Argentina: Tres problemas con el cepo cambiario
La acelerara pérdida de reservas por parte del BCRA ha puesto en el
centro del escenario el problema del cepo cambiario. Si bien queda poco
para que termine el 2013, en lo que va del año el BCRA ya perdió más
reservas que el 2011 y el 2012 juntos. Incluso se estima que terminará
el año perdiendo alrededor de 12.000 millones. Estos números pueden ser
peores si además se tiene en cuenta préstamos que recibe el BCRA que
hacen “ver” que las reservas propias son más de la reales. Ni hablar del
patrimonio en el balance si se toman las letras intransferibles del
Tesoro a valor de mercado en lugar de valor libro. ¿Cuál es el punto de
tener un cepo cambiario si el BCRA es incapaz de controlar sus propias
reservas?
El problema del cepo es que no soluciona el problema de fondo. El
dólar oficial se encuentra artificialmente barato, lo que hace que su
oferta (por exportaciones, etc.) sea menor y que su demanda (para
importaciones, atesoramiento, etc.) sea mayor. El desequilibrio es la
pérdida de reservas resultante. Parte importante de este problema es la
precaria situación energética a la que se ha llegado luego de 10 años de
Kirchnerismo. Ante este panorama, la pregunta de si se puede salir del
cepo y cómo hacerlo se ha escuchado con mayor frecuencia en los últimos
días. Una política para salir del cepo tiene que hacer frente a por lo
menos tres problemas.
En primer lugar el desvío del tipo de cambio oficial respecto al tipo
de cambio real. En la medida que el tipo de cambio oficial mantenga un
precio de dólar barato, la oferta no podrá satisfacer a la demanda en el
mercado de cambios. Esto no es otra cosa que la interacción entre
demanda y oferta. La Argentina está en un típico problema de atraso
cambiario. La política cambiaria K ha sido similar a la tablita de
Martinez de Hoz; ajustar el tipo de cambio por debajo de la inflación.
Si uno estima el tipo de cambio del 2007 (cuando se interviene el Indec)
en adelante por la inflación verdadera de Argentina menos la americana,
a fin del 2012 el tipo de cambio debería estar alrededor de los 12
pesos. Es decir, el mercado blue se encuentra más cerca de un tipo de
cambio de equilibrio que el tipo de cambio del BCRA. Esto no quiere
decir que la solución sea una devaluación. De poco sirven la
devaluaciones que buscan evitar cambios de fondo en la economía del
país. Las economías son más competitivas frente al mundo cuando el
sector productivo es competitivo, no cuando el BCRA devalúa
artificialmente el tipo de cambio. En lo que va del 2013, el BCRA
devalúo el peso alrededor de un 25% (en términos anuales), tasa similar a
la inflación anual. Este es un ritmo de devaluación muy importante, por
más que el gobierno niegue sus propias políticas.
En segundo lugar, es indispensable dar fin a la inflación, ya entre
las mayores a nivel mundial. La diferencia entre una inflación del 2% y
una del 25% no es meramente de valores. Con una inflación del 25% el
peso puede ser medio de pago, pero deja de ser una eficiente unidad de
cuenta y definitivamente deja de ser un medio para atesorar valor. Esto
quiere decir que mientras el peso puede ser un medio de pago no es
dinero propiamente dicho. Si el atesoramiento de valor (ahorrar) no es
posible, entonces la demanda de tenencia de pesos colapsa. Esto quiere
decir que todo peso que no se necesita para transacciones (compras de
cada mes como ir al supermercado, pagar impuestos, etc.) se utiliza para
comprar bienes, pero no se ahorra. El aumento en consumo no se debe a
las bondades del modelo Kirchnerista, se debe a la destrucción del peso
como reserva de valor. Se pierde menos riqueza comprando un televisor
plasma o cambiando el auto que ahorrando en pesos. El desafío del BCRA
no es sólo bajar la inflación, es volver a generar la confianza en la
gente que el peso ha vuelto a ser dinero, lo que incluye ser un medio
viable y confiable para atesorar valor. En el centro de estos problemas
se encuentra el déficit fiscal, el cual el BCRA financia al mismo
tiempo que se deslinda del problema inflacionario.
En tercer lugar, hay un serio problema de confianza. El dinero fiat
como el peso (dinero no convertible) obtiene su valor de la confianza
que el mercado tenga en el BCRA. Cuando el BCRA no es confiable,
entonces comienza a haber una preocupación por las reservas, dado que
sin cepo cambiario el mercado puedo rápidamente cambiar el peso por otra
moneda más dura. Pero si el BCRA fuese confiable nadie estaría
preocupado por el nivel de reservas. ¿Cuáles son, acaso, las reservas de
la Reserva Federal de Estados Unidos? No va a ser fácil eliminar la
preocupación por las reservas en un país con un historial único de
inflación y un presidente del BCRA que niega que la inflación sea su
responsabilidad. ¿Cómo creer la palabra a un gobierno que insiste con
publicar las cifras del Indec (sólo por dar el ejemplo más claro)? El
gobierno Argentino es considerado, doméstica e internacionalmente, un
mentoriso crónico. ¿Cómo creerle a un mentiroso crónico? El kirchnerismo
es un movimiento sin credibilidad. ¿Le creería a usted a Cristina
Kirchner si, al retornar de su retiro médico, le dice por cadena
nacional que le promete proteger el valor del peso secundada por
funcionarios como Boudu, Moreno, Kicillof, Pimpi Colombi, Marcó del
Pont, Abal Medina, etc.? El problema del Kirchnerismo no es sólo su
rechazo al problema, sino que han dilapidado la credibilidad necesaria
para que las medidas que debería tomar sean creíbles.
El kirchnerismo ha hecho a la sombra de los otros poderes del estado
un gran daño social y económico. Pero el mayor golpe que han dado al
país es el daño institucional. Al votar la estatización de las AFJP y la
expropiación de YPF, Lla oposición es tan responsable del deterioro
institucional del país como el Kirchnerismo. El problema de una parte
importante de la oposición es que ha dañado también su propia
credibilidad. La confianza, el respeto a la clase política, las
instituciones formales e informales, se construyen con mucho esfuerzo y
tiempo. Es muy fácil, sin embargo, echar por tierra tanto trabajo. Está
confundida la oposición si cree que los problemas del Kirchnerismo se
solucionan mejorando la gestión pero sin un serio cambio de actitud
hacia el problema institucional y revisión de las políticas de fondo.
El autor es Assistant Professor en la Metropolitan State University of Denver.
- 23 de julio, 2015
- 25 de noviembre, 2013
- 7 de marzo, 2025
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