Canadá a la caza de talentos
Mientras la muy necesaria reforma migratoria de
Estados Unidos sigue estancada en el Congreso, Canadá no espera: al
igual que Gran Bretaña, Australia, Chile y Brasil, ha lanzado un
programa para atraer a emprendedores de todo el mundo ofreciéndoles
visas permanentes y hasta ciudadanía.
Y a juzgar por lo que me dijo en
una entrevista el nuevo Ministro de Ciudadanía e Inmigración de Canadá,
Chris Alexander, el programa piloto de su país de dar 2,750 visas a
jóvenes emprendedores extranjeros muy pronto podría ser ampliado. “Si
tenemos éxito y logramos atraer la clase de gente que deseamos atraer,
confío en que ese número de visas aumentará”, me dijo.
Así, Canadá
se une a otros países que esperan crear centros tecnológicos semejantes
a Silicon Valley atrayendo a emprendedores globales que no pueden
conseguir visas permanentes en Estados Unidos.
Y son bastante
agresivos para lograr su propósito: recientemente, Canadá colocó un
enorme cartel en una autopista de Silicon Valley con la leyenda:
“¿Problemas con la Visa H-1b? Vire hacia Canadá”. Y tanto Chile como
Brasil ofrecen generosos subsidios a emprendedores extranjeros.
Alexander
me dijo que, bajo el nuevo programa canadiense, si uno es un joven
extranjero que vive en Silicon Valley y tiene una gran idea, y recibe
una inversión de un mínimo de $75,000 de un inversionista de Canadá, “se
le concederá residencia permanente, con la capacidad de convertirse en
ciudadano”.
Alexander dijo que una vez que las asociaciones de
inversionistas aprueban a un candidato, “el proceso de darles visas es
relativamente rápido, y el porcentaje de aprobación muy elevado”. Agregó
que “la idea es permitir que las mejores empresas del sector privado, y
no el gobierno, elijan a los ganadores”.
Chile, cuyo programa
Startup-Chile, patrocinado por el gobierno, se inició hace tres años,
ofrece $40,000 de ayuda gubernamental más espacio de oficinas gratis y
visas de trabajo a empresarios extranjeros con proyectos
internacionales. Hasta el momento, se han postulado 7,200 emprendedores
extranjeros, de lo cuales 670 ya han sido aceptados.
A principios
de este año Brasil anunció su programa Startup Brasil, que ofrece a los
emprendedores tecnológicos nacionales y extranjeros casi $100,000 en
ayuda gubernamental, más oficinas gratuitas. El programa de Brasil, a
diferencia del chileno, está más dirigido a los emprendedores
nacionales, y sólo un 25 por ciento serán extranjeros.
En
comparación, el proyecto de ley de inmigración de Estados Unidos que fue
recientemente aprobado por el Senado —pero sigue bloqueado por los
republicanos de la Cámara baja— sólo ofrece una “visa de inversor
no-inmigrante” de tres años de duración. Aunque esa visa es renovable,
los postulantes deben satisfacer varias condiciones muy exigentes para
poder convertirla en una visa permanente que conduzca a la ciudadanía,
como generar ingresos anuales de $750,000.
Las empresas
tecnológicas de Estados Unidos están tan frustradas con las
restricciones inmigratorias que les impiden contratar a científicos e
ingenieros extranjeros graduados en las mejores universidades
estadounidenses, que muchas de ellas —incluyendo Microsoft— ya han
establecido laboratorios en Vancouver, Canadá, para ponerlos a trabajar
allí.
De manera aún más dramática —y al principio, cuando escuché
esto, creí que era una broma—, un grupo de emprendedores ha lanzado un
plan para crear una comunidad de emprendedores flotante en un crucero
anclado en aguas internacionales, a 12 millas de la costa de San
Francisco.
El proyecto, llamado Blueseed, ofrece a emprendedores
extranjeros la posibilidad de estar cerca de Silicon Valley sin
necesitar una visa de trabajo de Estados Unidos, y la posibilidad de
trasladarse todos los días a tierra en un ferry. Más de 1,400
emprendedores de 68 países ya han manifestado su interés de vivir en el
barco, según Blueseed.com.
Mi opinión: Los republicanos de la
Cámara de Representantes tienen gran parte de la culpa de que el sistema
migratorio estadounidense no se modernice, porque —aun cuando respaldan
entregar más visas a los emprendedores extranjeros— están bloqueando la
ley general de reforma migratoria donde están incluidas las visas para
emprendedores.
Sus objeciones al proyecto de ley del Senado, que
ofrece darle una vía de acceso condicionado a la ciudadanía a millones
de inmigrantes que ya están en el país, están causando un grave daño a
la economía. Los inmigrantes siempre han sido un beneficio para este
país, y ahora —con la inmigración no autorizada en el punto más bajo en
los últimos 40 años— las objeciones de los congresistas republicanos
suenan más absurdas que nunca.
Con respecto a la tecnología,
Estados Unidos aun tiene una enorme ventaja sobre el resto del mundo.
Pero si el Congreso no aprueba de una vez por todas la tan postergada
ley de reforma migratoria, Canadá y otros países —o quizás incluso un
barco anclado en aguas internacionales frente a California— reducirán
cada vez más esa ventaja.
- 28 de diciembre, 2009
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