Argentina K: Un discurso delirante que nos llevó a otra crisis
Cada uno tendrá sus propios supuestos acerca de las causas que llevaron al Gobierno a optar por forzar la caída en default. Por más que el Gobierno se niegue a reconocer que cayó en default, la realidad es que estamos en default. No sorprende el juego de palabras que hace el Gobierno. Los razonamientos de los funcionarios K normalmente son sorprendentes. Por ejemplo, Kicillof dijo sorprendido: "Los fondos buitre no aceptaron cobrar lo mismo que cobraron los que entraron en el canje". Elemental, Watson, por eso no entraron al canje y optaron por ir a un juicio. Apostaron a ganarlo y cobrar más. Y lo curioso es que la apuesta les salió bien, ganaron el juicio y ahora estamos en un problema de default que, inevitablemente, tendrá sus consecuencias.
En rigor, no es que si la Argentina no caía en default la economía iba a navegar a toda vela. Claramente, todos los indicadores están mostrando un constante deterioro. Caída en el nivel de actividad, la inflación que se acelera, más déficit fiscal, menor nivel de ocupación, continuas bajas de las exportaciones y ausencia de inversiones son algunos datos. Con el default se acelera y profundiza la crisis en la cual ya estamos inmersos.
Por el lado de las exportaciones, llevamos ocho meses consecutivos de caídas interanuales, además de la que ya se verificó en 2013. Una mezcla de caída del tipo de cambio real con medidas que entorpecen la producción y la competitividad impulsan esta caída de las ventas al exterior. Con el default muy probablemente haya más escasez de prefinanciación de exportaciones y, en consecuencia, menos actividad, menos puestos de trabajo y salarios.
En lo que hace a las inversiones, si hasta ahora brillaban por su ausencia, es de imaginar que más ausentes estarán con el nuevo default.
Finalmente, viene el consumo que por menos ocupación, caída de los salarios reales, alto endeudamiento de la gente con cuotas en las tarjetas de crédito en el medio de caída del salario real y expectativas de temor a perder el trabajo seguramente tenderá a la baja. De manera que el escenario para el segundo semestre es de una notable recesión con más inflación.
¿Por qué con más inflación? Porque por un lado, ante la incertidumbre y la inflación se acelera la huida del dinero. Cae la demanda de moneda, lo que significa que la gente no quiere retener pesos en su bolsillo e inmediatamente se los quita de encima para comprar bienes que le sirvan como refugio de valor, para consumir antes de que con un billete de $ 100 pueda comprar menos cantidad de bienes.
Pero, por otro lado, ya tenemos una situación fiscal complicada y el Gobierno la complicará más. Hasta el mes de mayo, última información disponible al momento de redactar esta nota, el déficit fiscal, sin contabilidad creativa, seguía aumentando. En mayo fue de $ 6219 millones versus los $ 1127 millones de déficit de mayo del año pasado. En los primeros cinco meses del año el déficit fiscal llegó a los $ 48.600 millones versus los $ 19.840 millones de rojo fiscal del mismo período del año anterior. Mientras los ingresos corrientes crecen al 35% anual el gasto sube al 45%.
Ahora bien, el promedio de los primeros cinco meses del año muestra que los ingresos tributarios subieron al 38,6%, los aportes y contribuciones al sistema previsional, al 21%, y otros recursos, donde está la contabilidad creativa, subieron al 123% anual. Puesto en otras palabras, el sector público nacional viene recibiendo cada vez más ayuda del BCRA por emisión monetaria o recibiendo fondos de la Anses. En otros términos, cada vez se financia más con el impuesto inflacionario y consumiendo el stock de ahorros que teníamos en las antiguas AFJP.
Dado que Kicillof parece que todavía no entendió que Keynes propuso aumentar el gasto público y financiarlo con emisión monetaria para períodos de deflación y cuando el gasto público representaba el 15% del PBI (hoy el gasto público se aproxima al 50% del PBI y la inflación está cerca del 40% anual), lo que podemos esperar es que sigan creyendo que subiendo el gasto público para estimular el consumo va a aplacarse la recesión hasta que por alguna cuestión milagrosa la actividad económica mejore.
Las opciones que tenía el Gobierno para seguir con esta fiesta populista eran: a) aumentar impuestos, b) tomar crédito interno o externo, c) emitir moneda y d) consumir más stock de capital.
Por la caída de la actividad la recaudación subirá por debajo de la inflación. Si toma más crédito interno profundiza la recesión. Si emite más moneda, que seguramente es lo que hará, dispara la inflación. Más stock de capital para consumir no le queda (me refiero a la falta de mantenimiento de la infraestructura del país). Finalmente la puerta que le quedaba era acceder al crédito internacional. El problema es que con este default, si antes teníamos la puerta cerrada, ahora el Gobierno acaba de ponerle llave y candado.
Sin duda, el kirchnerismo hizo lo imposible por llevarnos a esta nueva crisis económica. Se esforzaron y lo lograron.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 16 de junio, 2012
- 25 de noviembre, 2013
Artículo de blog relacionados
Clarín La batalla por el Presupuesto ha sido la primera gran confrontación en...
14 de noviembre, 2010Prensa Libre Aumentar el salario mínimo en una época tan económicamente difícil no...
30 de diciembre, 2008Perspectivas Políticas Desde hace más de doce años, quienes se han ocupado de...
24 de junio, 2015- 18 de agosto, 2020