¡Frenen las deportaciones masivas!
Lo que dijo el Presidente Barack Obama sobre la reforma migratoria durante su discurso del Estado de la Unión —y la ovación que recibió de legisladores demócratas y republicanos— ha renovado la esperanza de que el Congreso estadounidense finalmente llegará a un acuerdo este año para legalizar a millones de inmigrantes indocumentados.
Eso está muy bien, pero Obama debería haber ido mucho más allá. Debería haber anunciado una suspensión temporaria de las deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados que serían candidatos a ser legalizados muy pronto.
Pese a que Obama ha apoyado la legalización de gran parte de los 11 millones de indocumentados, a pesar de la tenaz oposición de los Republicanos en la Camara de Representantes, el gobierno de Obama ha deportado un número récord de personas. Desde que Obama asumió la presidencia hace cinco años, el gobierno ha deportado alrededor de 2 millones de personas, más que durante la totalidad de los ocho años en que George W. Bush ocupó la presidencia.
Durante su discurso sobre el Estado de la Unión, Obama se cuidó de no atacar a los republicanos por haberse opuesto sistemáticamente a la reforma inmigratoria. Lo más probable es que Obama calculó que ambos partidos están próximos a un acuerdo, y no quería hostilizar a los republicanos de la Cámara baja, que siguen siendo el principal obstáculo para la legalización de los indocumentados.
Los partidarios de la legalización de los indocumentados dicen que fue una buena estrategia por parte de Obama.
“En el loco mundo de Washington D.C., cuanto más diga Obama sobre la reforma inmigratoria, tanto más los republicanos se resistirán a ella. De hecho, se puede decir que el presidente está tan interesado en que se apruebe la reforma inmigratoria, que le quitó relevancia en su discurso”, dice Frank Sharry, director del grupo pro-inmigratorio America’s Voice.
La representante Cathy McMorris, quien ofreció la respuesta republicana al discurso de Obama sobre el Estado de la Unión, también adoptó un tono positivo. Dijo que “estamos trabajando en una solución gradual para aprobar la reforma inmigratoria”, insinuando que puede haber un acuerdo en ciernes.
Muchos republicanos dicen que, efectivamente, están reconsiderando sus anteriores posturas en materia migratoria. Perdieron las elecciones de 2012 —tal como muchos predijimos— en parte por su oposición a la reforma inmigratoria, y evidente hostilidad hacia los trabajadores indocumentados, que ofendió a muchos hispanos. Ahora, los republicanos necesitan cambiar su imagen de ser el partido “anti-hispano”, antes de las elecciones legislativas de noviembre.
No obstante, muchos grupos pro-inmigración creen que Obama debería haber anunciado una interrupción temporaria de las deportaciones masivas. Obama dijo en su discurso que actuaría unilateralmente —pasando por encima del Congreso— en varios temas, como el salario mínimo y el calentamiento global, pero no incluyó el tema migratorio entre ellos.
En los últimos días, un grupo de más de 30 demócratas enviaron una carta a Obama pidiéndole que use sus poderes ejecutivos para detener la deportación de los inmigrantes indocumentados que puedan ser elegibles para la legalización.
Funcionarios del gobierno de Obama me dijeron que el presidente no puede hacer eso, porque equivaldría a pedirle que no cumpla la ley. Asimismo, Obama quiere una solución duradera al problema migratorio, que rija mas allá de su presidencia, y eso solo puede venir del Congreso, aseguran.
Pero Sharry, de America’s Voice, argumenta que sería injusto deportar a gente que está a un paso de obtener status legal por legislación pendiente en el Congreso. “Obama dice que no tiene autoridad legal para hacer cambios significativos en la política de deportaciones establecida por el Congreso, pero sin duda tiene autoridad para revertir el número récord de deportaciones llevadas a cabo por su propia administración”, me dijo Sharry.
Mi opinión: Obama está del lado correcto del debate sobre inmigración, pero se equivoca al decir que no tiene poder legal para suspender las deportaciones masivas.
Ya ha probado que puede hacerlo. En 2012, Obama anunció un programa por el cual se suspendería por dos años la deportación de más de 455,000 jóvenes indocumentados que fueron traídos al país de niños, los así llamados “soñadores”. ¿Por qué no hacer lo mismo con los inmigrantes indocumentados adultos?
Posiblemente Obama haya presionado el pedal de las deportaciones en años recientes porque pensaba que de esa manera muchos republicanos opuestos a la inmigración lo ayudarían a aprobar una reforma inmigratoria. Pero los tiempos políticos han cambiado.
Antes, los republicanos querían dejar contentos a sus seguidores más ciegamente opuestos a la inmigración. Hoy, lo que más les conviene a los republicanos es recuperar el escaso apoyo que les queda entre los hispanos.
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