La Fundación Clinton y los contratos en Haití
Un empleado de la contructora brasilña OAS SA trabaja en un puente en la bahía de Guanabara, Brasil. La empresa fue uno de los donantes de la Fundación Clinton.
La Fundación Clinton tiene en su lista de donantes a la constructora brasileña OAS y al Banco Interamericano de Desarrollo, los cuales le han dado entre US$1 millón y US$5 millones. Vale la pena saber más sobre estas relaciones.
OAS ha estado en las noticias porque está involucrada en el escándalo de corrupción que se centra en la petrolera estatal Petrobras. En noviembre, la policía brasileña arrestó a tres altos ejecutivos de OAS por su presunto papel en un caso de soborno y contratos inflados. OAS ha negado las acusaciones. La donación que OAS hizo al Fundación Clinton merece la atención debido al poder que Bill Clinton tiene en Haití, donde la firma constructora ha recibido contratos del BID.
Los bancos de desarrollo son objetos de burlas entre los economistas porque mientras proclaman que luchan contra la pobreza son particularmente buenos en la construcción de imperios. Se podría decir lo mismo de los Clinton en Haití. Pocos meses después de que Hillary Clinton se convirtiera en secretaria de Estado en 2009, Bill Clinton fue designado como enviado especial de la ONU en Haití. Eso le proporcionó a los Clinton mucho poder sobre las decisiones de ayuda extranjera estadounidense en el pequeño país.
Después del terremoto de 2010, acumularon mayor influencia con la designación de Bill como copresidente de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití. El Departamento de Estado empezó a dirigir a los interesados en competir por contratos en el país a la Fundación Clinton. Caerle bien a Bill importa a quien quiera beneficiarse de la ayuda estadounidense destinada a Haití.
Mariela Antiga llegó a Haití unos pocos meses antes de que Clinton se convirtiera en secretaria de Estado. La ejecutiva había firmado un contrato de tres años con el BID como especialista en finanzas internas cuyo trabajo era asegurar la integridad del proceso de licitación y la validez de los contratos. Pero en marzo de 2010 el BID le dijo que tenía que empacar y salir de Haití.
Antiga argumentó que esto violaba su contrato, y presentó una queja ante el comité de conciliación interna del banco asegurando que su despido fue en represalia por no haber aprobado proyectos en los que sus jefes estaban interesados. Antiga dijo que el banco hacía énfasis en gastar dinero en lugar de generar resultados y que entendía que parte de su trabajo era fortalecer los controles internos.
La queja siguió su curso al tribunal administrativo del BID, donde el banco negó cualquier represalia. El tribunal que escuchó su caso se dividió en ese punto, por lo que no fue concluyente. El BID dice que la firma de abogados que contrató para examinar las acusaciones de mala gestión determinó que eran falsas, pero el informe de la firma de abogados es confidencial. En cuanto a la razón por la que fue sacada de Haití y sus deberes reducidos, el reporte del tribunal dijo que su jefe citó una mala actitud.
Antiga se había opuesto a un contrato OAS de abril de 2009 para construir una carretera. Sus preocupaciones eran compartidas, de acuerdo al reporte del tribunal, por otros dos empleados. El Proyecto de Responsabilidad Gubernamental, un centro con sede en Washington y quien representa a Antiga ante el tribunal del BID, dijo que la funcionaria citó “costos excesivos asociados con una carretera que nadie necesitaba” y “que el contrato había sido anunciado públicamente dos meses antes de que el proceso de aprobación fuera completado”. La empresa se abstuvo de hacer comentarios.
En otra instancia, de acuerdo con el reporte del tribunal, que fue dado a conocer en enero, un intercambio de correos electrónicos muestra que había un esfuerzo por apresurar la aprobación de un proyecto de construcción en terrenos privados, que Antiga asegura pertenecen a personas asociadas al presidente haitiano René Preval. Las objeciones de la funcionaria parecen haber generado una mayor oposición dentro del banco y el proyecto no se llevó a cabo.
Es posible que Antiga tuviera un interés personal. Pero algunos de sus reclamos están documentados y también es posible que esté diciendo la verdad. En ese caso no queda más que romperse la cabeza y preguntar por qué el banco buscaría acuerdos dudosos y qué tiene eso que ver, si algo, con esfuerzos de entrar en el círculo de los Clinton, quienes poseían el control sobre la billetera de Haití.
Tal vez es más fácil entender las donaciones del BID ya que el Departamento de Estado juega un papel clave en la aprobación de la financiación del banco en EE.UU. El BID me dijo en un e-mail que realizó en 2014 una donación a la Fundación Clinton por US$150.000 para “la reunión sobre el Futuro de las Américas”. Entre 2009 y 2013 donó otros US$925.000 para “financiar gastos y actividades” para la planeación y diseño de “7 foros de política pública… en el que líderes en temas clave relevantes para el trabajo del bando pudieran intercambiar ideas, fortalecer su entendimiento y forjar alianzas nuevas y más fuertes”.
El problema con los Clinton en Haití es que a donde quiera que vaya, están ahí con la apariencia de conflicto de intereses. Es poco probable que Haití gane la larga pelea contra la corrupción cuando el gobierno de EE.UU. le garantiza a un ex presidente un amplio poder, con poca supervisión, para que distribuya cientos de millones de dólares en medio de tanta miseria.
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