La estafa marxista
Karl Marx, además de filósofo, fue también un político. Es por eso que su obra se caracteriza por hacer un análisis minucioso de la manera como se mueven las fuerzas económicas en la Inglaterra del siglo XIX, pero por encima de cualquier intento de comprender el mundo y sus miserias (ejercicio que habitualmente se ha hecho desde la filosofía occidental), su tesis es un proyecto de carácter proselitista que intentaba concretar una forma de modificar la sociedad. De allí su espectro político, que hace que sus ideas inexorablemente tengan el sabor de poder ser llevadas a la práctica.
El gran problema es que al ser una utopía, la inviabilidad de la misma se hace patente en cada uno de los intentos de hacerla tangible. Desde Stalin hasta Castro, el socialismo se ha concretado, lo cual es denominado "socialismo real". Este sistema de gobierno, derivado de las ideas del filósofo judío alemán, conlleva a algunas distorsiones inherentes a su implementación:
1) Al tratar de imponer la tesis del pensamiento "único", la disidencia debe ser eliminada, minimizada o forzada por cualquier vía a la conversión socialista. La lista Tascón es un ejemplo de lo que estoy señalando, sin obviar el obligar a los empleados públicos a vestirse de rojo y marchar bajo la amenaza de perder su salario.
2) Si el pensamiento disidente se percibe como amenaza, la creatividad queda confinada a lo que el aparato de gobierno permite que sea utilizado como propaganda política. Por ello, formas de arte colectivo como la música y la danza académica son exaltadas porque sirven de publicidad al estamento de poder. En 70 años de la URSS desaparece el arte individual al punto de que los intelectuales que cultivaban disciplinas como el teatro, la literatura o la pintura, fueron perseguidos o censurados.
3) La necesidad de crear un solo partido político es uno de los grandes logros del socialismo real. Con la unificación de las corrientes sociales en "una" condición institucional, el poder aumenta, lo cual hace que cualquier fuerza que apoye lo democrático se vea obligada a hacer alianzas desde la pluralidad. En el socialismo real no existen alianzas. Quien no se apega a las directrices de la cúpula salen del partido. En mi libro Psicología y contemporaneidad (Consejo de Publicaciones ULA reimpresión 2014), hay un capítulo donde expongo con mayor amplitud este asunto.
4) Por ser imprescindible aplacar la disidencia, el real socialismo lleva en su sino las alianzas con las fuerzas represoras del aparato del Estado. Militarismo y socialismo real son siameses. El que logre entender que todo sistema de carácter marxista es sustentado en la realidad por las armas, sean grupos paramilitares o fuerzas armadas pertenecientes al estamento legal (o ambos, como en nuestro caso), comprende la dura realidad en la cual hemos caído.
5) El surgimiento de una nueva clase social que cultiva esplendorosos estilos de vida es una máxima que se repite. Lo vemos en nuestro medio: Mientras "el proletariado" es condicionado a recibir dádivas y mantener sus niveles de pobreza, la economía se vuelve más monolítica y apegada al Estado. Quien trabaja haciendo negocios con el gobierno (una cúpula) termina por ser su defensor más acérrimo. Las conciencias son los únicos entes que tienen bajos precios en sistemas como el nuestro.
6) Desde afuera puede ser atractivo y divertido seguirle los pasos a lo que ocurre en Venezuela. Los apoyos internacionales no se hicieron esperar con el surgimiento del "proceso". Una mezcla entre exaltación de ideas anacrónicas y claro revanchismo hacia grupos de poder político que anteriormente eran dominantes. Todo costeado por los petrodólares y la renuncia a la soberanía. El caso más triste es la vergonzosa pérdida del Esequibo venezolano.
7) Como toda utopía, seduce hasta las mentes más sagaces. Desde George Orwell hasta Milan Kundera, la relación entre los intelectuales y el socialismo se repite con frecuencia. Inicialmente enamorados de la idea, terminaron por ser conspicuos detractores. En nuestro medio, un ejemplo recordado es el "Manifiesto de los 911", loa a Fidel Castro que firmaron los miembros de lo que podemos considerar la "intelligentsia" venezolana tradicional a finales de los 80. Unos están ejerciendo cargos en el actual gobierno, otros haciendo oposición visceral. A los segundos les digo: Esta miseria es "el socialismo real". ¿Qué creían? ¿Qué esperaban?
El marxismo es una brillante exposición de la realidad social de Europa en el siglo XIX. Como crítica social y llamado para exaltar la necesidad de aplacar las injusticias sociales puede tener sentido. Su carácter abominable surge cuando es llevado a la práctica (socialismo real). Su carácter monstruoso está en seguir experimentando su implementación luego de tantas pruebas de concreción bárbara. Un terco intento por repetir lo que ya se ha demostrado que no es viable.
- 23 de enero, 2009
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