Bolivia: El gobierno que merecemos
Una
característica de los países con baja corrupción es que se castigan severamente
los actos de corrupción. Una característica de los países más corruptos es que apenas
se castiga la corrupción. Esta afirmación, que suena a verdad de Perogrullo,
parece ser ignorada por quienes eligen a los gobernantes: los ciudadanos.
En
Bolivia pueden suceder cosas atroces cuya responsabilidad es del gobierno sin
que apenas exista un costo político para los gobernantes de turno. Desde sus
inicios, el gobierno de Evo Morales dio señales claras de combatir por sobre
todas las cosas la disidencia, antes que la corrupción, de castigar a quienes
cuestionen al gobierno o a sus funcionarios, antes que castigar a los
corruptos. Para ello no hay mejor ejemplo que YPFB, donde, ante denuncias de
corrupción, se castigó a los denunciantes y se premió al denunciado con una
embajada en otro país.
Pero
el causante de la corrupción no es solo de Evo Morales (aunque tiene mucha
responsabilidad), sino también de la ciudadanía en general, que avaló una y
otra vez los actos de corrupción de este gobierno, dándole su apoyo en varias
elecciones posteriores.
No
es suficiente justificarnos diciendo que este es un pueblo de ignorantes (que
lo es), ya que hasta el más ignorante sabe que mentir y robar debería ser
sancionable. El problema no es la ignorancia, sino la complacencia. Somos
complacientes con la corrupción, con la mentira, con la ineptitud. Y por eso un
gobierno puede crear empresas que no funcionan, no rendir cuentas de los
gastos, utilizar la justicia como un arma de persecución política a opositores
o intimidar y coartar a la prensa independiente, con un costo político mínimo.
Nos
movemos según conveniencias y no según principios. Tratamos a los partidos
políticos como si fueran equipos de fútbol, justificando el accionar del
partido de nuestra preferencia y condenando todo lo que hacen los demás.
Si
las acciones antidemocráticas de Evo (que las tuvo desde el principio de su
gestión) y los actos de corrupción de su gobierno (que también existieron desde
el inicio) hubieran tenido un castigo en las urnas, tendríamos un gobierno más
democrático y menos corrupto. Los culpables de la situación actual, son los
ciudadanos. El gobernante, simplemente intentará cimentar su poder hasta donde
se lo permita su nivel de popularidad y la popularidad de Evo, a pesar de todo,
sigue casi intacta.
- 23 de julio, 2015
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