El peligro golpista en Venezuela
Un ex profesor del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez acaba de publicar un trabajo sobre la crisis política venezolana, y sus conclusiones son inquietantes: dice que el escenario más probable en ese país es un golpe militar.
Andrés Serbin, un politólogo argentino que vivió muchos años en Venezuela y fue profesor de ciencias políticas de Chávez en la Universidad Simón Bolívar a principios de la década de 1990, dice en su trabajo que la crisis política venezolana —que ya ha causado 39 muertos y cientos de heridos— probablemente se agrave.
La creciente escasez de alimentos, el índice de inflación más elevado del mundo, el récord de homicidios, y la sangrienta represión implementada por Maduro contra las manifestaciones de la oposición producen como resultado “una creciente tendencia a la violencia” de todas las partes involucradas.
El documento, titulado “Venezuela en crisis”, publicado por la Sociedad Global para la Prevención de los Conflictos Armados (SGPCA), con sede en Holanda, se difundió apenas días antes de que Maduro anunciara el arresto de tres generales de la Fuerza Aérea acusados de complotar para un supuesto golpe de Estado la semana pasada. Maduro, que denuncia casi todos los días alguna nueva conspiración, no ha dado aún ningún detalle del caso.
El trabajo de Serbin dice que el escenario “más probable” es la anarquía, seguida de “la posibilidad de una intervención militar de los sectores nacionalistas-institucionales de las fuerzas armadas”.
En una entrevista telefónica desde Argentina, Serbin me dijo que esos sectores “nacionalistas-institucionales” de las fuerzas armadas resienten el poder de los asesores militares cubanos dentro de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, así como la creación gubernamental de grupos paramilitares. Además, esos sectores no quieren involucrarse con la represión a las manifestaciones opositoras, dijo.
“Para evitar la posibilidad de un golpe, es más urgente que nunca que los moderados del gobierno y de la oposición inicien un diálogo mediado por un actor externo, tal como el Vaticano”, me dijo Serbin.
Algunos conocidos analistas venezolanos se muestran escépticos sobre la posibilidad de un golpe militar, porque los altos mandos militares están ganando más dinero que nunca. Dicen que Venezuela es un país que importa prácticamente de todo, y que los militares y sus socios comerciales controlan la mayoría de las importaciones que entran al país.
Por lo menos el 43 por ciento de las importaciones venezolanas, incluyendo alimentos esenciales, son controladas por agencias del gobierno en muchos casos dirigidas por oficiales militares en actividad o retirados.
“¿Para qué van a sacar a Maduro, que les da de todo?”, me dijo Luis Vicente León, director de la encuestadora venezolana Datanalisis. “Los militares son los primeros interesados en que Maduro siga en el poder”.
Otros analistas venezolanos argumentan que el país ya ha sufrido un golpe militar en cámara lenta: más de 1,600 oficiales militares han sido designados para cargos gubernamentales desde que Chávez asumió la presidencia en 1999, y prácticamente controlan el gobierno, según un estudio del sociólogo Eduardo Guzmán Pérez.
Control Ciudadano, un grupo no gubernamental de Venezuela, dice que el 25 por ciento del gabinete de Maduro —incluyendo los poderosos ministerios del Interior y de Finanzas— y el 52 por ciento de las gobernaciones de los estados están en manos de militares en actividad o retirados.
Además, Maduro ha ascendido a generales a un número récord de oficiales, al punto de que las Fuerzas Armadas Bolivarianas, de unos 120,000 efectivos, tienen alrededor de 1,200 generales, lo que quizás sea un récord mundial para una fuerza militar de ese tamaño. Sin embargo, Chávez tenía un firme control de los militares, Maduro es un presidente más débil que en muchos aspectos está controlado por los militares, dicen.
“Bajo Chávez, teníamos un control vertical de los miliares”, me dijo Rocío San Miguel, la presidenta de Control Ciudadano. “Ahora hay una atomización del control militar, en que los militares se hacen dueños de parcelas de poder, sin control de ninguna naturaleza”.
Mi opinión: Aunque Venezuela no tiene un gobierno militar convencional, ya tiene un gobierno militarizado, en el que hasta los civiles —como Maduro— se visten con uniformes de apariencia militar. Eso no justifica de ninguna manera un golpe militar para recuperar el estado de derecho —la historia ha demostrado que no existe tal cosa como un golpe “bueno”— pero debería ser motivo de suficiente alarma como para que la comunidad internacional exija una solución negociada de la crisis venezolana.
Hasta los aliados latinoamericanos de Maduro, como Brasil, deberían presionarlo para iniciar negociaciones serias para el restablecimiento de la separación de poderes —incluyendo la creación de un tribunal electoral independiente — y la libertad de prensa. La alternativa, tal como lo ha señalado Serbin, podría ser un golpe militar, o un auto-golpe desde el propio gobierno, y un nuevo ciclo de violencia aún mayor que podría desembocar en una guerra civil.
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