Cuba: ¿Para qué sirvió la doble moneda?
La información del Banco Central de Cuba (BCC) publicada el pasado 19 de agosto en la edición de papel del periódico Granma acerca de "la próxima emisión de billetes en moneda nacional (CUP) con nuevas medidas de seguridad" para los de altas denominaciones (100, 50 y 20 pesos), devuelve a la palestra el tema de la dualidad monetaria y su unificación que, según anunció meses atrás la propia prensa oficial, deberá producirse en un futuro cercano.
Las medidas de seguridad que comenzarán a aparecer en las emisiones de los mencionados billetes a partir de este año 2014 consisten en la imposición de una marca de agua con la efigie del patriota correspondiente en cada denominación, colocada en el ángulo superior izquierdo de la cara frontal de los referidos billetes y que será visible a trasluz. Además, al lado superior izquierdo de dicha imagen otra marca de agua replicará el número de la denominación. Por su parte, las denominaciones menores conservarán la marca de agua con la imagen de Celia Sánchez, a la derecha de la cual se añadirá el número de denominación de cada billete.
Algunos creen que tales medidas responden principalmente a la gran cantidad de moneda falsa que –según se dice– está circulando actualmente y que deberá ir desapareciendo gradualmente a medida que los nuevos billetes vayan sustituyendo al actual circulante. Sin embargo, en una indagación realizada en La Habana a una muestra aleatoria de medio centenar de individuos, la mayoría consideró que se trata de un paso previo para la anunciada unificación monetaria, que puede ser inminente.
Esta segunda opinión parece estar reforzada por el hecho de que apenas dos semanas antes de la información del BCC, en el propio Granma había sido publicado un texto que abordaba el tema de la dualidad monetaria y la necesidad de eliminar esa "distorsión de la economía", en especial en el sector estatal.
La insistencia de los medios en el tema monetario en tan breve lapso de tiempo no debe ser casual y se corresponde con el estilo "beisbolero-informativo" de acomodar la bola antes de que se produzca el lanzamiento. Esto permite que la población asimile con mayor resignación –léase pasividad– los efectos que dicho paso pueda tener para el bolsillo común. En ese experimento se inserta la reciente permisión del pago en moneda nacional en las tiendas que hasta hace poco solo se comercializaba en CUC (convertible). Hasta ahora no ha trascendido ninguna información sobre el momento en que comenzará el proceso que unificación que, ya se ha anunciado, se iniciará en el sector estatal y se extenderá paulatinamente a todos los sectores.
Resolver un problema creando otro
El economista Joaquín Infante, de la Unión de Economistas de Cuba, expresó en declaraciones a la Agencia France Presse que eliminar la dualidad monetaria "es uno de los más importantes pasos" de las reformas económicas que está implementando el presidente Raúl Castro. También consideró que "la unificación monetaria y cambiaria es una decisión estratégica, impostergable", que "debió efectuarse mucho tiempo atrás".
Probablemente hubiese sido mucho pedir que expresara una verdad más evidente: la dualidad monetaria solo se creó por el interés del Gobierno de recoger toda la divisa circulante en el país tras la despenalización del dólar estadounidense, anunciada por Fidel Castro en su discurso del 26 de julio de 1993, y definitivamente aprobada en la Gaceta Oficial del 13 de agosto del propio año, fechas que demuestran que el entonces presidente cubano se tomó de manera muy personal el asunto de la moneda "enemiga".
Así, en 1994 comenzó a circular el peso convertible (CUC), equiparable al dólar, circulando simultáneamente con aquel hasta 2004, año en que el dólar quedó definitivamente retirado de la circulación, aunque no volvió a penalizarse su tenencia. Es decir, que al menos durante diez años en Cuba circularon no dos, sino tres monedas: las dos cubanas –el CUC, también llamado popularmente "chavito" o "carnavalito" (por su colorido); el CUP, o peso no "convertible" – y el dólar estadounidense; algo que no ocurría desde que se creara la moneda nacional en 1914, bajo el Gobierno de Mario García Menocal, cuando el peso cubano debutó como circulante legítimo en el territorio nacional, con valor legal y fuerza liberatoria ilimitada para el pago de toda obligación contraída dentro de éste.
Más preguntas que respuestas
El estilo de gobierno en Cuba y, en consecuencia, también su monopolio informativo, se basan en un irrestricto principio conspirativo: todo es secreto, supuestamente "por razones de seguridad debido a que somos una plaza sitiada por un enemigo poderoso", pero en el tema de la tan anunciada como postergada unificación monetaria, la realidad apunta a causas más verosímiles, como la falta de liquidez y la crisis económica y financiera por la que atraviesa el sistema –y con él, el país– donde la dualidad monetaria crea una deformación que entorpece los intereses del Gobierno en captar inversores extranjeros.
Ciertamente, la doble moneda tampoco es una "creación fidelista". En China también se implementó un doble sistema cambiario nacional en el cual una de las monedas funcionaba como divisa, en tanto la otra era "no convertible" y tenía un valor mucho menor. No obstante, las reformas que permitieron un despegue de la economía en ese país permitieron la unificación en una sola moneda fuerte, con valor reconocido a nivel internacional. No es el caso de Cuba, donde tras todo un proceso de "actualización del modelo" y un sinnúmero de reformas incompletas, la economía no muestra signos de recuperación y la moneda carece absolutamente de valor en el mercado internacional.
Por otra parte, la minusvalía de los salarios en Cuba junto a la enorme diferencia de valor de las dos monedas circulantes ha creado incertidumbre acerca de la capacidad de consumo de la población una vez que se produzca la unificación. La tendencia creciente de los precios de los productos en el mercado nacional, unido a las numerosas restricciones que frenan la autonomía económica de los ciudadanos y las leoninas normativas salariales que se aplicarán a los trabajadores de las empresas extranjeras –gravando onerosamente las divisas al cambio– no mueven al optimismo.
En todo caso, todavía el BCC no ha informado a la población sobre un cronograma de la unificación ni, mucho menos, el valor de cambio de la moneda definitiva… El humilde CUP.
Como planteara un tiempo atrás el colega Reinaldo Escobar en un artículo publicado en su blog bajo el título de ¿Cambio numismático?: "La pregunta que nos hacemos es si habrá un cambio en el valor real del dinero que tengamos como salario. ¿Cuántas horas habrá que trabajar –una vez unificada la moneda– para comprar 500 gramos de espagueti, un litro de aceite o una cerveza?".
La buena noticia es que a partir de la unificación monetaria los trabajadores cubanos tendrán una conciencia más clara de lo que significa el concepto de "salario real". Probablemente para entonces los medios oficiales dejen de informarnos de las cifras que marcan los niveles de pobreza en países incluso "más pobres" que el nuestro.
Y, al final de todo, ¿alguien podría explicar para qué nos sirvió a los cubanos la doble moneda?
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