¡Feliz Navidad!, a pesar de la aduana
La capacidad de innovar de los empresarios en lugares donde tienen mayores oportunidades y acceso a capital de inversión para desarrollar sus ideas –debido a la mayor libertad económica– es imparable. Considere que esta Navidad millones de personas de alrededor del mundo tendrán la oportunidad de hacer algo que hace apenas dos décadas era imposible: comprar regalos de cualquier parte del mundo para sus seres queridos desde la comodidad de su casa.
Cualquiera con un teléfono inteligente puede, por ejemplo, bajarse el app de Amazon.com y escanear el código de barra de cualquier producto para chequear instantáneamente si Amazon lo vende más barato. Conviene chequear varias veces, ya que esta tienda realiza 2,5 millones de cambios de precios ¡al día! También puede asegurarse de que está comprando el producto al mejor precio comparando el precio de venta en múltiples tiendas a través de Google Shopping y además puede realizar una búsqueda de códigos de cupones de descuentos antes de pagar en la tienda que ha decidido comprarlo.
Para quienes comprenden la naturaleza dinámica de los mercados y cómo estos se ajustan constantemente a los cambiantes gustos y necesidades de los consumidores, esto tiene sentido, aunque no deja de ser impresionante. En cambio, sí debe ser difícil de comprender para alguien como Herbert García, jefe del Órgano Superior para la Defensa Popular de la Economía de Venezuela, cuyo trabajo es hacer cumplir listas de precios arbitrariamente fijados por un gobierno que sabe poco o nada acerca de lo que prefieren o necesitan los consumidores. Lo que nadie le puede negar al general García es que tiene grandes ambiciones, pues recientemente dijo: “Aquella teoría de la oferta y la demanda no la vamos a permitir”.
Pero volviendo al mundo moderno, también tenemos hoy los productos de Apple, que siempre reconocen implícitamente los beneficios de la globalización imprimiendo en alguna parte de sus productos la siguiente frase: “Diseñado por Apple en California. Ensamblado en China”.
Por supuesto que hay empresas menos glamurosas que Apple y Amazon que también están mejorando nuestras vidas cada día y vale la pena apreciarlo. Consideremos el caso de Ferrero, la empresa italiana detrás de la deliciosa Nutella. Cuando era niña, la Nutella solo se conseguía si alguien conocido o uno mismo lograba viajar a Europa. Hoy, Ferrero vende 250.000 toneladas de Nutella en 75 países alrededor del mundo. Además, Nutella se prepara en fábricas en cinco continentes y se nutre de insumos de Brasil (azúcar), Nigeria (cacao), Francia (vainilla y azúcar), Turquía (avellanas), Malasia (aceite de palma).
De estos y muchos otros productos y servicios más baratos y de mejor calidad podrían beneficiarse cada vez más ecuatorianos si tan solo pudiéramos pasarlos por la aduana sin pagar impuestos prohibitivos y ser inspeccionados como sospechosos de un delito. Esta Navidad muchos ecuatorianos pagarán precios más altos por regalos para sus seres queridos gracias a la efectividad de quienes trabajan en la aduana. Quienes trabajan en la aduana deben estar conscientes de que esa es la naturaleza de su trabajo: prohibir que ingrese riqueza al país. Pero la imparable capacidad de innovación de algunos empresarios en otras partes más libres del mundo y la historia reciente nos muestran cómo los controles estatales eventualmente terminan siendo burlados. Así que, ¡Feliz Navidad!, a pesar de la aduana.
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