Q10,000,000,000
El presidente dedicó su programa De Frente con el
Presidente número 16 a que su ministro y viceministra de Finanzas
despejaran lo que se calificara como los “mitos” y “fantasías” del
presupuesto público: había que explicar por qué tenemos el presupuesto y
la deuda pública más baja de Centroamérica. Dicen que “en el país de
los ciegos, el tuerto es rey”. Compararnos fiscalmente con otros países
nos hace lucir campeones. Especialmente cuando eligen a El Salvador y
Costa Rica como referencia. Solo les faltó meter a Grecia para concluir
que estamos nítidos.
Yo no comparto el optimismo, por dos razones: porque
no tendré a quién “entregarle” el problema fiscal al final de este
período presidencial y porque, a este ritmo, mis hijos —y los suyos—
continuarán siendo responsables por la deuda. Es mal momento para poner a
Costa Rica como ejemplo. Acaban de recibir una baja en su calificación
crediticia por su alto endeudamiento público. Y El Salvador, hace rato
perdió su buena calificación también.
La clave de la alquimia
oficial, para esconder la deuda y minimizar el presupuesto, es dividir
ambos valores entre la producción total del país llamada Producto
Interno Bruto (PIB). Así es como un número que cada año crece —en el
numerador— se hace más pequeño al dividirlo entre el PIB —denominador—,
que también crece. Por ejemplo, en 1995 la deuda pública era menor a Q17
millardos y representaba menos de 20% del PIB. Para finales del 2013 la
deuda rondará los Q110 millardos o un 25% del PIB. Nótese que la deuda
se habrá multiplicado 6.4 veces, pero “solo” habrá crecido cinco puntos
porcentuales gracias a la “magia” de dividirla dentro del PIB.
El
problema, para el ciudadano, es que el PIB no es quien paga la deuda;
solo los ciudadanos de carne y hueso tienen la obligación de pagarla.
Por lo tanto, la matemática oficial es irrelevante. Lo relevante es que
usted, como trabajador de la población económicamente activa, soportaba
una deuda pública cercana a Q5,500 en 1995, y hoy esa deuda va por los
Q17,300. ¡Su obligación personal se ha más que triplicado! Esa no es
ninguna fantasía.
El Gobierno insiste en que el presupuesto
público tampoco es el más grande de la historia, sino que es el más
pequeño de la región. Pero a usted lo que le debe importar es que en
1995 el Gobierno recaudaba Q2,200 en impuestos por trabajador, y en el
2013 pretendía recaudar Q8,745 por trabajador. La “factura” que el
Gobierno le pasa a la ciudadanía de carne y hueso se ha cuadruplicado.
La
discusión del presupuesto continuará y la propaganda oficial también.
Sin embargo, preocupa que, desde la perspectiva gubernamental, endeudar
al país en cerca de Q10 millardos por tercer año consecutivo ya es algo
“normal”. No solo eso, sino que cualquier llamado a la prudencia es
calificado “mito” o “fantasía”. Para los que llegan al poder por solo
cuatro años, posiblemente así sea. Pero para los ciudadanos que pagan
sus aventuras presupuestales con más trabajo, más pobreza y más
impuestos, el mito es una realidad que se enfrenta a diario.
- 23 de julio, 2015
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