Argentina: El efecto Thelma y Louise
La huida hacia adelante de Cristina Kirchner parece tan ciega y determinada que, en términos metafóricos, hace pensar en el final de Thelma y Louise, aquella película de Ridley Scott de los años 90. Después de una trepidante persecución, y acorraladas entre la policía y el abismo, Susan Sarandon y Geena Davies ponen el auto a fondo y se zambullen en el vacío del Gran Cañón en el salto más espectacular de la historia del cine. La lectura queda a cargo del espectador: un absurdo suicidio o el gesto que faltaba para alcanzar, en el éxtasis de la muerte, la libertad absoluta a la que parecían llamadas desde las primeras escenas.
En ese callejón sin salida, Thelma y Louise habían jugado todas sus fichas y no podían modificar retrospectivamente los actos que habían precipitado su loca carrera. Sólo les quedó saltar. La misma fatalidad parece impulsar las decisiones extremas de la Presidenta. Todavía late, detrás de sus gestos, la divisa del vamos por todo. Pero ocurre que el Gobierno tiene los días contados y el país ha cambiado desde que esa consigna épica encendió la mística kirchnerista. En un contexto de estancamiento económico, de suspensiones y despidos, de caída del consumo, de dólar disparado y de amenaza del default, la radicalización de Cristina Kirchner está llevando al país al borde del abismo. Y lo más preocupante es que el coche del Gobierno, al grito de "ni un paso atrás" y con Kicillof como copiloto, parece capaz de dar el salto fatal.
La técnica de Cristina de dividir y construir poder a través de improbables antinomias alcanzó en el "Patria o Buitres" su formulación más perfecta. Se estuvo muy cerca de neutralizar el peligro del default, pero la misma Presidenta abortó el acuerdo entre los bancos y los holdouts. En lugar de buscar una solución racional a un problema acuciante, prefirió inyectarse una nueva dosis de poder para recuperar, bajo su efecto, protagonismo e iniciativa política. Con ese portazo, y al costo de condenar al país al aislamiento, consiguió la amplificación de un grito de guerra de resonancia planetaria, ahora apto para usos múltiples.
Así lo entendió Capitanich, una máquina parlante cuyo discurso parece haberse emancipado de su emisor, que cada mañana, como un afiebrado poeta surrealista, resulta arrebatado por la palabra en un trance impredecible. "Queda claro que los sindicatos opositores son instrumentos de los fondos buitre. La verdad es que no son opositores al Gobierno, están financiados y bancados por los fondos buitre", salmodió el jefe de Gabinete unos días antes del paro de anteayer, y metió en la misma bolsa a los medios de comunicación y a los partidos políticos, como para trepar al asiento trasero de ese coche que corre a toda velocidad.
El cambio de sede de pago de la deuda es un "vale cuatro" que aumentará el vértigo: del otro lado de la mesa están Griesa, con la palabra "desacato" pintada en los labios, y una horda de acreedores que en lugar de cartas enarbolan papeles de deuda. Los quieren cobrar ya mismo y todos juntos. El proyecto de ley que el oficialismo llevará al Senado el miércoles podría acercarnos al default generalizado. A estas alturas habría que preguntarse si no es eso lo que la Presidenta busca. El efecto Thelma y Louise.
Otro "vamos por todo" llegará al recinto el miércoles. El Gobierno maquillará el proyecto de reforma de la ley de abastecimiento para que pase, pero ya se sabe lo que ocurrirá si logra embaucar una vez más a las almas idealistas que aún creen en las buenas intenciones. Un cuchillo corta el alimento o mata. Depende de quién lo empuñe. Este proyecto, poder de policía incluido, lleva mucho filo como para concedérselo a un gobierno que ha hecho de la capacidad de daño su arma principal. "El desempeño económico argentino se acerca al de Venezuela", alertó un artículo publicado en el diario francés de izquierda Le Monde. Pero ése parece ser el objetivo: el hijo del presidente Maduro, de visita en el país, ilustró sobre las bondades de la ley de abastecimiento que aplica la revolución bolivariana. ¿Habrá comprado luego una docena de botellas de aceite para llevar a casa, donde no se consiguen?
"Si hubiese que mencionar una única causa de la decadencia argentina, señalaríamos el peronismo", afirma el artículo de Le Monde. Tras hablar de "la gangrena de la corrupción", observa "el carácter suicida de la negativa de adaptarse al mundo exterior", lo que nos devuelve a la idea del principio y a una pregunta: ¿por qué hace Cristina lo que hace?
Aquí hay disyuntivas no resueltas. ¿Es ella una gran actriz o la consume una pasión que no domina? ¿Sus decisiones responden al cálculo o son fruto de pulsiones viscerales? La idea utópica de una transición ordenada quedó atrás como un poste, pero surge otro interrogante: ¿quiere Cristina arreglar las cosas o busca dejar al que la suceda un país al borde del estallido?
No queda mucho tiempo para dar con la respuesta. El coche del Gobierno avanza en quinta y a fondo. Detrás, como las latas que arrastra el auto de los recién casados, un país cascoteado lo sigue a los tumbos.
- 23 de enero, 2009
- 30 de diciembre, 2024
- 28 de diciembre, 2024
- 31 de diciembre, 2024
Artículo de blog relacionados
- 11 de marzo, 2009
Infobae - Economía Para Todos Salvo el Gobierno, que sigue inventando los argumentos más insólitos...
24 de febrero, 2021America Economia El gobierno cubano comenzó a descentralizar la toma decisiones en la...
12 de julio, 2008Por Roger Vilain Correo del Caroní Para un político maniqueísta la vida tiene...
28 de junio, 2008