Barbies socialistas

El Expreso de Guayaquil

Hace poco, el presidente venezolano Nicolás Maduro decretó para su país "navidades felices", para lo cual bajó los precios de los juguetes, incluyendo la famosa Barbie, de forma que los padres pudieran comprarlos. Al poco tiempo del suceso, se empezaron a escuchar voces refiriéndose a la muñeca como "Barbie socialista".

Llamó mi atención el fervor multitudinario por obtener la muñeca, ícono del capitalismo consumista, ya que la adquisición de la Barbie había sido criticada en su momento por el presidente Chávez, quien argumentaba que las muñecas venezolanas debían representar la cultura latina, y la rubia y estilizada muñeca no reunía ese requisito.

Y debe ser porque tengo que comprar regalos navideños o por la reciente publicidad de una película protagonizada por una muñeca diabólica, que la otra noche tuve una pesadilla con Barbies. Soñé que las mujeres de las instancias legislativas y ejecutivas de una república feliz habían sufrido una transformación. Las camisas bordadas, los botines, la cola de caballo y las gargantillas étnicas habían sido guardadas en grandes baúles y eran sacadas para alguna que otra ocasión propagandística. El vestido corto y ajustado, los tacones altos, la sonrisa de afiche y el collar de perlas adornaban ahora a estas Barbies socialistas.

Impecables, las muñecas se expresaban con seguridad, mirando hacia ambos lados, con un brillo especial en los ojos y una mirada que parecía traspasar a todos y todas. ¿A quién irá dirigida?, me preguntaba en sueños.

Cuando analizaba si se estaría erotizando la política y las implicaciones de las consecuentes negociaciones amorosas, sonó el despertador. Prendí el televisor para escuchar las noticias y me quedé atónita. Pensé que estaba soñando que me estaba despertando, pero no. Ahí, en la pantalla, había una mujer que parecía una Barbie socialista, tal cual la acababa de soñar, guapa y de peluquería; pero esta vociferaba como un Kent en versión de soldado raso. Cambié de canal y ¡qué alivio!, apareció la vicealcaldesa de Guayaquil: serena, hermosa, señora.