La SET, una SAT para todos los guatemaltecos
La semana pasada, funcionarios de la Superintendencia de Administración Tributaria –SAT- dieron a conocer la lista de tributarios morosos en el pago de sus impuestos o multas. Éstos, según Alfonzo Castillo -Intendente de asuntos jurídicos-, ya fueron vencidos en procesos administrativos, económico coactivo y ante la Corte de Constitucionalidad; en pocas palabras no les queda otra que pagar.
Con esta lista publicada, estiman recaudar Q700 millones que les ayudará a llegar a la meta establecida para este año. Recordemos que el presupuesto de 2015 es por más Q70 mil millones que de una u otra manera -léase más impuestos y deuda- deberá ser pagado por todos nosotros.
Los funcionarios de la SAT están concentrados en llegar a la meta impuesta por sus jefes, todos sus esfuerzos giran en este sentido; recaudar más para entregarlos a las arcas de la nación. Lo que siga después no les importa, o al menos eso parece. Y es precisamente después de ingresar el dinero a la Tesorería de la Nación cuando mayor celo y vigilancia de los recursos debería de haber.
Es por eso que llevo tiempo insistiendo que deberíamos aplicar la igualdad de todos ante la ley, al menos en materia fiscal y recursos públicos. ¿Qué quiero decir con esto? Me explico, la SAT surge como un organismo para vigilar que las “presuntas” rentas del gobierno -generadas por los tributarios- lleguen íntegras a las arcas del Estado.
Bajo esta misión, la SAT desempeña un rol implacable como fiscalizador de los tributarios y cada vez solicita mayor poder para cumplir con su objetivo. Este celo con el cual se nos fiscaliza a los tributarios debería ser igual –si no es que mayor- con quienes gastan el dinero recaudado. Es decir, debería existir una Superintendencia de Ejecución Tributaria –SET- con características similares a la SAT para que fiscalice el gasto del dinero recaudado.
Una SET que fiscalice a todos y cada uno de quienes manejan el dinero que nos han quitado a través de los impuestos, que desconfíen de ellos y las cuentas que entregan. Que pidan al Congreso cada vez más poder para poder revisar en qué se gastan hasta el último centavo. A esa igualdad ante la ley me refiero. A esa igualdad de trato es de la que hablo.
La salida con más pena que gloria de la anterior Contralora General de Cuentas, Nora Segura, y el nombramiento “dudoso” del nuevo Contralor Carlos Mencos queda claro que todos se tapan con la misma cobija y que no les interesa en lo más mínimo “complicarse” la vida, denunciando y enjuiciando a corruptos. Mientras que la fiscalía contra la corrupción del Ministerio Público hace lo que puede –muy poco, por cierto- para investigar las denuncias de corrupción.
Pienso que la solución para darle un respiro a los tributarios es combatir la corrupción con una SAT para todos, en este caso una SET para aquellos que manejan las ya no “presuntas” sino declaradas rentas del gobierno. ¿O es que acaso, el dinero sólo es valioso cuándo son “presuntas rentas” y, una vez en las arcas del gobierno ya como “rentas declaradas” pierde valor y no tiene sentido fiscalizarlo?
Mientras a los tributarios nos fiscalice la SAT y a los burócratas la Contraloría General de Cuentas, cualquier discurso o rasgadura de vestiduras de políticos y candidatos será sólo un show montado para entretener a quien le paga el circo.
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