España: Una peculiar interpretación de la libertad de expresión
Publicado originalmente en
La final de la Copa del Rey, una fiesta del fútbol, se ha convertido en un falso debate sobre los límites de la libertad de expresión, que en última instancia tiende a privilegiar la algarada frente al respeto y la tolerancia.
Este fenómeno no es nuevo. Con motivo de idéntico partido y torneo, en las ediciones de 2009 y 2012, se vivió una dialéctica similar: ¿pitar el himno de España forma parte de la libertad de expresión o implica una falta de respeto y educación? Obviamente, aunque nos encontramos de una flagrante ofensa, los hay que se aferran en avalar la pitada como parte integrante de la libertad de expresión.
No se trata, todo hay que decirlo, de un punto de vista compartido únicamente por aquellos sectores nacionalistas vasco y catalán puesto que, y quizás sea lo más delicado, desde ciertas posiciones académicas y periodísticas, se argumenta en idéntica dirección.
Sí que es grave que los presidentes de ambos clubes hayan enviado una carta en la que omiten (de manera deliberada, obviamente) este hecho. Es probable que Josu Urrutia y Josep Maria Bartomeu, en su fuero interno, sean contrarios a la pitada prevista pero nada han hecho por evitarla.
En consecuencia, su equidistancia demuestra igualmente que se vive más tranquilo sin enfurecer a los sectores intransigentes de la afición, pero resulta peligrosa. Un guiño a la tiranía de la minoría, por decirlo sin tapujos. También es probable que un llamamiento a la cordura por su parte no altere un guión ya escrito pero, cuando menos, serviría para desenmascarar a cargos e instituciones.
Mientras tanto, los adalides de la algarada van preparando las herramientas y allanando el camino. Tampoco conviene silenciarlos, porque en el fondo, apostar por no hacer aprecio puede ser una forma de no querer combatirlos. La mejor receta es la valentía, aunque por ello te tilden de fascista, y de producirse la pitada, suspender el partido.
Con motivo de la aludida final de 2012, Esperanza Aguirre abogó por la “solución Sarkozy”. Por desgracia, su punto de vista no se tuvo en cuenta a efectos prácticos. Es más, la entonces Presidenta de la Comunidad de Madrid recibió los ataques verbales y escritos no sólo de quienes vinieron a la capital de España con más ansia de pitar el himno que de animar a su equipo, sino de numerosos pseudo-intelectuales, siempre proclives a descalificar cualquier iniciativa de Aguirre (y a la propia Aguirre).
De hecho, algunos, amparándose en la libertad de prensa, no dudaron en escribir columnas en medios internacionales, en las que describían un escenario español bien alejado de la realidad. Además, ya puestos, aprovecharon la ocasión para arremeter contra “la derecha”, en general, “olvidando” que el himno, la bandera o la monarquía pertenecen a todos los españoles, con independencia de su filiación ideológica. Este modus operandi refleja una característica que se ha perpetuado en el paisaje español: considerar al nacionalismo periférico como un interlocutor progresista y moderno.
Por lo tanto, permitir que se pite al himno y jugar el partido bajo la excusa (cobarde) de evitar males mayores, es caer en el cortoplacismo. No obstante, lo más probable es que suceda esto último, una muestra más de que en el binomio libertad-responsabilidad, el segundo carece de trascendencia en España. Es más, en la mayoría de las ocasiones se rechaza. Menospreciar los símbolos nacionales no debería salir gratis, lo mismo que insultar o zarandear a la autoridad. La intolerancia tiene que ser combatida con valentía, es la receta del éxito. De lo contrario, los verdugos se convierten en víctimas.
En definitiva, nos aprestamos a presenciar durante los próximos 60 días uno de esos debates estériles que tanto nos gustan a los españoles. Una discusión viciada en su origen porque parte de la base de que ejercer el insulto es un derecho natural e inalienable.
El autor es licenciado en Ciencias Políticas (UNED) y en Ciencias de la Información (UCM). Profesor de postgrado en Liceus. Investigador Agregado del Instituto de Estudios Riojanos (IER) y Vicepresidente segundo de ADESyD. Autor de Cameron. Tras la senda de Churchill y Thatcher (Siníndice, Logroño, 2011) y El Populismo en América Latina: ¿pasado o presente? (FIE, Madrid, 2009).
- 23 de enero, 2009
- 23 de diciembre, 2024
- 24 de diciembre, 2024
Artículo de blog relacionados
El autor presentará su último libro "El atroz encanto de ser argentinos 2"...
5 de mayo, 2007Por Armando Ribas Diario Las Americas Las próximas elecciones en Estados Unidos, en...
31 de octubre, 2008Por Kathryn Westcott BBC Mundo A las doce en punto del mediodía de...
1 de marzo, 2007- 18 de enero, 2013