Candidaturas preocupantes en la OEA
La reciente nominación de dos candidatos sudamericanos para presidir la Organización de Estados Americanos (OEA) está causando preocupación —y en algunos casos, alarma— en círculos internacionales de defensa de los derechos humanos. Y a juzgar por algunos hechos recientes, puede que sus críticos tengan buenos motivos para estar preocupados.
Hasta ahora, hay tres candidatos oficiales para suceder al Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, quien ha encabezado la institución regional con sede en Washington durante nueve años, y que deberá dejar el cargo en mayo del 2015.
Los candidatos, nominados por sus respectivos países, son el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Luis Almagro; el juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) y ex ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Diego García Sayán, y el ex vicepresidente y ex ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Eduardo Stein.
Varios líderes de importantes organizaciones de derechos humanos están especialmente preocupados por las candidaturas de García Sayán y Almagro, quienes, según fuentes diplomáticas, están cortejando los votos de Venezuela y sus aliados regionales del bloque ALBA. Los miembros del ALBA han procurado activamente debilitar a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, que es el brazo más relevante de ese organismo.
José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch, escribió en diciembre, en el diario español El País, que el voto de García Sayán como presidente de la CorteIDH en un caso clave relacionado con la sentencia contra un periodista argentino representó “un gravísimo retroceso” contra los derechos y la libertad de expresión.
La corte presidida por García Sayán apoyó el dictamen de un juez argentino que afirmaba que Pablo Mémoli, editor de un pequeño diario en la provincia de Buenos Aires, había supuestamente difamado a varias personas. El tribunal presidido por García Sayán también votó en contra del prominente exiliado político venezolano Allan Brewer Carías, quien afirmaba que no gozaba de garantías para un juicio justo en Venezuela.
Preguntado sobre García Sayán, Vivanco me dijo que el hecho de que García Sayán haya permanecido en su cargo de juez de la CorteIDH mientras hacía campaña para conseguir la nominación para la jefatura de la OEA “es algo escandaloso, porque tenía un obvio conflicto de intereses al hacer campaña para el cargo de la OEA y tratar de conseguir los votos de los mismos países que supuestamente debía estar evaluando”.
García Sayán asevera que no ha estado haciendo campaña para el cargo de la OEA. La Corte Interamericana de Derechos Humanos anunció que García Sayán pidió el 16 de agosto que se le excuse de participar en las actividades de la corte.
Santiago Canton, director del Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos, dice que la CorteIDH presidida por García Sayán “marcó un claro retroceso en la defensa de la libertad de expresión y el derecho al debido proceso”. Canton agregó que “indudablemente, con su antecedente como presidente de la corte, no es un buen candidato para la secretaría general de la OEA”. Almagro, el candidato uruguayo que según algunos diplomáticos sería el preferido de Venezuela, apoyó la controversial elección del presidente venezolano Nicolas Maduro el año pasado, y evadió condenar la sangrienta represión gubernamental en las protestas estudiantiles que, según datos oficiales, dejaron un saldo de 43 muertos, 874 heridos y 3,306 arrestados.
Almagro dijo en su momento que “ambas partes” —los estudiantes y las fuerzas gubernamentales— habían sido culpables de la violencia. Un informe de 103 páginas publicado en mayo por Human Rights Watch concluyó que las fuerzas de seguridad venezolanas dispararon a quemarropa contra los estudiantes, y que se documentaron al menos 10 casos de torturas contra estudiantes detenidos.
“Si es cierto que el bloque ALBA apoya a Almagro, es un problema serio, porque su misión es cuidar el monitoreo de los derechos humanos, y esos países han orquestado una campaña para debilitar los mecanismos de los derechos humanos”, me dijo Vivanco.
Stein, el candidato guatemalteco, es aplaudido por la mayor parte de los organismos de derechos humanos por haber jugado un rol ejemplar en defensa de las libertades fundamentales como jefe de la misión de la OEA en la crisis de Perú en el 2000, y tras el golpe en Honduras en el 2009. Algunos activistas de derechos humanos le reprochan a Stein el haber firmado el año pasado una carta pública criticando el juicio por “genocidio” contra el ex presidente guatemalteco Efraín Ríos Montt, pero Stein ha dicho que esa carta pedía el debido proceso para investigar todas las violaciones de los derechos humanos.
Mi opinión: la competencia para la jefatura de la OEA apenas está empezando, y todavía queda por ver qué dirán los dos candidatos sudamericanos para tratar de demostrar que sus críticos están equivocados. Mientras tanto, todo parece indicar que Stein sería el mejor defensor de la democracia y los derechos humanos en la OEA.
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