El idilio de Maduro con Asad
Gran parte del mundo está exigiendo que se ejerza
mayor presión sobre Siria tras el informe de los inspectores de las
Naciones Unidas según el cual se utilizaron armas químicas en Siria,
pero —sorprendentemente— Venezuela y algunos de sus aliados siguen
defendiendo apasionadamente al dictador sirio Bashar al Assad.
A
principios de esta semana, después de que el Secretario General de las
Naciones Unidas Ban Ki-moon presentó el informe de los inspectores de la
ONU según el cual existen “evidencias claras y convincentes” de que se
usaron armas químicas en el ataque del 21 de agosto en los suburbios de
Damasco, el presidente venezolano Nicolás Maduro atacó al encargado de
la ONU por supuestamente apoyar a los enemigos del “pueblo sirio”.
“¿Por
qué el Secretario General de la ONU se presta (a los planes para atacar
Siria), como si fuera fiscal y juez de los pueblos del mundo, y se pone
al servicio de la estrategia de guerra, en vez de estar al servicio de
la paz?”, preguntó Maduro en un discurso del 16 de septiembre, horas
después de darse a conocer el informe de la ONU.
En un discurso
anterior, del 30 de agosto —más de una semana después del ataque del con
armas químicas del 21 de agosto— Maduro dijo en un discurso que
“Venezuela está con Siria, y con el presidente Bashar al Assad, y con el
pueblo sirio”. Un día después, el 31 de agosto, Maduro emitió una
declaración oficial apoyando a Siria en su lucha contra las “agresiones
guerreristas injustificadas”.
Mientras tanto, los medios
oficialistas venezolanos han convertido a Assad en un héroe, y culpan a
Estados Unidos e Israel por la crisis siria. El diario oficialista
Correo del Orinoco del 19 de septiembre muestra una caricatura de
aviones de guerra que en lugar de bombas lanzan corazones con la leyenda
“al pueblo sirio, de los pueblos del ALBA”.
El diario oficialista
Vea, en una de las caricaturas antisemitas que aparecen frecuentemente
en los medios progubernamentales venezolanos, publicó el 9 de mayo una
caricatura mostrando un esqueleto vestido de negro que representa la
muerte, con una hoz y una estrella de David, con la leyenda “Como
estábamos cansados de matar palestinos, vamos a acabar ahora con los
sirios”.
Lo más sorprendente de estas caricaturas es que siguen
saliendo de la máquina de propaganda de Maduro después del informe de la
ONU, que —sin decirlo explícitamente, porque eso no entraba dentro de
la misión de los inspectores en Siria— apunta claramente a que las
fuerzas de Assad fueron responsables del ataque con armas químicas del
21 de agosto. Aunque el informe de la ONU no toma partido, dice que los
cohetes cargados de gas Sarin fueron lanzados desde posiciones
controladas por el gobierno sirio.
Aunque menos virulentamente,
algunos aliados de Venezuela como Cuba y Bolivia, también siguen
apoyando a Assad a pesar del informe de la ONU. Los demás países
latinoamericanos han apoyado el acuerdo de Ginebra entre Estados Unidos y
Rusia para exigirle a Siria que destruya sus depósitos de armas
químicas.
Roberta Jacobson, la encargada de asuntos
latinoamericanos del Departamento de Estado, me dijo en una entrevista
que hay cierta “desilusión” en Washington por el hecho de que muchos
países latinoamericanos no hayan hecho declaraciones más contundentes
sobre el uso de gas sarín por parte del gobierno de Asad.
Jacobson
añadió que “los países del Hemisferio Occidental quieren ser actores
globales, y cada vez lo son más. (Pero) si quieren ser actores globales,
deben participar y hacerle frente a los desafíos que se le presentan a
la comunidad internacional”.
Mi opinión: Es completamente legítimo
que los países latinoamericanos se opongan a una intervención
unilateral de Estados Unidos en Siria, o incluso a una intervención más
amplia de Estados Unidos con docenas de otros países fuera del marco de
la ONU. Yo mismo tengo serias dudas sobre la conveniencia de una
intervención para detener la carnicería en Siria sin algún tipo de
respaldo de la ONU.
Pero defender a un dictador que ha masacrado a
una buena parte de las 100,000 víctimas de la guerra civil siria, y que
según todas las evidencias ha utilizado armas químicas contra su
pueblo, es escandaloso.
Maduro probablemente esté sobreactuando
con respecto a Siria porque necesita el respaldo de los sectores
radicales del chavismo tras su dudosa victoria electoral del 14 de
abril, y ante el desastre económico que está debilitando su gobierno. Y
la admiración de Maduro por los dictadores, una herencia del chavismo,
también podría explicar su simpatía natural por Assad.
Sin
embargo, el apoyo entusiasta de Venezuela al régimen sirio después del
ataque con armas químicas del 21 de agosto debería ser denunciado por
todo el mundo por lo que verdaderamente es: un abierto respaldo a
crímenes contra la humanidad.
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