Chile: 100 días de ideologismo
Tal como un mago que juega con su público desviando su atención mientras saca un conejo de un sombrero, el gobierno simula buscar la solución a diversos problemas, pero en verdad intenta imponer su agenda ideológica.
Así ocurre con el déficit de la matriz energética, la calidad de la educación pública, la presión que enfrenta el sistema de pensiones y la necesidad de mantener un alto crecimiento para llegar al desarrollo. En vez de generar políticas públicas que busquen una solución real a los problemas, se lleva el debate al terreno de las consignas, se busca demonizar al adversario político y hacer responsable al modelo de todos los males (los actuales y los muchos que están por venir).
En medio de la crisis energética, el ministro Pacheco partió por lanzar su artillería contra las empresas de distribución de gas, desviando el tema hacia el precio de los combustibles y la rentabilidad de los privados. A continuación, a pesar de la evidente necesidad de generar energía con fuentes propias y limpias, el Comité de Ministros resolvió rechazar el proyecto de HidroAysén. ¿Aporta esto a la solución del problema? En nada, y probablemente en poco tiempo más se dirá que el Estado es el único capaz de solucionar la escasez de energía.
En educación, en vez de proponer mejorías a la calidad de la educación pública, como por ejemplo hacer una verdadera evaluación docente, el ministro Eyzaguirre prefirió atacar a los sostenedores privados, intentando desviar el debate hacia la propiedad de los colegios, los mismos que el gobierno ofrece comprar. La estrategia perfecta para evitar los cuestionamientos al rol que le cabe al Estado en la mala calidad de la docencia y sentar las bases para estatizar la educación.
Respecto al sistema de pensiones, cuya viabilidad está en entredicho debido al aumento de las expectativas de vida y las lagunas previsionales, este gobierno tampoco ha anunciado las reformas necesarias (contenidas en la comisión Marcel). En vez de ello, se anunció la creación de una AFP estatal, que sería más barata y daría mejores pensiones, poniendo el foco en la responsabilidad que le cabría al sector privado en la crisis del sistema.
El crecimiento del país dejó de ser prioridad. La consigna ahora es la igualdad, aunque haya que nivelar para abajo. Los aumentos de impuestos afectan la inversión, golpean a las pymes -pareciera que mientras menos empresarios, sería mejor-, encarecen la vivienda y la energía.
La estrategia del gobierno es ideologizar el debate y, así, en aras de una supuesta igualdad, del fin de la selección o del lucro, busca la sustitución de una economía social de mercado por una centralizada, con un fuerte rol del Estado. Y lo que es más grave: la estatización de la educación persigue transformar, desde las raíces mismas, a la sociedad chilena, buscando imponer una visión, una ideología y una sola forma de vida.
Y si algún espectador avispado descubre el engaño del que está siendo objeto la sociedad chilena, los magos de la Nueva Mayoría sacarán hábilmente del sombrero temas polémicos como el aborto, la legalización de la marihuana y el matrimonio homosexual, de manera de desviar la atención y seguir haciendo su gran truco: convertir en parte del Estado todo lo que toca su varita.
- 23 de julio, 2015
- 4 de febrero, 2025
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