La fiesta del dólar barato
A juzgar por los últimos titulares del Miami
Herald, los precios de las viviendas siguen subiendo en Miami, y los
turistas de Brasil, Argentina y Venezuela siguen fluyendo a esta ciudad
gracias a las monedas fuertes de sus países. La gran pregunta es cuánto
tiempo más durará la fiesta del dólar barato.
Si uno mira las últimas
cifras económicas, puede concluir que está a punto de terminar. Las
monedas latinoamericanas se han depreciado rápidamente en las últimas
semanas, encareciendo para los latinoamericanos los viajes y la compra
de propiedades en el extranjero.
Durante el mes pasado, la moneda
de Brasil cayó casi un 10 por ciento con respecto al dólar
estadounidense. El Banco Central de Brasil a anunció el viernes que
inyectará hasta $60,000 millones en la economía para impedir que la
moneda brasileña siga cayendo.
Durante los últimos 12 meses, la
moneda de Brasil cayó casi un 22 por ciento con respecto al dólar
estadounidense, la de Argentina un 21.4 por ciento, la de Perú casi un 8
por ciento, la de Chile casi un 7 por ciento, la de Colombia un 6.2 por
ciento, y la de México un 1.4 por ciento, según el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID).
La depreciación de las monedas se aceleró
desde que el director de la Reserva Federal Ben Bernanke sugirió el 19
de junio que la economía de EEUU se está recuperando, y que el gobierno
empezará a reducir sus fondos de estímulo a la economía. Eso llevó a los
mercados a creer que las tasas de interés estadounidenses subirán, y
que muchos capitales migrarán de los países emergentes a Estados Unidos.
La
mayoría de las instituciones financieras internacionales tienden a
pensar que la década de las monedas latinoamericanas super-fuertes ha
llegado a su fin.
“La fiesta se va a terminar pronto, si es que ya
no ha terminado”, me dijo Andrew Powell, uno de los principales
economistas del BID. “Las tasas de interés internacionales que han
estado a niveles históricamente bajos no se mantendrán allí; la tasa de
crecimiento de China en los últimos años no será sostenible; Europa
todavía tiene problemas, y los precios de las materias primas
probablemente caigan”.
El cambio podría ayudar a Latinoamérica a
la larga, porque las monedas más débiles harán que sus exportaciones
sean más competitivas en el extranjero. Pero sus importaciones —al igual
que los viajes a Miami— serán más caras.
“Si la tendencia a la
depreciación de las monedas latinoamericanas de las últimas semanas
continúa, se podría llegar a una caída del turismo latinoamericano y las
compras de propiedades en Estados Unidos”, dice Daniel Lederman, un
economista del Banco Mundial especializado en Latinoamérica.
Pero
algunos están en desacuerdo, afirmando que no creen que se producirá una
mayor caída de las monedas latinoamericanas, ni una disminución de los
viajes o de las compras de propiedades en Estados Unidos.
“Miami
puede dormir tranquila”, me dijo Alberto Bernal, director de
investigación de Bulltick Capital Markets. “Lo que hemos visto en las
últimas semanas es un ajuste normal dentro de un boom”.
El factor
fundamental detrás del fortalecimiento de las monedas latinoamericanas
—la rápida urbanización de India y China, cuyas nuevas clases medias
están consumiendo más materias primas latinoamericanas— no ha cambiado,
dice Bernal.
“El boom de las materias primas latinoamericanas se
acabará cuando China llegue a un nivel de urbanización del 70 por
ciento, y ahora está en el 51 por ciento. Este proceso puede durar 15
años”, dice Bernal. “Mientras tanto, las materias primas
latinoamericanas seguirán siendo un activo muy preciado”.
Mi
opinión: No me sorprendería ver una mayor depreciación de las monedas de
países latinoamericanos exportadores de materias primas, entre otras
cosas porque una posible subida de las tasas de interés en Estados
Unidos provocará una migración de capitales hacia el dólar.
Y
aunque es cierto que las clases medias de India y China seguirán
consumiendo materias primas latinoamericanas, un viaje a China que hice
hace unos meses me dejó con la impresión de que las crecientes tensiones
sociales de ese país por la corrupción, la polución y otros problemas
podrían llevar a una mayor turbulencia política, y a un crecimiento
menor del 7.5 por ciento anual previsto.
Para compensar el
estancamiento de los precios de las materias primas, los países
exportadores de commodities tendrán que aumentar su productividad,
atraer inversiones y diversificar sus exportaciones a productos no
tradicionales.
En ese sentido, la fiesta del dólar barato ha
terminado, aunque gracias a un mejor manejo de sus finanzas muchos
países latinoamericanos están hoy mejor preparados para vivir con
monedas más baratas que antes de la crisis de la deuda externa de los
años ochenta. Si manejan bien la depreciación de sus monedas, esto
debería ser un aliciente para volverse más competitivos, y no debería
convertirse en una crisis traumática para ellos, ni para Miami.
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