¿Es posible financiar el Estado de forma voluntaria?
Quien siga a Ayn Rand o haya leído acerca de su posición sobre el Estado sabrá que, para evitar la problemática del financiamiento coercitivo –y por tanto inmoral– del Estado, Rand propone un Estado financiado de forma voluntaria. Según ella misma explica, lo más racional es pagarle para obtener los servicios que ofrece. Aquellos que pagan no se deberían sentir frustrados porque una parte marginal reciba un servicio que no paga, ya que siempre habrá interesados en que el Estado siga existiendo. Pero, ¿es eso aplicable a nuestra realidad?
Ante el pago voluntario del Estado enfrentamos dos problemas. Si el Estado es, por un lado, el monopolio legítimo de la violencia y por otro, las personas pueden decidir no pagar por dicho marco legal y su implementación, pero seguir obteniéndolo, nos enfrentaríamos ante uno de los problemas económicos más graves: El problema del Gorrón. Sería una tendencia natural, tanto de los individuos con ingresos más bajos, como de aquellos que dispongan de mayores capacidades, el dejar de pagar un servicio que no dejarán de recibir. Así, lo que en un primer momento se espera que sea marginal, haciendo el sistema sea sostenible, acabaría con la des financiación del mismo.
El segundo problema que enfrenta un Estado con financiación voluntaria, tal y como lo conocemos hoy en día por lo menos, sería el surgimiento de grupos de presión que intentarían atraer a los burócratas mediantes incentivos económicos. Al intentar que el monopolio funcione como una empresa que ofrece un servicio más, éste tendería a responder a sus clientes principales, perdiendo la imparcialidad que debería caracterizar a un Estado.
Así, al final nos encontraríamos ante una contradicción lógica: Un monopolio de la violencia y gestor del marco legal universal que, dadas las preferencias de sus financistas, no podría ejercer la violencia ni para cumplir la función que se espera que cumpla.
Si deseamos mantener la estructura estatal tal y como la conocemos, se deberían reescribir las constituciones, marcando claramente las funciones del poder –la protección de los derechos individuales– y estableciendo un sistema proporcional de financiamiento, aprovechando la tecnología para hacer del aparato estatal más eficiente y barato. Sería una contradicción inviable el caso contrario. Así, se intentaría llegar a una violencia mínima para su financiamiento.
Si por otro lado, realmente se desea un cambio entre las relaciones del Poder y su financiamiento, la ciudadanía tendrá que pensar en nuevas formas de Estado. Tal vez sea hora ya de pensar en privatizarlo. Aunque la palabra esté llena de carga emotiva –peyorativa por el contexto político predominante–, en la práctica, lo significa es dejar en los acuerdos voluntarios la organización de los espacios comunes. Ideas como las Free Cities, las ZEDES en Honduras, la Co-op City de Nueva York, los diferentes tipos de comunidades que decidieron apartarse de la generalidad de las ciudades, entre otros ejemplos más en los que ya se está trabajando, pero que todavía no se han puesto en práctica de forma masiva, podrían ser parte de la solución a este dilema.
En estos nuevos –y es de destacar el plural– conceptos de ciudades y Estados, las personas se podrían dar el lujo de elegir el Estado que más les convenga o se ajuste a sus necesidades, pudiéndose en los casos de aquellos que así lo consideren, aproximarse al ideal que la misma Rand quería defender, privatizando la relación Estado-Individuo, y a su vez, dejando la puerta abierta a infinidades de nuevos conceptos de “Estado”. Este esquema incluso podría incluir una institución que todo lo centralice mientas dure el contrato entre las partes involucradas. Hay que destacar que bajo este concepto de “Estado privado” debemos tener en cuenta, y no asustarnos por ello, la gran posibilidad de mudarse ante cambios de decisiones, transformando el voto tal y como lo conocemos. Tal vez estemos próximos a un cambio en los conceptos de “Estado”, “Voto”, “Constitución” o “Ciudades”.
¿Será que Rand ya estaba pensando en eso cuando quiso defender la voluntariedad del pago al Estado?
El autor es miembro del Equipo de Bloggers de EsLibertad.
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
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