El esquisto pierde impulso fuera de EE.UU.
Después de invertir más de cinco años y miles de millones de dólares en intentar recrear el auge del petróleo de esquisto fuera de Estados Unidos, algunas de las mayores empresas del sector empiezan a abandonar la idea ante el desplome de los precios del crudo.
Chevron Corp., Exxon Mobil Corp. y Royal Dutch Shell PLC han suspendido casi todas sus perforaciones de sondeo de fracturación hidráulica en China, Rusia y otros países de Europa. Las razones incluyen las sanciones en Rusia, una prohibición en Francia, una moratoria en Alemania, flojos resultados en Polonia y la caída de los precios por debajo del costo de producir un barril de crudo de esquisto.
Chevron abandonó sus operaciones de fracturación hidráulica en Europa en febrero cuando salió de Rumania. Shell indicó que va a reducir el gasto en este tipo de extracción en 30% a nivel mundial, en países como Argentina, Turquía y Ucrania. Exxon se retiró de Hungría y Polonia, y ha paralizado sus operaciones en Alemania.
El resultado es que, fuera de EE.UU., solo Argentina, Canadá y China cuentan con una producción comercial de petróleo de esquisto, afirma la Administración de Información de Energía de EE.UU. (EIA, por sus siglas en inglés), pese a que este país tiene menos de 10% de las reservas estimadas del mundo. Europa, incluida Rusia, y China tienen el triple de reservas de esquisto que EE.UU.
“El ritmo de desarrollo fuera de Norteamérica es más lento de lo que la gente esperaba”, afirmó Simon Henry, director financiero de Shell, en una reciente entrevista.
Una recuperación de los precios del crudo podría cambiar la ecuación y dar más margen a las petroleras para realizar apuestas más arriesgadas al esquisto. Y el caso es que existen lugares prometedores para los exploradores de esquisto fuera de Norteamérica.
Países como Argentina y Argelia parecen ser “tan buenos como EE.UU.”, señala Faouzi Aloulou, gerente de proyectos de la EIA que analiza las perspectivas del esquisto. Dos compañías francesas y una británica estudian perforar en el Reino Unido, donde existe un debate sobre los efectos medioambientales y para la salud de esta práctica. En Polonia, pequeñas compañías —como las que fueron pioneras del auge del esquisto en EE.UU.— siguen perforando pese a los desalentadores resultados de sus rivales más grandes.
La fracturación hidráulica utiliza agua, arena y químicos para fracturar la roca subterránea y mantener las fisuras abiertas, lo que permite que el crudo y el gas atrapados salgan. A diferencia de los proyectos a largo plazo en los que se especializan las grandes petroleras, los pozos de esquisto suelen tener una vida útil corta, y desarrollar un yacimiento de este tipo exige perforar muchos agujeros en poco tiempo.
Una torre de perforación de la petrolera Chevron busca gas de esquisto en el sureste de Polonia en junio de 2013. Agence France-Presse/Getty Images
Esta tecnología tuvo buenos resultados para los pequeños productores norteamericanos, pero los gigantes como Exxon y Shell, con complicadas estructuras gerenciales y lentos procesos de aprobación de proyectos de perforación, se perdieron en gran medida los beneficios del auge del esquisto en EE.UU.
Al descubrir que otros países contaban con estas formaciones, las grandes compañías buscaron durante la última década en otras regiones para intentar recrear el éxito. En tanto, las autoridades de países de Europa del Este, ansiosas por reducir su dependencia del gas ruso, recibieron a los exploradores con los brazos abiertos.
Chevron empezó a invertir a finales de la década pasada en Lituania, Rumania y Polonia, países que, según geólogos y especialistas, tenían el mayor potencial de esquisto en Europa. Sin embargo, los resultados de las perforaciones en Polonia fueron decepcionantes y para 2014 sus apuestas en Europa del Este no lucían bien. La compañía se marchó de Lituania a mediados del año pasado, en enero de Polonia y recientemente de Rumania.
ConocoPhillips es la única gran petrolera que sigue en Polonia.
Exxon vivió decepciones similares en Hungría y Polonia, países que abandonó en 2009 y 2012, respectivamente. Además, los esfuerzos de Exxon en Alemania se han visto frustrados por una moratoria para la fracturación hidráulica. Por otro lado, las sanciones de Occidente por el conflicto en Ucrania le han impedido, junto a otras grandes petroleras, desarrollar esquisto en Rusia. Ahora, la única exploración de esquisto de Exxon fuera de EE.UU. se realiza en Argentina y Colombia, dijo un vocero.
Un problema que enfrentan las compañías es el elevado costo de perforación fuera de EE.UU. ante la caída de los precios del crudo. Los pozos exploratorios en nuevas áreas exigen experimentación y no cuentan con la economía de escala que sí tienen las regiones más desarrolladas. Los pozos en Polonia y China pueden costar hasta US$25 millones cada uno, frente al promedio de unos US$5 millones en EE.UU., indica Melissa Stark, autora principal de un informe sobre esquisto en 2014 de Accenture LLP.
Shell empezó a conversar sobre la exploración de esquisto con las autoridades chinas en 2006, según fuentes cercanas. En aquel momento, la empresa buscaba recursos de esquisto en todo el mundo y firmó acuerdos en Rusia, Suecia, Turquía y Ucrania. Sin embargo, el conflicto en Ucrania frustró sus planes allí y en Rusia. Shell abandonó Suecia en 2011 tras el fracaso de sus exploraciones. Actualmente, está analizando los resultados de perforaciones llevadas a cabo con un socio en Turquía y espera la respuesta de Sudáfrica acerca de unos proyectos en el país, dijo un portavoz.
En China, Shell encontró gas de esquisto en 2011, pero la difícil geología, la infraestructura y las protestas locales retrasaron sus progresos, según ejecutivos y documentos. A fines del año pasado, decidió retirarse del país.
Según Stark, de Accenture, los países con fuertes petroleras nacionales, como China, Argentina y Arabia Saudita, tienen más probabilidades de liderar el desarrollo del esquisto. Tienen el mandato de extraer los recursos de su país y cuentan con el apoyo de sus gobiernos y mucho dinero.
“Necesitas un jugador con bolsillos profundos y que pueda estar allí durante varios años”, asevera. Las compañías estatales “pueden invertir a largo plazo”.
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