la conducción del oficial ilegal alias Alberto
Manuel Ruiz y el código de “Operación Aeropuerto”.
La directiva de trabajo establecía: “El
objetivo fundamental de la operación es radicar a Antonio Guerrero en
Key West a fin de llevar a cabo la penetración y obtención de
información de la estación aeronaval que hay en esa ciudad. Por otra
parte, la obtención de relaciones que nos puedan suministrar información
militar, política, biográfica y operativa, así como estudiar las
organizaciones contrarrevolucionarias que pudieran existir en la zona y
cumplimentar tareas de estudio de la situación operativa de la cayería,
fundamentalmente de Key West”.
Documentación incautada
Guerrero mantuvo una permanente y constante
observación sobre el curso habitual de la vida y las actividades
militares que se desarrollaron en la Estación Aeronaval de Key West, y
trasladó regularmente información de carácter militar a La Habana, hasta
que fue apresado en septiembre de 1998.
El oficial ilegal Fernando González es otro de los
espías apresados que realizó actividades contra instalaciones militares
dentro de Estados Unidos. Durante el cumplimiento de una misión
anterior, valorada por sus superiores en la Dirección de Inteligencia
como exitosa, González pasó cuatro años residiendo bajo una falsa
identidad en la ciudad de Fayetteville, Carolina del Norte, cerca de la
que se encuentran las bases de la fuerza aérea de Pope y Fort Bragg,
sedes de la 82 División Aerotransportada y del Comando de Operaciones
Especiales del Ejército de Estados Unidos.
En una entrevista con la cadena CNN en Oporto,
Portugal, el 19 de octubre de 1998, semanas después de que la Red Avispa
fuera desmantelada, Fidel Castro trató de desvirtuar los verdaderos
objetivos de la actividad de inteligencia de este grupo. Castro admitió
entonces que había enviado espías a Estados Unidos para infiltrarse en
grupos exiliados y -según expresó- “conocer las actividades terroristas
que desde allí se organizan y se financian contra Cuba. No nos interesan
en absoluto informaciones militares de Estados Unidos”.
Pero resulta difícil imaginar cómo es que sus
agentes pueden luchar contra supuestos terroristas cumpliendo tareas
vinculadas a instalaciones militares americanas, contra las cuales
dirigen sus operaciones.
Arribé a Miami con mi esposa e hijo a fines de junio
de 1993 y tras los seis meses iniciales de asentamiento, tuve contactos
directos con los oficiales ilegales Soto, Labañino, González y el jefe
de la red, Gerardo Hernández, quien llegó en 1994.
Sin embargo, toda la información que he citado en
este artículo proviene de la documentación que la Dirección de
Inteligencia intercambió con sus oficiales ilegales en suelo americano y
fue desclasificada como parte de la evidencia presentada en el juicio
contra los cinco agentes cubanos. La red de espionaje castrista -valga
recordarlo- sumaba más de 20 integrantes. Sólo se recoge aquí parte de
sus misiones, pues el espectro de las tareas que cumplían era mucho más
amplio.
Si como Castro y los personeros de su régimen
afirman, los espías vinieron a Estados Unidos para prevenir acciones
terroristas contra la isla, ¿por qué no solicitó entonces inmunidad para
que sus oficiales operaran bajo las regulaciones establecidas por las
leyes de este país?
No haberlo hecho ratifica lo que la evidencia
presentada en el juicio puso de manifiesto: la Red Avispa tenía otras
misiones ajenas a la vigilancia de organizaciones de exiliados en Miami.
Edgerton Ivor Levy fue una pieza clave para el
desmantelamiento de la Red Avispa, la mayor organización de espionaje
cubano en la historia de EEUU. Siendo profesor de la Universidad de La
Habana fue captado y entrenado desde 1991 por la Dirección de
Inteligencia cubana para cumplir acciones de espionaje en el sur de la
Florida, pero su misión en territorio estadounidense fue informar al
FBI. Tiene en preparación un libro testimonial sobre esos dramáticos
acontecimientos de su vida.
- 14 de octubre, 2024
- 14 de octubre, 2024
- 15 de octubre, 2024
- 13 de octubre, 2024
Artículo de blog relacionados
El 18 de septiembre es el 261 día del año del calendario gregoriano. Quedan 104 días...
18 de septiembre, 2009- 12 de mayo, 2016
La Tercera Inesperadamente y gracias a una columna de opinión, irrumpió en el...
17 de abril, 2011Prensa Libre Hay una pequeña región de Francia en Limousin, llamada Ayau. Como...
6 de agosto, 2010