Snowden, ¿traidor?
(Puede verse también Snowden no es la noticia por Mary L. G. Theroux)
Claro, nadie quiere otro 9/11. Nadie. Salvo Al
Qaida y otros grupos terroristas. Las encuestas en Estados Unidos son
inequívocas; los norteamericanos quieren que su gobierno haga todo lo
que sea necesario para evitar otro ataque terrorista como el que le
costó la vida a casi tres mil personas hace una docena de años en Nueva
York, Washington y Pittsburgh.
Pero una cosa es esperar que tu
gobierno te proteja de ataques del exterior y otra, muy distinta, es que
se utilice esto como excusa para espiar tus correos electrónicos y tus
llamadas telefónicas. El programa de espionaje del gobierno de Estados
Unidos –que filtró el ex contratista de la Agencia Nacional de Seguridad
(NSA), Edward Snowden, al diario británico The Guardian– es mucho más extenso de lo que se pensó originalmente.
Estados
Unidos copia casi todos los mensajes que los estadounidenses envían o
reciben hacia y desde el exterior, según la investigación que hizo el
reportero Charlie Savage del periódico The New York Times (aquí está el link https://nyti.ms/1cxVosO).
Y luego la Agencia Nacional de Seguridad busca entre todos esos correos
y números telefónicos, las palabras clave o referencias que pudieran
sugerir un plan terrorista.
El caso es que, sin ningún tipo de orden judicial (o warrant,
en inglés) se está espiando y recaudando esta información. Cierto,
quizás esa información le permitió, por ejemplo, al gobierno de Estados
Unidos saber qué Al Qaida preparaba un ataque contra su embajada en
Yemen y así se tomaron amplias medidas de precaución en todo el Medio
Oriente. Pero el problema es que mucha de la información que se está
copiando y escaneando es de índole personal, son datos íntimos y
confidenciales, y no tienen absolutamente nada que ver con terroristas y
criminales.
“Quien nada debe, nada teme”. Me recuerdan este
dicho en Twitter cuando hablo de los abusos de los programas de
espionaje gubernamental. Pero no se trata de que tengamos algo que
esconder. El punto está en que no debemos permitir que ningún gobierno
se meta en nuestra vida privada sin justificación legal.
¿Por qué
un agente en Washington tiene que enterarse de la persona a quien amo,
del dinero que presto o me prestan, con quien me peleo, a dónde planeo
ir de vacaciones o lo que de verdad pienso de mi vecino? Esto viola la
cuarta enmienda de la Constitución de Estados Unidos que, claramente,
advierte contra investigaciones injustificadas. (Este artículo del
diario The Guardian explica cómo se realiza este tipo de espionaje sin orden judicial https://bit.ly/195OAP4 )
Estamos hablando de espionaje masivo. Les doy un ejemplo. Los documentos que Snowden le filtró a The Guardian
indicaron que solo en el pasado mes de marzo la NSA obtuvo
97,000,000,000 de datos producto del espionaje de e-mails y números
telefónicos. La mayoría fueron obtenidos de personas en Pakistán e Irán.
Pero un tres por ciento de esos datos provinieron de personas en
Estados Unidos. Es decir, es como si agentes del gobierno hubieran leído
tres e-mails a cada uno de los 316 millones de personas que vivimos en
Estados Unidos.
No sabríamos nada de esto si Edward Snowden se
hubiera quedado callado. Hoy sabemos que el gobierno de Estados Unidos
tiene un masivo programa de espionaje que incluye a sus propios
ciudadanos.
¿Es Snowden un traidor? Obama no lo quiso decir así.
Pero en su última conferencia de prensa dijo que “no era un patriota”.
Por supuesto que al presidente Obama no le gustó que se supiera que su
política de seguridad nacional es casi idéntica a la de George W. Bush, a
quien tanto criticó como candidato. Y aunque Obama anunció en su última
conferencia de prensa que quiere hacer todo el proceso más abierto y
transparente, no ha sugerido que va a detener sus prácticas de espionaje
dentro y fuera de Estados Unidos.
Snowden, para muchos, no es un traidor; es sencillamente un whistleblower,
un informante o delator de un abuso gubernamental. Es cierto que
Snowden rompió su compromiso, firmado, de no difundir información
secreta del gobierno. Pero prefirió denunciar lo que para él era un
abuso que quedarse callado. Ahora está pagando las consecuencias.
Snowden
consiguió un asilo temporal en Rusia. Pero ¿podría tener un juicio
justo en Estados Unidos? Obviamente él no lo cree así. Por eso no ha
regresado a casa. El soldado Bradley Manning, que hizo algo parecido a
Snowden –en el 2010 filtró más de 700 mil documentos secretos a
Wikileaks- fue encontrado culpable de 19 cargos en su contra y pudiera
pasar hasta 90 años en la cárcel.
No, nadie quiere otro ataque
terrorista en suelo norteamericano. Sí, el gobierno debe hacer todo lo
posible para evitar que esto ocurra. Pero espiar a todos para ver quién
cae no es lo que esperas de la democracia más poderosa del mundo. Big
Brother no es ficción.
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